Psicoville

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Víctima de una decisión administrativa, la familia March se ven obligados a establecerse en Invicta Cross, una población acomodada del extrarradio londinense supuestamente mejor donde la apariencia y las formas lo son todo.

 

SINOPSIS

 

Víctima de una absurda decisión administrativa, la familia March se ve obligada a abandonar el modesto barrio londinense en el que eran felices para instalarse en Invicta Cross, una población acomodada del extrarradio londinense supuestamente mejor. Pero los March nunca llegarán a integrarse en ese paraíso de colores pastel, cuyos habitantes reciben con recelo y desdén a todo aquel que haga peligrar su encorsetada vida social. Billy, el hijo adolescente de los March, observa con impotencia el declive familiar. Introvertido, soñador y creativo, el joven sólo encuentra apoyo en los también inadaptados Oliver y April, quienes coinciden con él en que la normalidad es el peor de los enemigos y que, por lo tanto, hay que combatirla. Para ellos, las personas son como nidos de avispas: desde fuera no se ve toda la rabia que hay por dentro, una constatación premonitoria: con los años esa rabia contenida acabará por tomar la forma de una venganza tan salvaje como bien planeada.

 

Psicoville es una parodia satírica que arremete contra la desconfianza que suscita en el ser humano cualquier cosa que se aleje de los cánones preestablecidos. Fowler derriba los hipócritas pilares sobre los que se sustenta nuestra sociedad actual con una perspicacia y mordacidad implacables.

 

SOBRE EL AUTOR

 

Christopher Fowler es un escritor inglés de novelas y guiones de radio nacido en 1953. Además de sus numerosos libros de terror, sátira y policíacos, también es escritor de una serie de Sherlock Holmes para la radio BBC 7 titulada The Lady Downstairs. Los autores que más han influido en sus obras, según él mismo reconoce, son Charles Dickens, Ray Bradbury, Tennessee Williams y William Faulkner, entre otros. Ha sido nominado en cuatro ocasiones a los premios British. Además es el director de la productora cinematográfica del Soho, The Creative Partnership. Nueve de sus novelas han sido llevadas a la pantalla y otras dos están en proceso. Su obra ha tenido un gran éxito mundial y ha sido traducida a múltiples idiomas. Actualmente triunfa con la saga de los detectives Arthur Bryant y John May.

 

ANÁLISIS

 

Psicoville es la historia de una familia humilde, los March, que a causa de una decisión burocrática, se ve obligada a abandonar su casa para ser reinstalados en una zona residencial de clase alta: Invicta Cross. Lo que pudiera parecer una gran suerte para la familia se convierte en la decisión más desacertada que pudieran sufrir. Durante la primera mitad del relato, en ocasiones descorazonador, asistimos al comportamiento frívolo y superficial estereotipado, pero no menos real, de aquellos que viven únicamente de la imagen que proyectan hacia los demás y olvidan cultivar interior. Los únicos amigos que Billy March tendrá serán Oliver Price y April Barrow, que opinan igual que él respecto al mundo (la normalidad es el peor de los enemigos y hay que combatirla) compañeros de juegos, confidencias y rechazados por todos los de su edad por tener una profundidad y unas inquietudes intelectuales que nadie comprende. Poco a poco, la familia March comienza a sentir el rechazo de sus convecinos, las acusaciones injustas y los desprecios más descarados que irán afectando a todos pero, especialmente, a la madre de Billy. La misma propiedad de los March es un elemento más de disputa, pues la comunidad quiere construir un campo de golf y necesitan ese espacio para la entrada. La llegada de los March ha dado al traste con ese proyecto. El trágico final de la primera parte de Psicoville logra que el lector empatice con los personajes y clame venganza. Y, escuchados por la diosa de la justa cólera, la venganza acabará llegando.

 

La segunda mitad es la retribución del más afectado de toda la injusticia de la primera parte a aquellos que hicieron de su vida un infierno. Así, una serie de conflictos, recelos, suspicacias, prejuicios y venganzas guían al lector por el más trágico de los caminos mientras éste piensa, sin lugar a dudas, que se lo merecen. La crueldad y el ensañamiento del plan, minuciosamente trazado por el protagonista, no conocen límites. Y más si tenemos en cuenta que ha tenido entrenamiento militar y está dispuesto a matar a quien sea preciso para vengar el buen nombre de los March. Una segunda parte que comienza así: Esto es lo que todos estabais esperando, desesperados lectores. Habéis sido testigos del espeluznante catálogo de calamidades y ahora queréis asistir a algún tipo de acción. Queréis ver al joven y heroico Billy estrangulando a sus torturadores. Queréis llegar a esa parte donde se dicen las verdades y los culpables son por fin castigados. Todo eso llegará, lo prometo. La marea de la buena suerte está empezando a subir. Sin embargo, y tal y como sucede en la vida real, no todo es lo que parece y al final del libro aguardan una sorpresa o dos que, a buen seguro, asombrarán a los lectores. Hay que decir, además, que en este caso no se trata de ningún conejo sacado de la chistera ni un deus-ex-machina a los que ya estamos un tanto acostumbrados. Las últimas palabras de la novela nos presentan una clara e irónica moraleja: nadie aprende de los errores, ni de los propios ni, mucho menos, de los ajenos.

 

El título de la novela, todo sea dicho, conduce bastante a engaño si se toma literalmente, aunque destila una fina ironía con respecto a los protagonistas de la historia en su conjunto por muy diferentes razones que, por supuesto, me niego a destripar. Por otro lado se dice que las comparaciones son odiosas; bueno… que se diga. Nada mejor que una buena comparación claramente contrastable para comprender la naturaleza de cualquier cosa. En este caso, Psicoville. El libro se compone de dos partes claramente divididas por medio de un salto temporal. La primera de ellas parece escrita por un moderno Charles Dickens en la que nos muestra la historia de un niño con una trágica juventud en la que, a pesar de contar con sus padres, son ellos los más afectados por todo lo que sucede. La segunda, la venganza de aquel que ha sido injuriado y cruelmente tratado por sus vecinos en sus años jóvenes, parece escrita por Bret Easton Ellis (nos muestra un American Psicho con motivaciones muy diferentes). Si fuera una película, precisaríamos la ayuda del mismo David Fincher que tan soberbiamente supo conducir El Club de la Lucha (Fight Club, 1999).

 

Debajo del estilo del autor, podemos percibir con toda claridad un satírico humor negro que lo salpica todo. El estilo, dentro de su sencillez y minimalismo, es claramente cinematográfico. Más aún, me extraña que no hayan rodado una película basándose en Psicoville porque el guión está prácticamente hecho ya. Al igual que las obras de Richard Matheson, tiene una clara pretensión de pasar a la gran pantalla. Al contrario que con el experimentado autor, la escasa difusión y trascendencia del libro hace que sea algo inviable. Los personajes son marionetas de aquello que se espera de ellos y la sumisión a la apariencia supera por mucho lo absurdo. Y ésa es una de las características del relato: ridiculiza y censura aquello que muchos desean conseguir: las tres “p” (posición, popularidad y poder)

 

Maldad. Caos. Locura. Absolutamente recomendable.

 

 

Calificación: 80

Título: Psicoville

Autor: Christopher Fowler

Editorial: Ediciones B

Edición: Cartoné, 408 páginas

Lo mejor: Un ritmo rápido que agiliza la lectura y una fina ironía permanente.

Lo peor: La difícil de encontrar que es actualmente.

Resumen: Víctima de una decisión administrativa, la familia March se ven obligados a establecerse en Invicta Cross, una población acomodada del extrarradio londinense supuestamente mejor donde la apariencia y las formas lo son todo.

 

 

Imagen de Patapalo
Patapalo
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Tiene una pinta formidable. Muy interesante la reseña, y muy ilustrativa la comparación (sí, sin duda son un buen recurso). Me lo apunto para más adelante.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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