La espada salvaje de Conan: El Palacio del Placer

Imagen de Anne Bonny

Reseña del vigésimo séptimo número de la recopilación de Planeta DeAgostini

Este volumen de La espada salvaje de Conan es uno francamente destacable. Las tres historias recopiladas cuentan con guión de Michael Fleisher, al cual se le ve cada vez más metido en el universo de la Era Hiboria, con más conocimientos sobre el mismo y, sobre todo, con un toque más afín al tipo de fantasía épica que representa la creación de Robert E. Howard. En todos los sentidos, se ve que la colección ha entrado en una etapa de madurez que le da solidez.

La espada salvaje de Conan 27 - El Palacio del Placer - Michael Fleisher - John Buscema - Ernie Chan - Alfredo Alcalá - Planeta DeAgostiniEmpezamos el volumen con la segunda parte y conclusión de Los demonios de la llama (cuyo principio encontramos en La espada salvaje de Conan: Los habitantes de las cavernas), que cierra la historia de un modo, si no sorprendente, sí muy eficaz. Por supuesto, el reyezuelo de la ciudad-estado no va a salirse con la suya, ni tampoco su malvado nigromante, pero Michael Fleisher no necesita recurrir a ningún deus ex-machina: la resolución de la historia fluye a la perfección y sin grandes requiebros. Otro de los aciertos, a mi parecer, es que, por una vez, se deja espacio a John Buscema y a Ernie Chan para desarrollar el combate con el monstruo de turno, una aberración necromántica cuya creación habíamos visto en el número anterior. Es una gozada ver cómo se dedican páginas de acción a una confrontación muy bien coreografiada. A veces, se puede hacer grandes cosas con elementos sencillos.

A continuación, pasamos a El coloso de Argos, quizás la historia más irregular del conjunto a causa del exceso de elementos que tiene el guión de Michael Fleisher, aunque tampoco es que cojee. La idea es francamente buena, una especie de revisitación del caballo de Troya en la Era Hiboria con un enfoque muy distinto de las habituales conjuras palaciegas a las que estamos acostumbrados. El problema es que hay demasiadas cosas: una amante tabernaria celosa que en realidad no pinta nada, una emboscada de hombres lobo, un secuestro que sí está justificado en la trama, una inmersión lacustre que vale para que Alfredo Alcalá (por lo demás excelente) nos saque un monstruo de cine serie B, una reina que flirtea con el cimerio, conflicto entre dos estados, ejércitos enteros ahogados... Muchos de estos elementos tienen sentido en la historia y le dan fuerza y variedad, pero hay otros que parecen puestos para llenar páginas con escenas de acción o erotismo sugerido, algo que se refuerza porque la anterior historieta es más corta de lo habitual. En conjunto, el resultado es bueno, pero podría haber sido mejor con más concisión.

Como cierre, la historia que da nombre al volumen: El Palacio del Placer. También una de las que justifican el llamado enfoque más adulto de La espada salvaje de Conan como colección. Desde la primera página, con un buen grupo de jóvenes desnudas nadando en un estanque, John Buscema y Ernie Chan nos dejan claro que uno de los puntos principales del cómic va a ser el erotismo. De hecho, el guión de Michael Fleisher gira en torno a intrigas palaciegas, pero a partir de un prostíbulo de lujo. Se trata de una historieta con mucho humor, con un guión muy bien montado para desarrollar la trama de conspiraciones con el eje central del Palacio del Placer, el cual visitaremos en profundidad para ver el catálogo de parafilias presentadas a sus clientes, y sin prescindir ni de combates ni de hechicería pero con un enfoque más fresco.

Así, en conjunto, La espada salvaje de Conan: El Palacio del Placer es un tomo original, con historias muy bien desarrolladas y memorable en su cierre.

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