Una historia de violencia

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la obra de John Wagner y Vince Locke publicada por Panini en su línea Noir

 

Por lo general, vemos el cuadro de la novela negra como algo ajeno a la gente común, como un ámbito sórdido, terrible, que está en otro barrio, más allá de las calles por las que evitamos transitar. Esas historias de vida al límite, de violencia terrible, no son las de los ciudadanos de a pie. Al menos, no suelen serlo.

Esta es la barrera que franquea John Wagner con su Una historia de violencia, una novela gráfica que resultó tan impactante que tuvo su propia adaptación cinematográfica de la mano de David Cronenberg. En sus páginas, el mundo del crimen organizado irrumpe en un pacífico pueblo americano y salpica con sus historias y sus códigos a unos ciudadanos modélicos.

Este crudo contraste queda muy bien plasmado por los trazos duros y abigarrados de Vince Locke, quien es capaz de capturar la quietud que precede a la tempestad en la América Profunda para luego desatarse en apabullantes escenas de acción llenas de dinamismo. Es sorprendente cómo, sin necesidad de recurrir a un grafismo desagradable, el ilustrador consigue conmocionar al lector y hacerle partícipe de lo terrible que se está desarrollando ante sus ojos.

Al mismo tiempo, al igual que ocurre con los dibujos de Locke, el contraste de la historia de Wagner termina por revelar que la línea divisoria entre lo blanco y lo negro no es tan clara. Aun sin estar exenta de un cierto maniqueísmo, que además realza precisamente esa ambigüedad con la que nos hemos acostumbrado a convivir (pues ¿qué es eso de buenos y malos cuando estamos hablando de crímenes espeluznantes), Una historia de violencia no es una narración en la que el mal se infiltra en una sociedad ordenada y modélica, sino una narración en la que el mal despierta en el seno de una sociedad que no se ha conciliado con la violencia latente que ella misma puede provocar o esconder.

Ahí, creo, está la impactante magia de esta novela gráfica: en el modo en el que se tratan los tópicos de la novela negra desde una óptica más realista y menos romántica o ajena.

La edición de Panini Noir, con tapa dura y un formato muy cómodo para leer las 300 páginas que componen el libro, una magnífica elección para disfrutar de su lectura.

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