Los guionistas
Reseña del cómic de Roberto Malo y Moratha publicado por Editorial Cornoque
La tentación era demasiado grande. Lo intuí cuando leí Los guionistas -guión original- y vi que estaba cantado en cuanto salió el disco de David Salas: A escondidas. Aquello no iba a terminar así, no podía quedarse en una novela. De hecho, no me extrañaría que esta historia llegue a película, aunque sea de animación. De momento, tiene ya su cómic, en el que Moratha ha sabido plasmar a la perfección el estilo de Roberto Malo.
La cosa no era sencilla. En primer lugar, porque la historia en sí se las trae: dos guionistas de películas porno que abordan la escritura del guión definitivo, el que les catapultará a la fama. Tienen un ojo puesto en el festival de Cannes y tienen que dar lo mejor de sí. En segundo lugar, porque Los guionistas no es una historia porno, aunque está metida hasta las trancas en este mundo. ¿Cómo hacer que una narración que gira en torno a la pornografía no sea pornográfica? Sobre todo cuando no tenemos la pantalla de la imaginación, ya que Moratha no se podía permitir no dibujar. Ahí está el quid.
Los guionistas parte de una premisa sobre la que se incide en el prólogo de Jorge Asín y que se explicita durante el cierre: el que crea la historia, en la industria del cine, es el último mono. En el mundo del porno, donde aún se da menos importancia a este elemento, la cuestión se acentúa. Y Roberto Malo nos habla de ello con su habitual sentido del humor y valiéndose de situaciones que a veces rozan lo surrealista.
En este sentido es una obra muy suya. Parte de lo mundano y se mete en terrenos extraordinarios, jugando con lo improbable y lo inesperado, sorprendiendo al lector sin, en realidad, romper las reglas de las que parte. Hay que señalar que Los guionistas no busca analizar el mundo de la industria porno, sino contar historia de gente, que en realidad es muy normal, haciendo cosas que no se suelen contemplar. Como escribir guiones de pelis porno. Tampoco se trata solo de desmitificar, sino de poner de relieve dimensiones creativas y personales con las que no se contaba al principio.
Encuentro que Moratha ha pillado muy bien el pulso a la historia. Es naturalmente explícito, sin mojigaterías ni recato, pero tampoco pone el erotismo por delante del factor humano o del humor, que son los dos elementos primordiales de este relato. Su estilo desenfadado y el coloreado vivo se imponen y dejan que lo chocante sea el argumento, no la carne desnuda y erecta que, cómo no, es omnipresente en buena parte del cómic.
Con estos mimbres, Los guionistas es un cómic que sorprende por sus giros argumentales y su tema central, que tiene momentos emotivos, cómicos y hasta que hacen reflexionar, y que presenta un muy buen equilibrio entre la parte gráfica y la historia. La narrativa está muy conseguida en todos sus aspectos.
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