Cenital

Imagen de Miguel Puente

Reseña de la novela de Emilio Bueso publicada por Salto de página

 

No hay tema tan candente y tan de actualidad como la actual crisis financiera. Si a esto le sumamos una hipotética crisis energética (no tan hipotética hoy día), tenemos una novela apocalíptica que las malas gentes quieren incluir en el subgénero dentro de la ciencia ficción denominado de anticipación.

Solo espero que esta magnífica novela no anticipe nada de nada o nos veremos en serios apuros.

¿Qué pasaría si el petróleo se terminase de un día para otro? ¿Qué sucede cuando una sociedad colapsa a nivel global? Tales interrogantes pretende resolver Emilio Bueso con Cenital. Su obra más gamberra editada hasta la fecha. Pero no nos llevemos a engaño. Tras el ególatra discurso de Destral en su blog cenital subyace un deseo de advertir e invitar al sentido común, un grito por el tan necesario desarrollo sostenible imposible de aplicar en ideologías capitalistas agresivas.

Reconozcámoslo, el petróleo no se ha acabado, pero sin duda podría hacerlo tal y como especula el escritor castellonense. Y entonces sí que no habrá modo de arreglar el entuerto. La habremos cagado tanto que probablemente no sobreviva ni el diez por ciento de la población mundial.

En tan desoladora situación conoceremos, cual reducto galo en tiempos romanos, una ecoaldea pensada por Destral y Agro para sobrevivir al colapso siendo autosuficientes, siendo Astérix y Obélix frente a la jauría despechada del antiguo régimen.

La novela avanza a través de tres hilos diferentes y bien definidos, que se alternan unos con otros. El primero, las entradas del blog, le sirve al autor para explicar cómo se ha llegado a dicha situación; el segundo, las presentaciones de los personajes, es un subterfugio para especular sobre las posibles reacciones de la gente y cómo podrían, o no, adaptarse al colapso; y la tercera, que no la más importante, la historia per se de la ecoaldea y sus vicisitudes en un mundo cuya sociedad humana ha involucionado hasta alcanzar impensables cotas de decadencia.

Cenital es, sin duda, una excelente novela que demuestra el gran talento de Emilio en el uso de la palabra; la lírica aplicada en su justa medida, sin abusar de ella; los experimentos estilísticos bien contenidos, tal y como exige la trama; y esa manera chulesca de sentar cátedra en la que tan a gusto se mueve, como ya nos demostró con Diástole, su anterior novela.

Sin duda es un libro que recordaré y con el que disfruté de lo lindo.

Ahora bien, como a todo se le puede sacar punta, invito al lector que no la haya catado a que detenga la lectura de esta reseña, se haga con el libro, lo lea, y retome de nuevo la lectura desde este punto.

Vamos, que voy a hablar de cosas que podrían considerarse spoilers.

Advertidos quedáis.

Hay unos pequeños detalles que empañan la genialidad del libro. Un libro que empieza con una fuerza descomunal y comete el error de pretender terminar con un fallido juego de pirotecnia. El autor, probablemente sin pretenderlo, o pretendiéndolo, ya que esto no deja de ser un producto de entretenimiento y no un ensayo, se contradice a sí mismo al montar un nudo argumental en el mismo desenlace en el cual participan todos los miembros de la ecoaldea. Pero, claro, no es creíble si durante todo el libro define a la ecoaldea como un búnker del cual solo sale Destral a cazar. El resto de habitantes han dedicado años a dejar pasar el tiempo tras los muros de su hogar. Por tanto resulta inverosímil que sean capaces de montar una emboscada perfecta sobre una tribu caníbal que lleva años preparando emboscadas y viviendo a la intemperie.

De hecho, aunque el autor dedica algún capítulo a describir muy por encima los diferentes ataques sufridos por la ecoaldea de manos de toda calaña venida del exterior (incluso grupos de tropas de asalto armados con morteros), lo hace tan de pasada y resulta tan accesorio y tan poco creíble que ni siquiera habría hecho falta mencionarlo, y de hacerlo al menos no haberlo exagerado tanto. Porque en ningún momento menciona la titánica labor que debieron protagonizar para armarse tanto como para detener todos los ataques sufridos y frenar a verdaderos profesionales de hacer muertos.

También hay que mencionar al personaje principal y promotor de la nueva sociedad: Destral. Un tipo poseedor de una lucidez excepcional, experto en lo suyo (como prácticamente todos los miembros de la ecoaldea, que son unos hachas en lo que hacen), líder carismático que gobierna sin gobernar y que al final de la historia y sin venir mucho a cuento, se vuelve un kamikaze con la determinación del Stallone de turno y además gay. Lo primero lo exige el final que ideó el autor y se acepta en la misma medida que se acepta dicha pirotecnia, pero lo segundo es de una gratuidad tal que hasta sobra. No se da ninguna pista. Hasta el capítulo en el que se delimita al protagonista este es un borrón indefinido sin motivación ninguna salvo la de ser un pasota erudito. Sabio en muchos sentidos, pero totalmente asexuado. Ni una caricia, ni una sola muestra de afecto entre Agro y Destral durante todo el libro. Esos dos tipos no son gays, no son nada, porque está claro que no se aman.

Salvando estos tres detalles, los cuales son muy discutibles y estoy convencido de que el autor tendrá su propia opinión al respecto, y los demás lectores también, el libro es del todo recomendable.

Una prueba más del buen hacer literario de Emilio Bueso y del buen gusto de la editorial Salto de Página.

 

Miguel Puente

 

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