Fabio Morábito regresa a España con dos libros de relatos

Imagen de Rana Gustavo

Eterna Cadencia nos trae dos títulos del autor

Fabio Morabito nació en Alejandría, Egipto, en 1955. Es narrador, poeta y traductor. Hijo de padres italianos, vivió su infancia en Milán y a partir de los quince años en México. Es autor de Lotes baldíos (1985), De lunes todo el año (1992) y Alguien de lava (2002), en poesía, y de dos libros de ensayos, El viaje y la enfermedad (1984) y Los pastores sin ovejas (1995). Caja de herramientas (1989) participa tanto del ensayo como del poema en prosa y fue traducido al alemán y al inglés. En narrativa, ha publicado La vida ordenada (2000), También Berlín se olvida (2004) y Grieta de fatiga (2006), además de un libro para niños, Cuando las panteras no eran negras (1996). Paralelamente, ha traducido del italiano a diversos autores, como Eugenio Montale, de quien publicó la poesía completa en 2006.

La lenta furia

La lenta furia es una colección excelente de relatos tejidos con un lenguaje del todo particular y una atención propia de un orfebre sobre sus artefactos siempre pequeños, metáforas de la enormidad latente en cada partícula del universo.

Un puñado de cuentos estremecedores, de prosa exquisita y transparente, que recuerdan las verdades insustituibles y elementales de la vida.

Desconcertantes y fascinantes, los relatos de este libro revelan el hervor descomunal que se oculta tras la apariencia tranquila de las cosas, esa suerte de temblor que recorre las existencias empeñado en localizar “los puntos débiles y las capas más blandas, siempre en busca de la lisura que agrietar, de la suavidad que desfondar”.

Un niño que sale a jugar con otro a quien no soporta; un joven fastidiado por el tedio de unas vacaciones en casa; una patrona convencida de que las sirvientas son todas unas ladronas; un turista varado en una aldea; unas madres que en época de celo se trepan a los árboles para acechar a sus presas; un hombre cuya única afición es huir; una familia de diligentes traductores que termina aniquilándose; un padre que no se resigna a la insustancialidad de su vida; todos ellos proyectan un mundo donde se respira un aire ominoso, siniestro y hasta fantástico.

 

La vida ordenada

Fabio Morábito, con su prosa diáfana y perturbadora a la vez, ofrece unos relatos que recorren la intimidad de unos hogares donde, como en todos, hay una historia extraña, un punto oscuro, una particular manera de manejarse con lo que queda no dicho.

He aquí una exquisita combinación de pequeños detalles y misterios extraños tamizados por una de las sensibilidades más destacadas de la narrativa contemporánea.

En los cuentos de Fabio Morábito las situaciones más cotidianas sorprenden dejando entrever una dimensión casi fantástica, allí donde el dolor, el hastío o simplemente la cruda realidad se cruzan con los miedos o la duda. Así, la necesidad de seguir pagando una renta baja puede llevar a unos inquilinos a un siniestro y humillante “arreglo” con los nuevos dueños del departamento en el que viven hace más de 30 años; una visita a una casa en alquiler puede derivar en una fiesta de cumpleaños repentina donde las negociaciones inmobiliarias se mezclan con la nostalgia y las fantasías; o una fiesta de cumpleaños convertirse en la vigilia de una muerte.

Los personajes de La vida ordenada se mueven como por inercia, atravesando alguna crisis o a la espera de que suceda algo que tuerza su camino. De la cárcel a un departamento heredado, de la casa familiar al oasis de un pequeño estudio rentado, de un amplio departamento prestado a la diminuta vivienda de uno, los espacios van marcando posibilidades, destinos, aspiraciones, ofreciendo a sus ocupantes algo a que aferrarse.

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