El imperio de Trigan

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cómic de Mike Butterworth y Don Lawrence publicado por Planeta DeAgostini

 

No es difícil entender tras leer este cómic por qué se habla de la obra maestra de Don Lawrence y se corre un tupido velo sobre el guionista, Mike Butterworth. Hay una curiosa descompensación entre ambos elementos, y creo que tiene más que ver con el paso del tiempo que con el propio trabajo realizado por cada uno en su momento.

El apartado gráfico de El imperio de Trigan es fascinante aun a día de hoy. No se trata sólo de los magistrales trazos con los que se caracterizan a los personajes, que en ocasiones resultan algo hieráticos y excesivos, pero que siempre impresionan por su expresividad y su elegancia, sino también de la capacidad de sugerir que tienen las estampas presentadas. El tratamiento del color, que dentro de un aspecto más bien canónico pero igualmente llamativo (sólo hace falta echar un vistazo a las explosiones para corroborarlo) apuntala los trazos, termina de dotar de una fuerza insoslayable al cómic.

El escenario, otro de los puntos fuertes, es una especie de mundo futurista anacrónico, que mezcla con alegría la estética romana con unas aeronaves y otros ingenios de ciencia ficción que han quedado deliciosamente obsoletos (el cómic data de los años 60, y es algo que se ve tanto en los tupés de los protagonistas como en elementos tales como las cámaras de video, los ordenadores y otras máquinas infernales), y que no duda incorporar fauna digna de una obra de fantasía para dotar de mayor colorido al conjunto.

Bajo unos lápices hábiles, como los de Don Lawrence, es normal que este cóctel explosivo siga haciendo volar la imaginación. De hecho, casi gana con ese toque naif, ya que añade una capa de exotismo a su ya estrafalario decorado, y es algo que hace que aceptemos como buenas incluso algunas caracterizaciones mefistofélicas o algunas imágenes que parecen extraidas de El acorazado Potemkin.

Con el guión, por el contrario, es posible que a algunos lectores les cueste sintonizar. No es en absoluto malo, pero sin duda resulta algo ingenuo con la perspectiva del tiempo. El imperio de Trigan es una obra de aventuras, donde el peso reposa en, precisamente, la acción y la fascinación con el escenario, en la improbable combinación de espadas y naves voladoras. No obstante, es imposible no percatarse del poso moralizante que tienen algunos de los argumentos que se desarrollan en este marco.

Ojo, que tampoco es que se distancien mucho de las idealizaciones de los reyes de las historias medievales fantásticas, por poner un ejemplo, aunque pueda resultar algo chocante la glorificación imperial si no se deja la lectura en su objetivo lúdico. Es uno de los riesgos de la épica, sobre todo de la que ya va teniendo unos años y se quedó en lo más obvio.

En cualquier caso, la simpleza de algunos planteamientos e incluso este poso "didáctico" no desmerecen una obra que de por sí es entretenida y ágil, y que, efectivamente, brilla con particular fuerza en su apartado gráfico, el cual no sólo aporta calidad técnica, sino un estilo propio que consigue lo que todos los cómics de aventuras desean: que el lector sueñe.

 

Sinopsis (Cortesía de Planeta DeAgostini)

Redescubre la épica historia del Emperador Trigo.

El Imperio de Trigan es la obra cumbre de Don Lawrence, dibujante absolutamente excepcional, admirado en todo el mundo. inspirada en el imperio romano, pero ambientada en una cultura alienígena futurista, El Imperio de Trigan es una de las cimas editoriales de la legendaria IPC.

 

 OcioZero · Condiciones de uso