La vida como ensayo y error

Imagen de Kaplan

Reseña de Daytripper, la obra de Fábio Moon y Gabriel Bá publicada por Planeta DeAgostini

NOTA PREVIA: Dado lo particular del comic, se aconseja -y mucho- haberlo leído antes de seguir con esta reseña.

Uno de los videojuegos más sugerentes del último año es Super Meat Boy, un sentido homenaje a los endiablados juegos de plataformas de 8 bits (no es casual que las iniciales del título coincidan con las del mítico Super Mario Bros de la NES). El protagonista, un pedazo de carne con ojos -literalmente-, se deja su propia sangre -también literalmente- en una infinidad de pequeños niveles de endiablada dificultad. No es el lugar ni el momento de comentar más detalles de este fenomenal juego, salvo lo que ocurre al conseguir atravesar cualquiera de esos niveles: aparece entonces un vídeo que condensa todas (hablamos con seguridad de muchas) las veces que se ha jugado ese nivel. Un pequeño ejército de Meat Boys sale en tromba, pero pronto comienza a sufrir bajas de las formas más variopintas, dejando su sanguinolento rastro de por medio. Sólo una de esas encarnaciones llegará a la meta. Una metáfora del ensayo y error constante que es la vida, hasta la inevitable caída final.

Daytripper, el precioso cómic de los gemelos Fábio Moon y Gabriel Bá, tiene una base similar al del vídeo-resumen de Super Meat Boy. A lo largo de sus diez números, nos encontramos a Brás, su protagonista, en diferentes momentos determinantes de su vida en los que acaba muriendo siempre. Por obra y gracia de la ficción, al protagonista se le concede otra oportunidad. Diferentes Brás, un mismo Brás. Si al finalizar el primer número la sorpresa por el fallecimiento del protagonista es mayúscula, con el transcurrir de la colección se acaba aceptando la muerte como algo intrínseco de la vida; y cada nueva muerte de un nuevo Brás, como metáfora del fin de una etapa, con la que podemos conocer mejor, paradójicamente, la propia vida de Brás. Entender la muerte como algo no extraordinario y la vida como flujo de amor y protección hacia el prójimo (la descendencia, en especial) son los temas principales de esta obra. Al acabarla, como al ver el vídeo de los pobres Meat Boys, entendemos mejor cómo hemos llegado a donde hemos llegado.

Moon y Bá se encuentran aquí en un momento excepcional. Si bien hay números en los que las historias pueden llegar a resultar un tanto inverosímiles en su resolución, otro buen puñado ofrece momentos tan bien cuajados que no hay nada que objetar y sí mucho que alabar (en especial, aquél centrado en la mujer e hijo de Brás o el último número, un perfecto colofón, emotivo y alejado del lagrimeo fácil). En cuanto al dibujo (realizado en su mayor parte por Fábio), nos encontramos con un trazo que remite sin duda a Craig Thompson, rematado por el inspirado color de Dave Stewart, luminoso o lúgubre según toque, nunca monótono.

Daytripper es un cómic especial, contracorriente, pero sin vocación contestataria. Su guerra es otra: la de invitar a pararnos, mirar a nuestro alrededor y valorar y cuidar lo que tenemos. Una lectura diferente, con una espléndida factura, a la que habremos de volver una y otra vez en el futuro.

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