Alfons López habla sobre el Cambio Climático… ¡y da mucho miedo!

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El autor de Cambio Climático y sostenibilidad (Panini, 2008) conversa con nosotros sobre calentamiento global, cambio climático, malos gobiernos y el terrorífico destino que espera a una desprevenida raza humana si no despierta pronto y trata de hacer algo

Alfons López (Lleida, 1950) es periodista, dibujante y humorista gráfico. Es un viejo conocido del público por sus colaboraciones tanto en periódicos, como La Vanguardia, el diario Avui o el Periódico de Cataluña, como en algunas de las revistas de cómic más míticas de nuestro país, como son El Jueves, TBO, Rambla o Cimoc.

 

También creó y dirigió las revistas Butifarra! (1975-78), Cul-de-sac (1982), Más Madera! (1986) y Angelitos Negros (1999). El año 2002 empezó con un nuevo formato, el libro de ensayo político en clave de humor. Sus libros de este tipo, publicados en la colección Pasen y vean, son La Globalización, La Pobreza no es rentable y Cambio Climático y sostenibilidad, sobre el que nos habló una mañana en una cafetería del barcelonés barrio de Gracia.

 

Tremenda novela de terror tienes aquí. Y lo peor de todo es que no es una novela…

 

Sí, pero te aseguro que a pesar de la información intento ser positivo. Intento rebajarlo con las bromas, pero es que la información es muy dura.

 

Sí, de hecho al principio de todo, en la introducción, está la que seguramente sea mi frase favorita del libro: “La vida seguirá como ya ha hecho en otras ocasiones que ha tenido que adaptarse a otros cambios climáticos. Pero la vida no necesita para nada al Homo Sapiens”.

 

No, es que es verdad. Toda esta mítica del hombre, de nuestro destino… ¡Qué puñetas! Comparas nuestra presencia en la tierra y es una cosita minúscula comparada con todo el tiempo que lleva. Yo siempre digo que somos una especie sobrevalorada… ¡y además somos tan burros!

 

Entremos ya a hablar de Cambio climático y sostenibilidad. Se trata de un libro divulgativo en forma de cómic, un formato muy poco habitual…

 

Se usa poco, es verdad. No lo he inventado yo, el que es un poco el maestro de esto es un buen amigo mío, RIUS, de Méjico, que ya empezó a utilizar elementos de cómic, es decir bocadillos, textos resumidos y pequeños hilos conductores hace ya muchos años, a partir de los 60. Lo que he hecho yo es investigarlo más. Utilizo más lenguajes y uso un hilo conductor de principio a fin, que es este personaje de Felipe Marlou que, como es obvio, es una parodia del personaje de Bogart. En todos los libros de Pasen y vean utilizo este personaje como hilo conductor porque me es muy útil para usar la narrativa del cómic. Esto permite que, de principio a fin, haya unos personajes y una narración, y considero que es oportuno ya que, así, el lector se puede identificar y seguir el hilo.

 

En medio de esto uso dos lenguajes más, que son el texto normal, con explicaciones lo más sintéticas posibles, y el humor gráfico. Los tres se complementan para hacer una especie de mestizaje que hace, o por lo menos eso intento, que los mensajes lleguen al lector de un modo claro y, sobre todo, distendido. Intento que no sea aburrido, porque, si no, no llegaría a quien va dirigido.

 

¿Y a quién va dirigido?

 

Lo que a mí me gustaría, aunque luego la realidad es la que es, es que llegue a un público que en principio tiene un nivel de curiosidad, pero que evidentemente no es un técnico o un científico, y al que el libro pueda servir para ampliar y aclarar. Este primer nivel de curiosidad tiene que existir, porque si no nadie se compra un libro que se llame Cambio climático y sostenibilidad, pero no va para los expertos porque estos supongo que ya se lo saben.

 

Y donde iría muy bien que llegase, y ese sería mi deseo, es a un nivel educativo. Tuve una experiencia muy agradable ya hace unos años con el primer libro de esta línea, La Globalización, que se usó en algunas universidades como libro de texto y de trabajo, lo cual me da mucha alegría. Creo que universidades e institutos serían un buen destinatario.

 

¿Crees que un libro de estas características, ya sea el tuyo o, por ejemplo, el de Al Gore, deberían ser de lectura obligatoria en institutos?

 

Sí, sinceramente. Además yo he leído el de Al Gore y lo defiendo. Creo que lo que dice este hombre está muy bien razonado, incluso en algunos datos me he basado en su libro, y sinceramente lo recomiendo.

 

Al escoger a Felipe Marlou como hilo conductor, e integrarte así un poco en la serie negra, parece que estás criminalizando el caso. ¿Es esa tu intención?

 

No necesariamente, prefiero usar la palabra investigación. Él no es un criminalista, ni siquiera un policía, lo que me interesa de él es el cliché cultural del detective privado que es, como su nombre indica, investigar. Él ni penaliza ni hace nada, él informa.

 

Que luego, a lo largo de la investigación, puedan salir unos más culpables que otros, es inevitable.

 

Y esos culpables son…

 

Somos un poco todos, pero especialmente, ahora que ya tenemos datos, los culpables por omisión son, en primer lugar, las instituciones mundiales y los gobiernos por no actuar de modo más firme. Y estoy pensando concretamente en el gobierno de Estados Unidos, con esta terquedad que ha tenido hasta ahora la administración americana, una terquedad rayando en el suicidio. Esperemos que con el próximo presidente las cosas cambien. También países como China o la India que se pasan la patata caliente de unos a otros. China ya está emitiendo el mismo CO2 que Estados Unidos, lo que pasa es que tiene más habitantes y, por lo tanto, el CO2 per capita es más bajo, pero eso es igual, lo que importa es el total. China y la India se pasan la patata caliente diciendo “si los americanos no hacen nada, nosotros tampoco”… ¡hombre, es que así nos vamos todos a hacer puñetas!

 

Los segundos responsables son las industrias, sobre todo las eléctricas y las petroleras. Estos señores, con pocas excepciones, como quizá British Petroleum, lo que hacen es esconder la cabeza y tratar de alargar el negocio. Yo lo entiendo desde un punto de vista económico, pero insisto, es que nos vamos todos a hacer puñetas. Sus hijos y los míos.

 

Hablando del caso de British Petroleum, que también mencionas en el libro, ¿la sostenibilidad puede ser rentable?

 

Sería rentable a la larga, entre otras cosas por los costos económicos que supondría el cambio climático a nivel mundial. Las sequías que se producirán, la inmigración de millones de personas. Todo esto tendrá un coste no sólo social, sino también económico, porque muchas economías se irán a hacer puñetas. Y ya no sólo las del tercer mundo, sino que a medio plazo, con un aumento superior a dos grados de la temperatura global, se irá a la porra parte de la economía de Europa del norte, que al principio se vería beneficiada pero después perjudicada. ¿Y las inundaciones que esto supondrá? ¿Y las catástrofes naturales? Si cuantificamos todo esto en dinero, resulta que sí es rentable, pero hay que mirar con un poco de inteligencia a largo plazo, no a corto plazo. Pero eso al ser humano le cuesta mucho.

 

Ya hay algunas empresas, está BP, pero también Hiberdrola, que ya empiezan a apostar por energías renovables. Parece que ya han entendido que el futuro va por aquí, no estamos hablando de una utopía, y eso es importantísimo, porque si no hay una alianza entre el sector industrial y los ciudadanos no saldremos de esta. Aquí nadie habla de cambiar de sistema económico, lo que quizá sería tema de otra discusión, sino que se habla de que el actual sistema tiene que adaptarse.

 

Pero todos estos costes de los que hablas serán para los gobiernos, puede que a las empresas les dé igual mientras sigan vendiendo coches, o lo que sea…

 

Lo que pasa es que los gobiernos, como ya están haciendo en Europa, tienen que poner límites. Si la empresa privada no lo entiende, yo pienso que es obligación de los gobiernos intervenir.

 

Lo estamos viendo ahora mismo con lo que pasa en Estados Unidos con la gran crisis de las hipotecas. Durante muchos años, el sistema capitalista, con esta fase tan extrema que está viviendo los últimos tiempos, el Neoliberalismo, ha estado hablando de que el mercado se autorregula y que los gobiernos no tienen que intervenir. ¿Pero qué pasa ahora que han entrado en crisis? Pues que los gobiernos han de poner dinero de los contribuyentes para evitar que el sistema se hunda.

 

Pues es exactamente lo mismo, el problema es que el cambio climático va poco a poco y no se ve como una gran catástrofe. No es como un tsunami que ves venir y da miedo, sino que se acerca poco a poco. Y ese es el peligro porque pienso que nuestra especie, si no ve el peligro delante, no sabe reaccionar.

 

Recuerdo durante la transición política que había barrios de Barcelona donde se necesitaban semáforos pero no se ponían y había accidentes, pues hasta que no hubo dos o tres muertos no se pusieron. ¡Ostras, era evidente que los urbanistas veían que eso era un peligro! Pero nada. El problema es que aquí, si tenemos que esperar a tener la catástrofe encima será demasiado tarde. Por eso alguna gente, entre la que me cuento, tratamos de explicar con nuestros propios medios la que nos puede caer encima. Y no somos nada alarmistas, porque en el fondo lo que decimos es: todavía estamos a tiempo de no tener el peor escenario. Hay algo que ya es inevitable, que es el aumento de dos grados, pero los próximos diez años son fundamentales.

 

Yo tengo que reconocer que estaba entre los escépticos, pero me fui convenciendo cuando me plantaba a mediados de noviembre en manga corta…

 

Claro, es que la gente tendría que darse cuenta. El otro día había una noticia escalofriante: mira, el peor gas que tenemos ahora, sobre todo por su cantidad, es el CO2, que es el que viene de las energías fósiles, pero bajo el mar hay grandes almacenes de gas metano contenidos por una serie de capas superficiales, como por ejemplo el propio hielo. Como éste se está fundiendo el calor llega hasta el fondo marino y los gases suben, con lo que ahora nos encontramos con que en el ártico, creo que en la zona que toca a Rusia, el metano está saliendo a la superficie, y eso es muy peligroso porque el metano es todavía más fuerte que el CO2. Es que hay que ser muy tonto para no actuar. Yo creo que, más que malo, el ser humano es imbécil.

 

En el libro también hablas de reciclaje y medidas individuales. ¿Tú crees que, en una sociedad utópica donde todo el mundo reciclase e hiciera lo posible, podríamos salvarnos?

 

No es suficiente, pero ayuda. Sería una medida complementaria buenísima. Pero lo más importante son dos cosas: una es transporte público como alternativa al transporte privado, esto es básico. Porque aunque los anuncios nos digan que los últimos automóviles emiten menos CO2, esto se invalida porque cada vez hay más coches y se necesitan más autopistas, así el CO2 total final seguiría igual, así que la solución sigue siendo el transporte público. Y lo segundo es la electricidad, es decir, por mucho que hagan los ciudadanos, si las fuentes de la electricidad siguen siendo el carbón y el petróleo estamos perdidos. En Cataluña todavía tenemos muchas centrales térmicas de carbón, y esto es terrible, contamina un horror la atmósfera.

 

Podríamos decir que la actitud personal es una de las tres patas básicas de la sostenibilidad, aunque las otras son más robustas, y si una de ellas falla se cae todo.

 

¿Y la energía nuclear?

 

Eso es caer de la sartén al fuego, no podemos defenderlo de ningún modo.

 

También hablas de la sociedad civil. ¿Qué papel ha de tener?

 

Lamentablemente alguien ha de hacer presión, y digo lamentablemente porque deberían ser los propios gobiernos, pero a excepción de pequeños grupos no se lo toman muy en serio. El caso de España es especialmente serio, el de Europa no tanto porque se toman medidas, yo diría que insuficientes, pero medidas. En el caso español es que se toman poquísimas. Entonces, como lamentablemente la mayoría de nuestros políticos tienen esta especie de falta de perspectiva, a la sociedad civil no le quedará más remedio que apretar. Hay que crear asociaciones para hacer presión y decir, “señores, votaremos a quien tome medidas y a quien no, no lo votaremos”. Tal como hay asociaciones que se preocupan de los problemas del tercer mundo, habrá que crear otras que se preocupen de nuestros hijos. Y no hablo de nuestros nietos, hablo de nuestros hijos. ¡Es que esto es un problema de diez o veinte años, no del 2301!

 

Sinceramente, ¿crees que tenemos alguna posibilidad o acabaremos como en Mad Max?

 

Hombre, yo me defino un poco como un escéptico activo. Tengo dudas de que podamos conseguirlo, pero no tengo la certeza de que no. Y la obligación del que duda es actuar. El pesimista no actúa, pero el escéptico sí.

 

Para terminar, ¿qué le dirías al primo de Rajoy?

 

Ese señor seguramente no existe, pero le diría que estoy muy preocupado por que algún día él y su primo, es decir, el señor Rajoy, lleguen a mandar otra vez en este país, porque eso significaría un paso atrás tremendo. ¿Te imaginas? Un tío que puede llegar a ser presidente que diga “mi primo dice…” ¡No puede ser que tengamos un tío tan garrulo que pueda ser presidente! ¡Es un peligro público! ¡Es como poner de ministro de agricultura a Atila!

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KEEPER
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La verdad es que si te pones a pensar en lo peor,acojona bastante,pero bueno,confiemos en que de una vez por todas en este mundo el dinero deje de ser lo primero en lo que se piense para tomar algún tipo de medida.Yo propongo,modesta y utópicamente,que para empezar,todo el transporte público del país sea eléctrico,al tren habría que unir todos los autobuses y taxis y yo creo que sería un buen ahorro y una buena forma de empezar.

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solharis
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El cómic es un instrumento mucho más útil de lo que parece para atraer el interés por temas que van mucho más allá del entretenimiento. Tengo en mente el recomendable cómic norteamericano "Adictos a la guerra" y me alegra ver que también en España tenemos este tipo de cómic.

Es importante atraer el interés e informar a la juventud... y de algunos adultos, porque yo me siento bastante perdido con este tema.

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