Hacia la fundación
Reseña de la obra de Isaac Asimov reeditada por La Factoría de Ideas
En ocasiones (no muchas), el éxito de una saga literaria es tal que obliga a su autor a traspasar los límites que había impuesto inicialmente para su historia. Tal es el caso de la legendaria Saga de la Fundación, con la que el escritor más aplaudido de la ciencia ficción, Isaac Asimov, sentó nuevas bases en el género.
Una breve mirada al universo de la Saga Fundación
Pero antes de hablar del libro objeto de la reseña, no estaría mal comentar un poco la historia de esta serie mítica del SCI-FI de todos los tiempos. La Saga de la Fundación consta, según el propio autor, de al menos dieciséis libros, si bien no todos son esenciales para entender la parte central de la historia. Algunos incluso forman parte de la saga en base a simples referencias, y no son más que colecciones de relatos cortos que complementan la historia principal.
La saga comenzaría con el Ciclo de la Tierra (Yo, robot, Las bóvedas de acero, El sol desnudo, Los robots del amanecer y Robots e Imperio, estas dos últimas escritas décadas después), centrada especialmente en los días de la primera expansión de los colonos humanos por la Galaxia. El elemento común de las novelas y relatos son los robots, así como presentar las Tres Leyes Fundamentales de la Robótica ("Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño", "Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto cuando estas entren en conflicto con la Primera Ley", "Un robot debe proteger su propia integridad, siempre y cuando esto no impida el cumplimiento de la Primera Ley y la Segunda Ley"). Asimov urde así lo que sería el entramado de sus futuros trabajos a través de historias donde, de forma entretenida, se nos muestra la conducta de los robots derivada de las leyes robóticas.
La saga continuaría con la Trilogía del Imperio (En la arena estelar, Las corrientes del espacio, Un guijarro en el cielo), donde, como el nombre indica, se presenta la creación del Imperio Galáctico. Han pasado más de diez mil años desde los inicios de la colonización y ya nadie recuerda que esta surgió de la Tierra. Se presenta por primera vez el planeta Trantor, fundamental en la siguiente parte de la saga.
Que, obviamente, es la más importante. Sería conocida como Ciclo de Trantor o de la Fundación, y englobaría el grueso de las novelas más famosas. Esta parte sería inicialmente una trilogía formada por las novelas Fundación, Fundación e Imperio, Segunda Fundación, publicadas en los años cincuenta.
Pero Asimov quiso expandir este universo de ficción décadas después de la creación de esta trilogía básica. Así llegaron Los límites de la Fundación y Fundación y Tierra, continuaciones de las anteriores. Pero faltaba algo. Durante las mencionadas novelas se hablaba de la psicohistoria y su creador, Hari Seldon, pero no de cómo ideó la nueva ciencia. Asimov deseó tratar este tema, así como mostrarnos más de la vida de Seldon, y para ello creó dos precuelas (en efecto, George Lucas no fue el primero): Preludio hacia la Fundación y la que hoy reseñaré, Hacia la Fundación, obra póstuma del autor.
El argumento
Lo primero que llama la atención en Hacia la Fundación es que, como la obra origen de esta mitología, es una novela narrada a través de relatos más o menos independientes entre sí, que cuentan momentos puntuales de la vida de Hari Seldon. Es, ni más ni menos, que la biografía de Hari Seldon, continuándola desde donde lo dejó Preludio a la Fundación (también disponible en La Factoría de Ideas).
La psicohistoria, esa ciencia matemática revolucionaria para predecir conductas y cambios de grandes grupos de población (en este caso el Imperio), ha nacido ya en la cabeza de Seldon, pero por el momento no es más que una teoría sin aplicación práctica. Sin embargo, Seldon intuye que el tiempo de la humanidad se acaba. Aunque la mayoría de la población humana (repartida en más de veinticinco millones de planetas) es ajena a este hecho, el Imperio ha entrado en decadencia. Poco a poco se degrada, encaminándose a un colapso tan grande que podría acabar con toda la especie humana. La única esperanza es el poder de predicción de la psicohistoria, que podría atenuar dichos estragos lo suficiente para salvar a la humanidad.
Pero la investigación de Seldon se ve ralentizada por motivos externos. Apenas cuenta con medios para continuar su trabajo, ya que la validez de la psicohistoria depende de que se aplique en secreto, por lo que la mantiene en secreto excepto a unos pocos. Uno de ellos es el misterioso Eto Demerzel, el Primer Ministro del Emperador Cleón I. La lenta degradación del Imperio hace que en Trantor, la capital central, diversos movimientos revolucionarios comiencen a cuestionar el gobierno. Seldon pasará a ser Primer Ministro y tendrá que ser testigo de los cada vez más preocupantes sucesos. La salvación del futuro humano llegará en sus últimos días, con un proyecto que encaminará la historia hacia lo narrado en la saga principal. Este proyecto, el gran secreto de la psicohistoria, es la Fundación.
Los personajes
Donde otro contemporáneo de Asimov, Arthur C. Clarke, enfatizaba en la historia por encima de los personajes, el autor de Hacia la Fundación prefiere compartir la importancia de sus novelas y relatos con los habitantes de sus mundos ficticios. El peso de esta novela recae, como en la anterior, sobre Hari Seldon, el matemático creador de la psicohistoria. El resto de personajes son secundarios, muy secundarios, aunque no por ello sin importancia. Eto Demerzel, Cleón I, Raych Seldon (hijo adoptivo de Hari), Dors Venabili (esposa de Hari, y que como Demerzel guarda un gran secreto), Yugo Amaryl (ayudante de Seldon) y Wanda Seldon (su nieta), ayudan a que la biografía de Hari contenga todos los elementos para tener credibilidad. Las reflexiones de Seldon no son excesivamente profundas, pero precisamente por ello acercan el personaje al lector.
Varios aspectos de la novela
Como escritor, sería engreído por mi parte tratar de juzgar la obra de Asimov, uno de los autores que llevó la literatura de ciencia ficción a ser tratada con el respeto que se merece. Sin embargo, como lector encuentro que el formato elegido (relatos largos interconectados) para llevar a cabo Hacia la Fundación no es sólo adecuado, sino perfecto. Unido a la prosa fluida y al ritmo equilibrado de la narración, Asimov logra que una historia tan vasta no absorba al lector y lo abrume. Es delicioso poder disfrutar de una obra tan completa, capaz de aunar momentos de acción con sucesos con connotaciones sociales profundas en su propio mundo. Sin duda, Asimov es consecuente con el mundo que ha creado. Estas virtudes están respaldadas por un personaje central, a través del cual se puede seguir la historia sin dificultad. Hay variedad de situaciones y a la vez todo está bien hilvanado, con la maestría acostumbrada de Asimov para describir avances tecnológicos y situaciones sociales que, a pesar de la distancia y el tiempo, en parte pueden transportarse a nuestra realidad. Incluso se diría que puede haber una relación con sucesos de nuestro pasado, como la caída del Imperio Romano o la decadencia en la Edad Media. Asimov ha utilizado un marco conocido para contarnos una historia totalmente ficticia, fuera de alardes innecesarios y que resten realismo.
Como colofón, destacaré la buena presentación con que la editorial, La Factoría de Ideas, ha publicado esta reedición. Además de la historia, incluye una pequeña biografía de Asimov, así como su bibliografía.
En resumen, Hacia la Fundación es sin duda recomendable para cualquier aficionado a la ciencia ficción de calidad, pero sin duda imprescindible para los seguidores de Asimov y su Saga de la Fundación.
Javier Pellicer
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