Joe el Bárbaro

Imagen de Kaplan

Reseña de la obra de Grant Morrison y Sean Murphy recopilada por Planeta DeAgostini

 

Era paradójico que Grant Morrison, el guionista con la imaginación más desbordante de toda su generación, no se hubiera atrevido aún a realizar una obra puramente fantástica. Quizás se debiera a que prefería focalizar sus esfuerzos en exorcizar sus demonios particulares y sus obsesiones artísticas (Patrulla Condenada, Los Invisibles, El Misterio Religioso) o a rendir homenaje a sus lecturas de juventud electrocutando sus leyes más sagradas (New X-Men, Batman, All-Star Superman) o a desafiar las convenciones del medio (Animal Man, El Asco, We3). El caso es que ha sido justo ahora, cuando está sometiendo a Batman a su más radical y apasionante proceso de transformación de los últimos veinte años, que ha decidido abordar este género, y lo ha hecho partiendo de una propuesta asombrosa por su aparente sencillez.

El protagonista es un adolescente diabético que sufre una crisis de hipoglucemia mientras se encuentra solo en casa. Su debilidad hará que la travesía hasta la planta baja en busca de alimento se convierta en una delirante epopeya en la que, ayudado por ejércitos inspirados en sus propios juguetes, tendrá que hacer frente al Rey Muerte. La acción es continua, épica y fácil de seguir, lejos de las derivas estilísticas habituales en Morrison, con un inequívoco aroma a aventuras clásicas del mismo palo como Las crónicas de Narnia, Alicia en el País de las Maravillas o Peter Pan.

No obstante, no nos llevemos a engaño: este no es un cómic facilón hecho con el piloto automático. La habilidad de Morrison se refleja en este caso en la capacidad que tiene para extender un argumento tan sencillo como este sin que ello parezca forzado en ningún momento, sino algo consecuente y fluido (los pequeños detalles que experimenta Joe mientras baja de su habitación en el mundo real tienen su reflejo distorsionado en la fantasía). Asimismo, no hay nada rutinario en Joe el Bárbaro, sino que estamos ante una obra hecha con un mimo especial por parte de sus autores; y aquí es cuando hemos de hablar de Sean Murphy. Su trabajo en esta serie es espectacular, más aún si tenemos en cuenta que no es precisamente un veterano. Cada viñeta está plagada de detalles, cada soldado es diferente del resto (es fácil rastrear a personajes del Universo DC) y cumple con creces las exigencias imaginativas del guión de Morrison.

Joe el Bárbaro es quizás el cómic más accesible de Grant Morrison en los últimos años, pero también uno de los más recomendables. Los seguidores del escritor de Glasgow sabrán disfrutar esta lectura sencilla, pero llena de matices, mientras que aquellos que aún no se han acercado a su obra tienen una oportunidad perfecta para hacerlo sin que se queden con la impresión de no haber entendido nada. No es Seaguy ni Vinanarama, ni pretende serlo. Es el primer acercamiento de Grant Morrison al género fantástico: divertido, sincero y tierno. Viendo el resultado, esperemos que no sea el último.

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