El encuentro

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela de Ángel Sucasas Fernández publicada por NGC Ficción!

 

Ángel Sucasas es, como pone de manifiesto su obra una y otra vez, un admirador de ese imaginario colectivo con el que el cine americano fantástico, entre los ochenta y los noventa, llenó nuestras cabezas a base de grandes aventuras, escenarios improbables y pasiones desbordantes. Spielberg, podríamos simplificar en un nombre aun a riesgo de cargarnos muchos matices.

Dentro de este imaginario hay un elemento que es particularmente popular en los Estados Unidos pero que tiene relativamente poco eco en Europa: el extraterrestre. Abducciones, avistamientos, alienígenas, etc. A la vista del título de la novela y de su sugerente portada, no hace falta que ahonde más en el asunto, ¿no es cierto? En efecto, es el telón de fondo principal de esta historia.

Y digo telón de fondo porque su eje es otro bien distinto. La espina que vertebra El encuentro son los propios seres humanos. Pero no desde un punto de vista global, sino íntimo. Intimista, de hecho. Porque Sucasas ha entendido que la fuerza real de todo ese imaginario que nos transmitieron, que se nos grabó a fuego, está en las emociones, en la visión privilegiada de los que están expuestos al momento único y fantástico.

El encuentro no es una historia de invasiones, de conflicto de civilizaciones o de fría prospección. Es, al contrario, una obra de introspección, donde el lector conecta con los personajes, sobre todo con el protagonista, y sufre y se emociona con él. Las pasiones humanas en escenarios no-humanos. El juego que desarrolla Sucasas a este respecto es tan original como efectivo.

Al mismo tiempo, que nadie se lleve a engaño: el atrezo, los escenarios, tienen un papel privilegiado dentro de la narrativa de El encuentro. Si las emociones llevan el peso de la historia, son las descripciones las que se encargan de dar forma al conjunto, y se les deja todo el espacio que piden. No es un error, a mi parecer, pues en ellas mismas se mezclan esos dos elementos vitales del libro: las impresiones del testigo privilegiado y la intersección con nuestra realidad de otra que nos es extraña.

El resultado es una novela intensa, que se recrea en sí misma para sumergirnos en la experiencia de este encuentro. Una historia que emociona con su final y que da una perspectiva inusual de los consabidos encuentros con extraterrestres.

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