Metralla

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la novela gráfica de Rutu Modan

“Metralla” es una novela gráfica en el más preciso sentido de la expresión. Es una obra que reposa sobre la narración, sobre el desarrollo de una historia, valiéndose del lenguaje gráfico para hacerla avanzar. En ella hay un precioso equilibro entre ambos elementos, no dejando que uno prime sobre el otro.

 

La historia en sí quedaría englobada dentro de ese grupo denominado “la búsqueda” o “el viaje”. Los protagonistas, personajes que orbitan en torno a la figura desaparecida de Gabriel –padre, hermano, cuñado, amante según el caso- son la propia chispa que detona la historia al cruzarse sus vidas. Es en ese momento, cuando se produce la fricción inevitable que acompañaba al verse a sí mismo desde otro ángulo, cuando todo empieza.

 

La amante, inquieta por la desaparición de Gabriel tras un atentado, se pone a seguir la pista del hombre amado colisionando, así, con la realidad del hijo. De este modo, la primera descubre ese lado familiar que la versión del propio Gabriel no ha sabido reflejar; el segundo se encuentra con una faceta de su padre que no ha querido, o no ha podido, compartir.

 

Este desencuentro, este reconsiderarse a uno mismo desde otra óptica, es la sombra que orbita sobre toda la obra. La que, finalmente, marca el desarrollo de la historia. El ausente, precisamente con su ausencia, pone de manifiesto la propia existencia de los que quedan atrás.

 

El escenario del Israel conmocionado por la guerra y el terrorismo es un telón de fondo que se presta a la perfección a potenciar este tipo de historia. Más allá del exotismo o de la tensión implícita que puede aportar al lector hispano, la propia situación de inestabilidad que se percibe en el ambiente ayuda a comprender este verse de nuevo, este escapar de la distracción que nos rodea para centrarnos en nuestra propia existencia.

 

Como vehículo gráfico de la historia tenemos los lápices y los colores de la propia Rutu Modan. Seguramente esta unidad es uno de los elementos que da consistencia, carácter propio, a la obra. La artista, sin duda, muestra una gran madurez y una gran profesionalidad en su trabajo.

 

Sus dibujos no presentan alardes, sino una ejecución más bien sencilla pero extremadamente efectiva. Los personajes, por ejemplo, tienen una expresividad magistral, una naturalidad en los gestos que denota un gran conocimiento anatómico y dinámico a pesar del trazo aparentemente descuidado.

 

Los juegos con los fondos, los colores, la ejecución general, apuntan igualmente en este sentido. Quizá en algún momento, precisamente, la obra peque de un exceso de sencillez. El conjunto, no obstante, demuestra el acierto de esta línea. La narración avanza fluida, transmitiendo tanto con la imagen como con el texto, permitiendo al lector captar más fácilmente el elemento diferencial de esta historia aparentemente trivial.

 

Al final, tenemos una obra de concepción más bien clásica (el viaje interior, acompañado de un viaje exterior, articulado en cuatro capítulos: La figura del padre, Mis viajes con la jirafa, El último trayecto y La resurrección), ejecutada con mucho acierto, con un argumento muy bien concebido, con un ritmo bien mantenido y, lo que también es muy importante, editada en un formato muy adecuado.

 

Cierto, a veces lo pasamos por alto, pero una buena edición ayuda mucho en la lectura. La que nos ocupa, en particular, tiene un tamaño que, permitiendo el disfrute de las ilustraciones, es de fácil manejo para el lector a pesar de sus 170 páginas. La buena impresión y la impecable rotulación hacen el resto.

 

Sinopsis

 

Kobi tiene 33 años y trabaja como taxista. Hace ya mucho que perdió toda relación con Gabriel, su padre. Numi, que tiene 21, ha sido la última amante de éste. Después de un atentado, la muchacha busca a Kobi, al que no ha visto nunca, porque está convencida de que Gabriel está muerto. La situación desembocará en una búsqueda desesperada y enternecedora a lo largo de la que florecerán rencores y preocupaciones, transformándola en un viaje iniciático que llevará al descubrimiento de aspectos insospechados de la vida del desaparecido.


Sobre el paisaje de fondo de un Israel desgarrado por las tensiones de una guerra interna, se perfila una nueva gran narración judía realizada por Rutu Modan, una de las más brillantes estrellas del firmamento internacional.


Se trata de un relato potente y delicado, y tan afilado como la hoja de una navaja de afeitar.

 

Autora

 

Rutu Modan es una autora de cómic e ilustradora de mucho renombre en Israel y fama internacional. Fundó en Tel Aviv, en 1995, una editorial llamada Actus Tragicus, con cuatro dibujantes más. Recibió en 1997 el Year Award -recompensa para artistas jóvenes- y en 1998 el Award para la mejor ilustradora infantil del Youth Department del Israel Museum. Ha publicado varias historias, dos de ellas a partir de guiones de Etgar Keret.

Los relatos negros y las temáticas actuales constituyen su universo. Perturbaciones psíquicas o afectivas, familias destruidas o recompuestas, esperanzas aniquiladas... Rutu Modan describe microcosmos que desvelan en realidad problemas de sociedad, de escala más grande.

En “Metralla”, su último título, que actualmente está presentando en nuestro país, seguimos los pasos de Numi y Kobi, con el conflicto Israelo-palestino como telón de fondo, heridos tanto a nivel personal como por la situación política de su país.

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