Los pilares de la tierra

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Reseña de la novela de Ken Follett publicada por Plaza & Janés

 

Los pilares de la tierra fue una de las primeras novelas “de adultos” que leí de adolescente —es decir, que incluía escenas de sexo—. También, con el paso de los años, se ha convertido en un ejemplo recurrente en las discusiones sobre la calidad literaria de los bestsellers. En cierto modo, la novela de Ken Follett encarna lo que se puede conseguir haciendo un buen uso de los recursos de este tipo de libros.

El eje central de la historia que se nos presenta es la construcción de una catedral en la Inglaterra del siglo XII. Un trabajo tan monumental implicaba a la Iglesia —con sus distintas facciones—, a la nobleza, a los gremios de artesanos, al pueblo llano... y es la excusa que utiliza Follett para acercanos las vidas de unos y otros. En la novela no falta ninguno de los estereotipos que podamos imaginar, tanto en orígenes como en carácteres. Y aquí aparece uno de los puntos fuertes del autor: el uso que hace de los nombres propios y de las caracterizaciones es tal que el lector no se pierde en ningún momento a pesar de la amplitud del reparto.

Esto tiene su mérito, sobre todo porque la trama se extiende a lo largo de muchos años, de la vida completa, de hecho, de muchos de los personajes. ¿Cómo mantiene el interés de los lectores? Cruzando las vidas de unos personajes con las de otros. En la construcción de una catedral, como en en cualquier otro gran proyecto, hay intereses que entran en conflicto o en alianza de un modo natural. Follett los guía para que mantengan una buena tensión argumental, encajen con la mentalidad de los personajes y garanticen que haya un conflicto continuo. De este modo, el lector queda enganchado porque siempre está ocurriendo algo que afecta a alguien, aunque visto en perspectiva ninguno de los hechos concretos sea de tal importancia.

La prosa de Los pilares de la tierra es muy sencilla, casi se diría pragmática. El objetivo de Follett es narrar, no trabajar con el lenguaje, que parece considerar una mera herramienta. Es conciso y parco en fantasías. Del mismo modo, el tratamiento de los personajes es superficial: están bien perfilados pero no los hace evolucionar más allá de los cambios de contexto. En la novela no hay variaciones profundas en el reparto.

De este modo, la novela deja mucho más poso como conjunto —ese recuerdo de la epopeya de la construcción y del desarrollo de la narración a través de los años— que en los aspectos particulares —más allá de algunas escenas que puedan resultar particularmente impactantes—. Los pilares de la tierra es, en definitiva, una novela de inmersión pensada para dar horas de entretenimiento lector y realizada con mucha solvencia.

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Gandalf
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Poblador desde: 27/01/2009
Puntos: 23262

Este es un libro que me gustó mucho. Es entretenido, de acción rápida y se aprenden muchas cosas de la época de una forma amena. Eso sí, empecé la segunda parte pero la dejé porque me pareció más de lo mismo, como si fueran los mismos protagonistas 200 años más tarde, y eso me resultó cansino.

Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.

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