Motivos

Imagen de Bote

El relato ganador del noveno reto, de la mano de Bote

Una conversación que gire en torno a un hecho que esté ocurriendo en ese instante y que se explique en la misma por sí sola, sin intervención alguna por parte del narrador y sin que uno de los interlocutores cuente con detalle lo que está ocurriendo a modo de narrador improvisado. El tema es libre. El límite será de 350 palabras.

Estas fueron las premisas impuestas al reto 09 del taller. Y una vez más, Bote volvió a llevarse el gato al agua.

 

Motivos

—Emitiendo.

—Me han hecho daño…

—Continúa.

—Mucho daño.

—Es evidente, viendo el estado en el que te han dejado, que así ha sido. Pero no estamos aquí para sentir piedad por ti, sino para hacer que paguen por lo que te han hecho.

—Eran cuatro…

—Continúa.

—Todos machos, de raza sub baja.

—Era de esperar. Continúa.

—Volvía del trabajo, desde mi unidad, directamente a mi cubículo, cuando me sorprendieron en un pasillo…

—Una pro alta no debería llorar. No llores. Continúa.

—Al principio no me pareció extraño, estaban vestidos como nosotros y hacían ver que tan solo caminaban despreocupadamente, pero al acercarme a ellos vi en sus rostros los rasgos de su raza…

—Límpiate las lágrimas y los mocos, no hagas que nos avergoncemos de ti. Continúa.

—Me agarraron y me quitaron la ropa…

—¿Dijeron algo?

—No entiendo…

—¿Hablaron?

—La raza sub baja no tiene el don de la palabra. No entiendo a qué viene esa pregunta.

—Con entrenamiento pueden imitar la palabra.

—No, no dijeron nada. Solo reían… Ahora que lo pienso, es extraño… La raza sub baja tampoco posee el don de la risa…

—Bien. Continúa.

—¿Cómo es que reían?

—Continúa.

—Me… quitaron la ropa y me golpearon. No me resistí, estaba demasiado asustada. Esperé a que acudiese la Vigilancia, tal como debe ser. Pero no acudieron y…

—Continúa.

—Y me impregnaron.

—¿Todos?

—Los cuatro, por turnos, entre risas y bofetadas, muchas veces, durante mucho tiempo. La Vigilancia no acudió.

—La Vigilancia está saturada de trabajo últimamente. ¿Cuántas veces fuiste impregnada?

—¡Te lo he dicho, muchas! ¡No las conté!

—¿Más de cuatro?

—¡Muchas más!

—Di una cifra.

—¡No sé…! ¡Veinte, treinta…! ¡No sé, me impregnaron una y otra vez hasta que perdí el conocimiento!

—De acuerdo. Deja de llorar. ¿Podrías reconocerlos si los vieras?

—¿Qué si podría…? ¡Los sub bajos son todos iguales! ¿¡Qué clase de preguntas son esas!?

—Hemos terminado. Gracias por colaborar. Corto.

—¿Puedo hablar?

—Sí, ya no estamos emitiendo.

—Ah, menos mal. ¿Me pagáis?

—Claro, en cuanto la masa pro exija que toda una sub sección de sub bajos sea gaseada.

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