El gato y el canario

Imagen de Jack Culebra

Un artículo sobre la denominada El legado tenebroso, de Paul Leni

 

Aunque basada en una obra teatral de humor negro, El gato y el canario —renombrada en la traducción al castellano como El legado tenebroso, un título más directo, tal vez, que el original— tiene un desarrollo más propio de la novela gótica y, no en vano, se considera la primera película del género.

La trama nos plantea una peregrina situación propia de un escenario policíaco: un excéntrico y rico anciano ha dejado un testamento que implica la presencia de sus allegados —quienes muestran las tensiones de rigor entre ellos— en su mansión a determinada hora, un detalle que, obviamente, tiene su peso en la trama. La resolución de este testamento servirá de motor para una serie de escenas de tensión y misterios donde el caserón, vetusto, majestuoso, polvoriento y laberíntico, se erige como un personaje más.

El legado tenebroso es deudora, como decíamos, de la novela gótica. Es algo evidente en los ya mencionados escenarios, y también algo patente en las relaciones entre los personajes, donde una malsana jerarquía familiar tiene mucho que decir a la vez que, cómo no, esconde sus terribles secretos. Si bien no llega a los excesos macabros de las novelas que hicieron famoso el género, tampoco faltan las monstruosidades y el temor por la heroína en apuros —el canario en el original, claro—. No entraremos en la resolución de la historia para dejar que el espectador descubra si Paul Leni se inclinó por la moralina, la parodia o el simple terror.

Sí que cabe destacar que los golpes de ingenio se han mantenido intactos. El guión es ágil y fluye bien a pesar del lastre que supone, a día de hoy, que se trate de un filme mudo. Los personajes están bien trazados y el laberinto argumental tiene la sencillez suficiente para que nadie se pierda y bastantes requiebros para mantener el interés. Además, algunos golpes de efecto lo son más todavía por haberse dejado de usar hace tiempo.

El aspecto teatral, potenciado por el estilo expresionista de Leni —que se muestra contenido en los escenarios pero más aparente en la caracterización de los protagonistas—, ha hecho que la película llegue a mejorar con el tiempo. Hay algo encantador y misterioso en el modo en que está construida la mansión, la trama e incluso en esas garras que asoman desde los rincones más insospechados y que no pueden dejar indiferente. Ese lado oscuro de los locos años veinte llegó a sentar cátedra en las décadas posteriores, lo que lo convierte en un espectáculo digno de ser visto.

El resultado es una película que resultará muy interesante para los amantes del género, una curiosidad que incluso el público general podrá abordar sin desesperarse en el intento —ya que se hace bastante corta por los exabruptos argumentales— y que los apasionados disfrutarán sobremanera. Una obra para una velada fosca, tranquila y algo nostálgica.

Imagen de Daniel Leuzzi
Daniel Leuzzi
Desconectado
Poblador desde: 21/06/2011
Puntos: 1668

Muy buena reseña, a pesar de que tenia una vaga referencia del film, no sabia bien de que trataba.

Ahora es un buen momento para verla.

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