La espada salvaje de Conan: Conan el Conquistador

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cuatro volumen de la reedición de Planeta DeAgostini

En este volumen concluye La ciudadela en el centro del tiempo, narración que había arrancado en el tercer volumen (Nacerá una bruja) de la mano de John Buscema y Alfredo Alcalá. Es una historia muy colorista que hace pensar en algo a la mitología del multiverso de Michael Moorcock y en la que se echa en falta un mayor trabajo para caracterizar al brujo en torno al que gira toda la trama. Esto queda compensado por la ración de acción y extravagancia, que es abundante.

LLa espada salvaje de Conan - Conan el Conquistador - Planeta DeAgostinia historia que viene a continuación, La redoma sin fin, nos plantea una curiosa estructura narrativa donde, en contraste con la anterior, al brujo se le da mucho más cuerpo y se le deja llevar la voz cantante en cuanto a perspectiva. Para lo canónico que suele ser Roy Thomas, es una historia original que funciona bien. Tim Conrad, a los lápices, realiza un trabajo solvente que recuerda a Barry Windsor Smith.

Luego nos encontramos con un pequeño follón organizativo que, supongo, deriva de respetar el orden de publicación original de las historias. Así, pasamos a Corsarios contra Estigia, con Gil Kane y Young Montano, que concluye con Conan el Conquistador al final del volumen, esta vez con John Buscema a los lápices. Esta es una de las epopeyas del cimerio más conocidas, basada en la novela La hora del dragón. En ella tenemos conspiraciones de hechiceros de primer orden, viajes a lugar remotos y sugerentes, como la mencionada Estigia, conjuras palaciegas para apartar del trono a un Conan que ya había paladeado las mieles de la corona, laberínticos palacios, muchas batallas y algún que otro monstruo.

Personalmente, creo que hubiera ganado más el conjunto con un poco más de continuidad y de espacio, pero, aun así, sigue siendo una lectura memorable. La narrativa lleva buen ritmo y los escenarios están trazados con mucho acierto.

Entre medio, como decía, tenemos El canto fúnebre de Conan el Cimerio, que es la adaptación de un poema de Lin Carter realizada por Thomas e ilustrada por Young Montano. Breve y potente, resulta de lo más inspiradora y es un buen resumen de lo que encarna el bárbaro dentro del género de espada y brujería. Particularmente acertadas las composiciones y el estilo del ilustrador. Cada página daría para un póster.

Y justo después, de nuevo en medio, La maldición de la Diosa Gato, con Pablo Marcos, una historia que hubiera encajado bien dentro de las ambientadas en el desierto del anterior volumen y que funciona también bien por sí misma como historia de objetos malditos, batallas cruentas y posesiones diabólicas. Directa en su planteamiento, sin filigranas, resulta efectiva y entretenida. Acentúa, eso sí, el caos organizativo del tomo.

En conjunto, queda un volumen algo deslavazado por el orden elegido, pero que encierra obras de mucha calidad, variadas y bien ejecutadas.

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