Rogue Trooper: La guerra del futuro

Imagen de Anne Bonny

Reseña del primer volumen de la serie sobre el personaje creado por Gerry Finley-Day y Dave Gibbons para la revista 2000 AD y publicado recientemente por Ediciones Kraken en castellano

Cuando leí la nota de prensa de Kraken sobre este cómic me quedé francamente intrigado. Aunque no me era totalmente desconocido, era uno de los pocos héroes de 2000 AD sobre el que no había leído nada. En cuanto empecé con “Rogue Trooper: La guerra del futuro”, muchas piezas fueron encajando.

 

La primera cosa de la que me di cuenta, y que quizá sea de las más chocantes, es que el cómic es, en gran medida, un alegato antibelicista. Encontrarse con algo así en las páginas de una de las historias más bélicas jamás leídas no deja de ser peculiar. Pero es así: durante las andanzas del particular Rogue, nos encontramos con declaraciones tales como y recordad que el mayor chiste de todos es la misma guerra.

 

Esto es una constante durante todo el volumen, aunque los capítulos sean más o menos ácidos. La otra constante es la brevedad de las historias.

 

El ritmo algo atragantado que la recopilación presenta a causa, precisamente, de esta brevedad (recordemos que Rogue Trooper fue concebido para su publicación en una revista) se va suavizando a medida que avanza el cómic. Al principio uno tiene la impresión de cierta inconsistencia, de cierto avanzar por avanzar en el mundo caótico de Tierra-Nu, el tóxico planeta cuyo aire sólo el Trooper, miembro de la extinta infantería genética, puede respirar. Sin embargo, a medida que se van atando cabos en la historia, vemos que existe un hilo conductor tras ella: el ansia de saber –que va muy de la mano con la propia venganza-.

 

Este hilo conductor nos permite concatenar con algún sentido las escenas sobre el sinsentido de la guerra: combates, masacres, increíbles ingenios bélicos, tácticas maquiavélicas para acabar con el enemigo y un largo etcétera que no deja un momento de descanso al lector. Tras ellos se percibe esta crítica subyacente a la guerra misma y, sobre todo, el deseo de entender lo que no es posible entender –la traición, el odio- por parte del Trooper. quien ha visto sacrificados a todos sus antinaturales hermanos.

 

Esta especie de reminiscencia de tragedia griega o mitológica no es la única referencia entrelíneas que se ve en la obra: la eterna lucha del norte industrial, máquina devoradora, contra el sur, que se mantiene apoyando su peso en los hombres, por ejemplo, también está presente, así como otras referencias veladas –lo de la Infantería Genética (GIs) no es casual-.

 

A nivel gráfico, uno de los puntos más fuertes de la obra, vamos un poco en sentido contrario, aunque muy ligeramente. Las primeras páginas, a cargo de Dave Gibbons son de una belleza apocalíptica sobrecogedora. Sólo por ellas merece la pena leer el cómic. Tiempo después –pues Gibbons se encarga del primer centenar de páginas, dos terceras partes del primer volumen- otros autores van tomando el relevo con más o menos acierto.

 

Todos ellos consiguen mantener la misma estética y el mismo tono, y, sin duda, todos son grandes artistas –las chapuzas brillan por su ausencia-, pero creo que no captan la chispa melancólica y sutil del primer Trooper. Sin duda un comentario casi ocioso, pues hay que reconocer que Rogue Trooper, a diferencia de otros personajes de 2000 AD –como Judge Dredd-, mantiene una coherencia visual absoluta.

 

A nivel de argumento, a parte de las consideraciones ya hechas, cabe resaltar que Rogue Trooper es Ciencia Ficción soft, en la que se encuentran algunas reminiscencias en cuanto a enfoque –aventuras primando sobre todo lo demás- de la clásica serie de Flash Gordon. En ningún momento se pretende justificar con teorías los elementos presentados en el escenario. No hay planteamientos que intenten validar el por qué de las armas, los principios básicos de la infantería genética o cómo los chips pueden recoger la personalidad de los GI en el minuto posterior a la muerte. Más bien al contrario.

 

Todo el escenario y la parafernalia futurista no es más que una excusa para plantear ideas y sentimientos de un modo más épico, más extremo. El que las armas de Rogue hablen se podría haber enfocado, por ejemplo, de un modo poético, fantasmagórico, pero Finley-Day optó por esta vía, la de la CiFi postapocalíptica que, por otro lado, permite darle ese toque algo más ligero que tiene la serie, conflicto interpersonal de Rogue incluido.

 

En definitiva, el resultado es un buen cómic de CiFi ligera, con un trasfondo robusto que poco a poco se va poniendo de manifiesto, con un trabajo gráfico encomiable y que presenta un concepto novedoso dentro del género bélico, llevándolo a un nuevo extremo.

 

Sinopsis

 

Rogue es el último soldado de la Infantería Genética del sur, masacrada en una trampa tendida por un traidor en el planeta arrasado de Tierra-Nu. Su obsesión y motivo de seguir con vida es esclarecer los hechos en los que murieron sus compañeros, los cuales le acompañan en los chips de su rifle, su mochila y su casco.

 

Autores

 

Gerry Finley-Day es un prolífico autor responsable de muchos de los clásicos de la revista 2000 AD, como Rogue Trooper, Fiends of the Eastern Front y The V.C.’s, al igual que de Harry 20 on the High Rocks y Ant Wars. Como agudo ideólogo, los conceptos de la guerra del futuro que tenía en mente fueron claves para que algunas de estas series mantuvieran su popularidad, asegurándole su reciente ingreso en la Galaxy’s Greatest Comic. Este guionista también ha escrito para Juez Dredd y Dan Dare, y ha colaborado en la serie Invasion!.

 

Dave Gibbons es uno de los artistas más populares de 2000 AD, creador de Harlem Heroes y Rogue Trooper. También ha dibujado A.B.C. Warriors, Dan Dare, Juez Dredd, Mega-City Uno, Ro-Busters, Tharg th Mighty, Targh’s Future Shocks y Time Twisters, y ha sido el escritor de varios guiones de las historias de Rogue Trooper, convirtiéndose en uno de los pocos artistas que ha trabajado como rotulista, ilustrador y guionista en 2000 AD.

 

A parte del Galaxy’s Greatest Comic, Gibbon es indudablemente conocido por su trabajo en el premiado clásico Watchmen (con Alan Moore), aunque también ha dibujado A1, Batman, Doctor Who, Give Me Liberty, Green Lantern, Superman, Star Wars y War Store: Screaming Tagle. Entre sus últimos proyectos figura The Originals, una original novela gráfica para el sello DC/Vértigo.

 OcioZero · Condiciones de uso