Sincronías

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la novela gráfica de Aleix Gordo Hostau publicada por Panini

 

Cuando descubrí a Aleix Gordo Hostau a través de su trabajo en La troupe, me quedó claro que era uno de esos artistas que sabe conjugar lo que cuenta con el cómo lo cuenta. Si aquel cómic funcionaba tan bien era por esa complicidad entre el fondo y la forma, que daba una plenitud particular al conjunto. Cuando vi que había publicado este Sincronías no pude evitar preguntarme de qué podría ir.

La portada, lo confieso, me dejaba algo frío, así que lo abrí con ciertas reticencias. A partir de ahí, quedé completamente enganchado por la narración por dos motivos bien distintos: por el ritmo y el interés que me suscitaban todos los personajes —resultaban tan humanos— y por el conjunto, por la incertidumbre que me suscitaba el no saber hacia dónde iba a conducirme la historia. ¿Era una novela gráfica coral donde todas las tramas convergen? ¿Una narración fragmentaria, a lo Pulp Fiction, donde distintos hilos se entrecruzan para enriquecerse pero sin un objetivo común? ¿O algo distinto aunque en cierto modo relacionado con lo precedente?

La respuesta estaba en el propio autor. Aleix Gordo había optado, creo que por instinto, por una nueva conjunción de forma y fondo. Sincronías es una obra —salta a la vista— que tiene tanto de personal como de retrato social. Es un fragmento de la vida misma. Pero ¿cómo se retrata la propia vida sin convertirla en un artificio? Al contrario de lo que ocurre con muchas obras realistas, aquí los hechos no están para servir de herramientas, no son seleccionados para que apoyen el modelo que el autor tenía previamente desarrollado en su mente, sino al contrario: los hechos son y a partir de ahí se desarrolla Sincronías, como un collage, como el archivo caprichoso de la memoria, que resulta lo que considera importante sin solución de continuidad.

En el detalle, el cómic nos acerca el ambiente cotidiano de Barcelona y algunas de esas cosas improbables que todos hemos vivido en mayor o menor medida. Es la vida más allá de la estadística, abracadabrante y banal al mismo tiempo, misteriosa y cotidiana. Está articulada en torno a las pulsiones básicas del ser humano —el deseo, el amor, la amistad...— con un hilo conductor peregrino —que no mencionaremos específicamente— que el autor usa no sin cierta ironía.

La edición de Panini Comics se complementa con un interesante apéndice en el que el propio autor nos explica el proceso creativo, sus motivaciones y sus decisiones. No es un texto promocional, sino parte de la obra y un inciso de una gran sinceridad. Junto con algunos bocetos, un artículo y alguna anécdota, termina de redondear un cómic insólito y con mucha enjundia.

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