Mr. Bulb: ¿Sueñas que despiertas, Mr. Bulb?

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la obra de Pasqual Ferry publicada por Planeta DeAgostini

Mr. Bulb: ¿Sueñas que despiertas, Mr. Bulb? es un obra de difícil clasificación. En cierto modo está emparentada con las tiras cómicas, o más bien con las viñetas cómicas, pues cada unidad es una única imagen, pero aunque en muchas de ellas se puede encontrar el elemento humorístico, a veces teñido de cierta acidez, a veces en su estado puro, este no es el ingrediente definitorio de la obra.

También se podría ver como un libro de aforismos ilustrado. En efecto, Pasqual Ferry nos va presentando una serie de máximas muy reveladoras dentro de la existencia de los artistas y de la gente en general. Precisas, lapidarias, intensas, a veces incluso un poco socarronas, nos conmueven y emocionan, nos inquietan y nos ponen en guardia. Sin embargo, Mr. Bulb: ¿Sueñas que despiertas, Mr. Bulb? tampoco encaja plenamente en esta definición, quizás porque es un libro muy personal.

Bueno, yo no conozco personalmente a Pasqual Ferry, pero a juzgar por el prólogo en el que explica la génesis de esta obra y, sobre todo, por el propio contenido del volumen, estoy convencido de que Mr. Bulb no ha sido creado tanto de cara al público como a modo de exorcismo o catarsis íntima. Gran parte de las viñetas que se recogen en el volumen tienen ese marcado carácter personal, de confesión a pecho descubierto. Y esto nos plantea una pregunta ¿qué interés puede tener para el lector con el que no se contaba cuando fue realizado? La respuesta es evidente: todos somos humanos, por lo que no es de extrañar que nos sintamos identificados con muchas de las cosas que aquí se plasman, o que conozcamos a personas que se van a sentir identificadas con ellas.

De hecho, al no estar pensado para buscar un público, Mr. Bulb: ¿Sueñas que despiertas, Mr. Bulb? resulta más impactante, más auténtico. Cuando te sumerges en su mundo plagado de monstruos y ectoplasmas —una maravilla en la que hay que incidir: el aspecto gráfico y el diseño de esta obra sobresaliente— te descubres conmocionado. Es imposible no sentir en mayor o menor medida la melancolía que traslucen las páginas, la zozobra del protagonista, Mr. Bulb, que es la misma que nosotros hemos sentido en un momento u otro de nuestras vidas.

Mr. Bulb: ¿Sueñas que despiertas, Mr. Bulb? es, en definitiva, un vehículo formidable para posar la mirada sobre la naturaleza humana, pero no desde un punto de vista académico, sino personal. Es por eso que esta obra es casi una forma de poesía. En ella hay espacio para la risa, para la sonrisa melancólica, para la tristeza, para los anhelos y los desencantos, para, en definitiva, echar un vistazo a los monstruos y fantasmas que nos rodean. Los cuales, en el fondo, son nuestros.

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