Guía práctica de los goblins

Reseña del manual ilustrado de goblinología de Brian Froud y Terry Jones

Este volumen indispensable para los amantes de los goblins editado por Montena es todo lo práctico que puede ser una guía de este tipo. Es, literalmente, una manual ilustrado de goblins, una obra que no tiene pies ni cabeza pero que es tan fascinante como aquellos libros inexistentes que creaba Borges. Al menos, si te apasiona el tema de los monstruitos fantástico-medievales.

Terry Jones es el responsable de la recopilación y, cabe imaginar, de los textos. Desde el principio deja claro que se trata de un homenaje a Jim Henson y su Laberinto (que en España pudimos conocer gracias a la película Dentro del laberinto). Toda la estructura es humorística y tiene ese toque gamberro, absurdo y algo pueril que se espera de los goblins. También un punto de maldad y de humor negro, claro. La descripción de los personajes es todo lo confusa, accesoria y sugerente que os podáis imaginar. No se trata de disfrutar de un manual técnico, sino de sumirse en el ambiente de una ciudadela perdida de criaturas mágicas, mezquinas y tan aterradoras como ridículas en buena medida. Esto hace que la lectura sea muy entretenida y ligera y deje con ganas de más.

El protagonista indiscutible de la Guía práctica de los goblins es, no obstante, Brian Froud, el ilustrador, quien es el responsable último de dar cuerpo a los personajes y generar toda la atmósfera necesaria. Hay que señalar que Terry Jones no realiza descripciones propiamente dichas, sino que se limita a acercarnos al carácter y la rutina de los goblins, sus costumbres y sus anécdotas.

El trabajo de Brian Froud es sencillamente impresionante: todos y cada uno de los protagonistas del libro tiene vida propia. Son grotescos y carismáticos al mismo tiempo. Suscitan la risa y un cierto escalofrío incómodo. El ilustrador ha sabido beber de la tradición céltica y reconvertirla en un mundo coherente y mágico.

Las composiciones son a página completa y los personajes salen extraídos de su entorno, como en pergaminos separados convenientemente avejentados. Algunos detalles de acompañamiento y diagramas tan peregrinos como los propios goblins acompañan a los dibujos, lo que da un aspecto de tratado oculto o grimorio que sienta muy bien a la obra.

Hay que señalar que la edición de Montena es sobresaliente. El papel es de calidad, las ilustraciones tienen un color formidable que ayuda mucho a crear la atmósfera y las tapas duras acolchadas son una elección de primer orden: resistentes y elegantes, dan el toque final perfecto al libro.

Con estos elementos, la Guía práctica de los goblins es, sin duda, un capricho pensado para los amantes del género fantástico y en concreto de la mitología épica medieval. Un capricho, todo hay que decirlo, muy tentador y que se conserva como un tesoro, uno de esos libros-objeto que se disfruta una y otra vez a lo largo del tiempo y que llama mucho la atención. Si de entrada te atrae, me extrañaría que te decepcionara.