Príncipe Valiente - Lejos de Camelot

Imagen de Anne Bonny

Reseña del volumen de de Mark Schultz y Gary Gianni publicado por Panini

El príncipe Valiente, creación de Hal Foster's de la que ya hablamos en el artículo homónimo, es uno de los grandes hitos del arte secuencial. En un primer momento una "simple" tira dominical de aventuras, con el paso de los años se ha convertido en toda una obra de referencia y uno de los cómics más apreciados de todos los tiempos. El motivo es sencillo: la formidable habilidad gráfica de Foster se alió con un proyecto tan ambicioso como impresionante, el de narrar una auténtica saga familiar en la que seguimos la pista del aguerrido Val desde que es un jovenzuelo aspirante a escudero hasta su madurez como padre de familia.

Lo que muchos desconocen de esta obra es que sigue viva. Y si bien la etapa realizada por el propio Foster es inigualable, no hay que desdeñar sus últimos pasos. El príncipe Valiente no solo se ha revelado una serie longeva, sino una que se mantiene a un nivel envidiable. Es lo que pone de manifiesto el volumen que nos ocupa, El príncipe Valiente: Lejos de Camelot.

En él nos encontramos con su actual grupo creativo: Mark Schultz al guión y Gary Gianni a los lápices. Para los que hemos crecido con la primera parte de esta saga, al principio resulta chocante enfrentarse al estilo del ilustrador. Hay que reconocer, sin embargo, que se ha mostrado fiel a los planteamientos de Foster y que consigue captar, incluso, el aspecto de los personajes tal y como los creó este.

El trazo resulta en algunos momentos más duro, y quizás sea algo menos detallista. No obstante, sería faltar a la verdad si pretendiéramos ver una brecha auténtica con el pasado de la serie. Sí, hay matices, un antes y un después, pero el resultado es homogéneo y respetuoso y, lo que es más importante, de calidad. Un acierto, sin duda.

En cuanto a la historia, nos encontramos con una peculiar vuelta a los orígenes. En el volumen que nos ocupa, de hecho, a los orígenes ancestrales, hasta el punto de conectar con el primer arco argumental de las aventuras del Príncipe Valiente. Nada menos que hay guiños a Horrit, la bruja que tantos años atrás vertiera sobre este una terrible profecía.

Además, Schultz no ha desdeñado tampoco desempolvar un recurso del Foster de los primeros tiempos: el de utilizar recursos hasta cierto punto fantásticos y criaturas antediluvianas dentro del escenario eminentemente realista. Se trata de una opción arriesgada que no gustará a todos los lectores, supongo, pero que creo que se ha usado con acierto y, sobre todo, respetando la estructura narrativa de la que se valía el propio Foster.

Así, con estos elementos, creo que podemos decir que estamos de enhorabuena. Las aventuras del Príncipe Valiente continúan y están en manos de gente responsable y amante del trabajo de su creador original. Ahora, además, están disponibles en España en una lujosa edición de Panini Comics a la que puedo poner una única pega (y no muy grave): en la traducción se podría haber optado por un estilo más acorde al escenario. Grogui me resulta terriblemente chocante. Nada que empañe la lectura, en cualquier caso.

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