Tros de Samotracia: La invasión de Britania

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela de Talbot Mundy publicada por Panini

 

La invasión de Britania nos trae todo el sabor de la novela histórica popular de aventuras. Sin duda, su primer objetivo es ese: el entretenimiento. Capítulos ágiles herencia de su primera publicación a modo de folletín, personajes de leyenda (con el propio Tros a la cabeza), frases lapidarias, contiendas épicas, escenarios exóticos... Esta novela lo tiene todo para hacernos pasar un magnífico rato de lectura y en dosis tan equilibradas que no satura ni de batallas ni de interludios. Además, la prosa de Mundy es muy asequible y, al mismo tiempo, no tiene problemas en introducir términos y detalles que dan más sabor y cuerpo a la ambientación, como algo de jerga marinera.

La trama tiene ciertos tintes maniqueístas: el Imperio Romano, sobre todo cuando se encarna en la figura de Julio César, se presenta como una máquina de conquista lubricada por la ambición y la codicia. No obstante, este enfoque no resulta en nada molesto por dos motivos: viene tamizado por el propio punto de vista del protagonista, que es quien mediatiza la narración, y, sobre todo, es una elección destinada a fomentar la aventura. Y vaya si lo consigue.

Transportados a esa Britania asediada que toma por primera vez contacto con las legiones de Roma, nos implicamos de inmediato con los personajes y sus cuitas. Pactos, peleas, juramentos de lealtad, rehenes, espías, embajadores, guerreros... La trama es sorprendentemente rica si tenemos en cuenta el ritmo que lleva y lo ligera que resulta la novela.

El lienzo que despliega Mundy para acercarnos a la época, si bien tiene algún descosido (como la mención al maíz, que no sería introducido en Europa hasta el siglo XVII) que no hace más que darle un sabor algo pulp en nada desagradable, es igualmente eficaz y apasionante. Nos encontramos con druidas inspirados en las ideas del romanticismo que vienen retratados de un modo excepcional en las introducciones de cada capítulo (los dichos de Taliesán son antológicos), con los estruendosos caudillos celtas y su particular organización política, atravesamos densos bosques poblados de lobos a lomos de feroces carros de guerra, nos sumergimos en los banquetes de los guerreros y paladeamos la hidromiel con ellos. ¿Qué más se puede pedir?

Tros de Samotracia apunta ya en esta primera novela maneras para convertirse en todo un referente. Esculpido de la materia de los grandes héroes hasta que el punto que muchos lectores no pasaran por alto paralelismos con otro titán del género como es el Conan de Howard, se ve que su sino es vivir grandes aventuras. Ahora nos queda ver qué vientos guiarán sus pasos hacia la siguiente entrega. Yo, desde luego, no pienso perdérmela, y recomiendo no hacerlo a cualquiera que le interese este género. La edición de Panini merece mucho la pena.

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