Superman: El anillo negro

Imagen de Kaplan

Reseña del volumen obra de Paul Cornell y Pete Woods publicado por Planeta DeAgostini

 

Uno de los sucesos más inexplicables de los últimos años en el tradicional duelo mantenido por Marvel y DC fue cómo aquella no puso apenas obstáculos a que Paul Cornell fichara en exclusiva como guionista de la compañía de Warner. El escritor británico era uno de los valores más pujantes de Marvel y había conseguido trasladar las tramas de magia y ciencia loca que creó para la mítica Doctor Who a la rama anglosajona de dicho universo ficcional (primero en la miniserie del sello MAX Wisdom y luego en su continuación espiritual Capitán Britania y el MI:13). En estos títulos y otros de menos importancia, Cornell supo desplegar unas ideas frescas con el estilo desprejuiciado tan característico de los guionistas británicos, convirtiendo estas colecciones -a priori- menores en las novedades más reseñables del momento. Por eso mismo chocaba que desde Marvel no premiaran su labor con algún título más importante de su catálogo. Y, en definitiva, por eso mismo, no sorprendió en absoluto que aceptara la oferta de DC que, con mucha mayor inteligencia, le ofreció ocuparse ni más ni menos que de Action Comics.

Tras los traumáticos hechos narrados en el ciclo de Nuevo Krypton, Superman emprende un peregrinaje por la zona rural de Estados Unidos, lo que sirve a Cornell para empezar su estancia en la serie dando un giro radical a su propia esencia: el título pasará a estar protagonizado por Lex Luthor, némesis de Superman, que, tras ser poseedor de un anillo naranja durante La Noche Más Oscura, anda siguiendo el rastro de los anillos negros y su enorme poder.

Cornell es un guionista muy hábil y presenta a Luthor sin acentos dramáticos de opereta, como un sociópata inteligentísimo que se cree la única esperanza de la humanidad. No hay risas maléficas, sino un hombre dedicado en cuerpo y alma a su labor filantrópica, pero que es incapaz de distinguir el bien del mal. Así, sintiéndose como un superhéroe (aun torcido), intenta ser una especie de reverso luminoso de Superman, por lo que cuenta incluso con una clon de Lois Lane (¡hecha a partir de Brainiac!) como Pepito Grillo particular. Luthor emprenderá así una búsqueda por todo el mundo de las fuentes de poder de los anillos negros, lo que le llevará a encontrarse con personajes de lo más pintoresco del Universo DC, como Mr Mente, la simpática oruga cósmica con poderes psíquicos, el gorila Grodd y cierta enigmática mujer cuya aparición en esta colección dará mucho que hablar.

Del dibujo se encarga Pete Woods, con ese estilo agradable y simpático que ya tenía cuando se encargaba de Masacre, al que ahora incorpora además una influencia de Adam Hughes en las figuras y de Tony Harris en la expresividad , casando plenamente con el aire fresco y divertido de los guiones de Cornell.

En resumen, esta nueva etapa en Action Comics es una muestra de lo que debería ser el cómic de superhéroes: desprejuiciado, original, trepidante y divertido. Cornell no tiene miedo de la importancia del encargo y lo realiza de forma valiente pero humilde, respetando y aprovechándose de las apariciones anteriores del personaje (incluso integra parte de la acción de estos números entre medias de sagas ya acontecidas como Salvation Run). Puro Paul Cornell, un guionista de los que nunca hay que dejar de seguir (Demon Knights y Stormwatch, sus series nuevas en el relanzamiento del universo DC, han sido las más celebradas junto al, casualmente, Action Comics de Morrison, que no os pille desprevenidos).

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