La sangre es vida

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Reseña de la antología sobre vampiros de Nocte publicada por Mandrágora

 

Esta es una antología peculiar, pues pretendía (y hasta cierto punto lo consigue) dar una visión nueva del vampiro. Al final, es sobre todo un caleidoscopio en el que encontramos distintos modos de abordar este mito que deja muy claro que este puede dar mucho de sí todavía. Cuando la estaba leyendo no pude evitar acordarme de otro experimento similar que venía del otro lado del charco: era una antología de autores estadounidenses, también en torno a la figura del vampiro, y también con una intención renovadora. A mi parecer (aunque ya ahondaré en la cuestión si encuentro el susodicho libro), la propuesta española aporta más variedad y originalidad, motivo por el que ya merece la pena echar una ojeada a este libro. Hay, por el contrario, un punto oscuro que he de señalar ya de entrada, y es que no ha habido una revisión tipográfica por parte de la editorial, lo que hace que cada historia venga (es algo que salta a la vista) tal cual la presentó el autor. Y, lamentablemente, hay un par de relatos bien surtidos de erratas.

A continuación, voy a hablar un poco de cada relato. Creo que será el modo más eficaz de ver la variedad y calidad del volumen.

El hombre de la pala (Alfredo Álamo): Si en la antología Paura 2 este relato apuntalaba la selección como cierre, en La sangre es vida sirve de magnífica apertura. Es una historia que bebe sin reparo de los clásicos, y de ahí viene su elenco de enterradores, cementerios y ladrones de cadáveres, pero el enfoque y el ritmo es muy contemporáneo, lo que le da mucha garra y un aire de renovación muy adecuado.

La plaga (Juan Díaz Olmedo): Es uno de los relatos más originales que he leído. El escenario de la iglesia abandonada ocupada por una colonia de gatos es muy sugerente y está muy conseguido. En este sentido, me ha encantado, me ha seducido por completo. El tratamiento del vampiro resulta original y fresco. La lástima es la acumulación de erratas, que desluce lo que es un relato magnífico. Espero que lo revisen para una reedición.

La sed del dios de la lluvia (Sergio Mars): Conociendo al autor, no me ha extrañado la vuelta de tuerca histórica y mitológica para hablar del vampiro. El relato, en ese sentido, funciona francamente bien, y su mayor acierto es, sin duda, la recreación de las vivencias de unos conquistadores perdidos en las junglas americanas. El punto que menos me ha convencido es el ritmo: me ha dado la impresión de que el cierre y la transición a la segunda parte eran algo abruptos, menos eficaces que en otras obras que he leído de Mars.

El sabor de la buena tierra (J.M. Tamparillas): Otro relato fascinante, y además aterrador, que se ve afeado por algunas erratas. Por suerte, no empaña el efecto conseguido: la historia es estremecedora y el buen ritmo conseguido se conjuga con la fuerza visual de las escenas claves para presentar una historia que se queda en la memoria. Retoma, además, el lado más estremecedor del vampiro: el familiar.

Caries (Miguel Puente): Esta historia, que también ha sido recogida en la antología Aquelarre, conjuga el humor negro y el terror con gran acierto partiendo de una simple premisa: que los vampiros están entre nosotros y, claro, necesitan dentistas. Esta conjunción de realismo juega como contrapunto al romanticismo que tanto ha marcado a este monstruo, pero, lejos de vulgarizarlo, sirve como excusa para abordar otros aspectos fascinantes de su figura.

Víctimas inocentes (David Jasso): El relato, publicado originalmente en la Revista Sable, se llevó el premio Ignotus a mejor relato nacional en el 2010. Un premio muy merecido por el drama que teje en torno a unos personajes atrapados en un escenario con reminiscencias de Soy leyenda.

Al caer la noche (Santiago Eximeno): Desde que leí este relato en Bebés jugando con cuchillos, no ha dejado de rondarme. La atmósfera malsana que crea, la tensión contenida en sus páginas, las emociones que vemos en el ambiente, las dosis de misterio... resulta fascinante. La mezcla que consigue Eximeno es rica en matices y consigue llevar al lector a un universo paralelo, tan inquietante como sugerente.

Siempre en mi recuerdo (Marc R. Soto): Aunque es quizás de los relatos que menos me han impactado de la antología, es por el contrario de los mejor ejecutados y, además, una pieza muy importante dentro del mosaico general. Sencillo en su planteamiento y su desarrollo, consigue crear una gran tensión con su retrato social actual veteado por la sombra, cómo no, del vampiro.

Cordero de Dios (Fermín Moreno): Esta narración bebe de fuentes bíblicas, y a partir de ellas crea una mezcla perturbadora y eficaz. Su estructura fragmentada hace que prime la atmósfera sobre el desarrollo, aunque tampoco es algo que sorprenda, pues reposa sobre todo en el escenario. Una visión muy peculiar del vampirismo.

Reina de Sangre (David Mateo): Volvemos de nuevo a la ambientación histórica, en este caso en una narración que se toma su tiempo para explorar el lado sensual del mito vampírico. Es quizás excesivamente clásico para lo que contaba encontrar en la antología, pero dentro de su pausado desarrollo hay unas cuantas escenas que hacen que merezca sumergirse en su historia.

La belle dame sans merci (Elia Barceló): Tal vez sea el que emprende una vía más divergente de cuantos relatos componen la antología. Intimista, en primera persona y centrado en impresiones y reflexiones, se cierne sobre el lector como si tuvieras un vampiro susurrándote al oído. Un enfoque original y efectivo.

Viviendo con el tío Roy (Nuria C. Botey): Y, como cierre, otro de los grandes de la antología, uno que además aúna sus virtudes con la originalidad. El retrato social de un mundo futuro en el que los vampiros son una realidad aceptada, y no lo peor que nos podemos encontrar, nos conduce por la senda del humor negro a las fauces del lobo.

 

En conjunto, una antología muy interesante para los amantes del terror y, en particular, para los interesados en los vampiros que quieran ver otras fórmulas.

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Hola, Juan Ángel:

Muchas gracias por la reseña en general y por la parte que me toca en particular. Acabo de colgar el enlace a la misma en mi blog.

Saludos.

Fermín

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No hay nada que agradecer: es un libro francamente bueno.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Ah, y muchas gracias por mencionar a SABLE :-).

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Nocte - Asociación Española de Escritores de Terror

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