Feroces vikingos

Imagen de Destripacuentos

Sobre el juego de Wolfgang Dircherl publicado por Haba

 

Feroces vikingosWilde Vikinger en el original— es un juego de cartas con algunos accesorios diseñado por Wolfgang Dircherl y cuya mecánica se basa en un simple sistema de pujas. El objetivo del juego es hacerte con el máximo posible de riquezas apropiándote de los barcos vikingos que vuelven al poblado, tras sus incursiones, más o menos cargados de tesoros. ¿Cómo puedes conseguirlo? Cada barco tiene un símbolo en sus velas —casco con cuernos, escudo o espada— que indica el palo de las cartas con las que puedes pujar por él: quien más ofrezca, se lo lleva a cambio de sus cartas. El concepto es lo suficientemente sencillo como para que jueguen niños pequeños —de hecho, el diseño de las ilustraciones de Michael Menzel apunta a este público— y deja el suficiente espacio como para que resulte entretenido para mayores.

Las partidas se desarrollan por turnos sucesivos entre 2 y 5 jugadores. Durante su turno, cada jugador lanza un dado especial que indicará qué acción debe hacer: robar carta de equipamiento —con las que se hacen las pujas—, coger el “triunfo” —señalado por un peón de madera—, poner en acción a Nessie, el monstruo marino, realizar una subasta...

El dado hace que el factor azar tenga un peso importante dentro de las partidas, ya que no se puede prever qué podrás hacer al siguiente turno. Esto iguala las cosas con los más pequeños, aunque puede resultar frustrante para los amantes de la estrategia eficaz.

La presencia de Nessie, el monstruo marino, es otro de los elementos que impide desarrollar una estrategia a largo término: nunca sabes cuándo la criatura va a devorar a los barcos que se acercan a la aldea con el botín, por lo que, por mucho que cuentes las cartas que ya han salido, no puedes saber si te merece tanto la pena conservar o no cartas de equipamiento de los distintos palos para pujas futuras. Al final, las estrategias funcionan a corto término.

Los acabados del juego están muy conseguidos. En la versión de Feroces vikingos de cartas —hay otra versión del juego más de tablero, pero desconozco si el reglamento y la mecánica de juego son los mismos— realizada por Haba, las cartas son de buena calidad y el detalle del dado personalizado y el peón dan un toque muy simpático al conjunto.

Como resultado, tenemos un juego muy sencillo, que se puede jugar incluso con niños que todavía no saben leer, que resulta entretenido aun siendo algo ingenuo y que, al mismo tiempo, sienta las bases para mecánicas de juego más complicadas al incluir turnos, subastas, gestión de cartas, etc. Las partidas son, además, breves, de en torno a 15 minutos.

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