OZ entrevista a José Miguel Desuárez

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Hoy tenemos con nosotros a un interesante miembro de la comunidad literaria y editorial de nuestro país, el responsable de la editorial Hipálage, quien nos brinda esta entrevista con motivo del reciente lanzamiento de la antología A contrarreloj I

La editorial Hipálage nació en 2006, tras convocar la primera edición de sus premios internacionales de narrativa y poesía. Su director, José Miguel Desuárez, al ser también escritor, decidió crear la editorial para dar oportunidades a otros escritores que esperan adentrarse en el panorama editorial y no pueden hacerlo por estar tan saturado. Su situación personal y familiar le abocan a estar en casa con sus cuatro hijos pequeños, y crear la editorial es para él un aliciente en todos los sentidos. De alguna manera, cree que el mundo será mejor si se publican esos libros escritos para ayudarnos a entender el tiempo que vivimos, el pasado y el futuro.

 

Este año, Editorial Hipálage ha abierto varias líneas de concursos literarios, tanto de poesía como de narrativa. En aquéllos que ya han sido fallados, la participación ha sido más que notable. ¿Qué impresiones han quedado después de la experiencia?

 

La experiencia es buena, y, francamente, no esperábamos una participación tan alta. Está claro que la literatura sigue siendo algo vivo, apasionante, que los libros no duermen el sueño de los justos, como a veces se nos dice a través de los medios de comunicación. Y, a pesar de ello, en el actual panorama literario, las posibilidades de que un escritor novel publique y dé a conocer su obra son muy limitadas, y por eso nos ha gustado especialmente esta experiencia: no sólo hemos dado voz a un escritor novel, sino a cientos.

 

Además de unas cuantas impresiones, han quedado sendas antologías: A contrarreloj I y Poemas para un minuto I. ¿Qué encontrará el lector en estas obras?

 

En estos libros encontrará una muestra de los textos que se han presentado al certamen, que es, al fin y al cabo, la finalidad del premio: dar a conocer autores. Queremos que el lector disfrute de estos relatos como si fuesen de renombrados creadores, y que tengan una idea de cómo se defiende con las palabras la “gente corriente”, algo que a los escritores aficionados unas veces desmoraliza y otras veces anima, pero siempre resulta enriquecedor. Por eso muchos de los concursantes nos han felicitado por la idea.

 

La primera antología recoge más de cuatrocientas obras, y la segunda casi trescientas. ¿Hay tanta buena literatura en español o sencillamente el editor ha optado por no juzgar y se ha animado a dar voz a todos los que escribimos?

 

Pues sí que hay buena literatura, y por ello hemos querido dar voz a los escritores desconocidos, eso sí, siempre respetando un mínimo de calidad y buen hacer, por lo que no se ha publicado todo lo que recibimos. Si alguien cree que sólo saben escribir bien los grandes autores que las grandes editoriales publicitan a los cuatro vientos, está muy equivocado. Pensemos lo siguiente, en el caso de los microrrelatos: desde pequeños, todos estamos acostumbrados a contar y a que nos cuenten pequeñas historias: un chiste, un resumen de película, una anécdota... De forma que no es tan complicado abordar este género, ahora tan de actualidad. El libro, finalmente, resulta muy ameno, ya que cada página es una historia, y se puede abrir y leer por cualquier sitio y dejarlo donde se quiera. En los tiempos actuales, donde hay tan poco tiempo para todo, es un aliciente poder leer microrrelatos.

 

Una pequeña editorial que se atreve a montar sus concursos literarios y a apostar por escritores desconocidos no es algo común en nuestros días. ¿Cómo se ve el panorama editorial para lanzarse a un proyecto semejante?

 

El panorama editorial está muy complicado. Las grandes editoriales tienen a los grandes escritores y aun así no venden demasiado, aunque venden. Las pequeñas editoriales sólo podemos optar a mantenernos (pero no a hacer negocio) con las migas que van dejando las grandes. Es por eso que hay tantos autores buenos que no logran publicar, porque ya hay demasiados colocados. Y lo cierto también es que hay más escritores que lectores, con lo cual no puede hacerse demasiado. Quizás esa sea la parte más triste de todo esto: la gente lee poco, muy poco, en nuestro país. Por eso es tan difícil hacerse un hueco.

 

En la página web de la editorial, www.hipalage.com, encontramos un apartado de consejos a escritores que ningún autor novel debería perderse. Como adelanto, ¿cuál diría que es el consejo indispensable para los que quieren ver su obra publicada?

 

El mejor consejo que puedo dar a quien quiera ver una obra publicada es que lea mucho, muchísimo, antes de escribirla. Esto es primordial. Leer libros, muchos y buenos. Desgraciadamente, la gente no lee, incluso los escritores en ciernes no leen.

 

Luego, una vez que haya escrito su obra, que la reescriba, la repase, luche con las palabras hasta decir exactamente lo que quiere decir. Que nunca se quede en la primera redacción, por favor: siempre hay fallos, por mucho talento que uno tenga.

 

Y después, que abandone el manuscrito en un cajón. Y que escriba otras obras. Y así sucesivamente. Al cabo de algunos años, el tiempo dirá cuál merece ser publicada y ésta sí se publicará, pero el 90% de la obra de un autor se ha de tirar: es el lastre que hay que ir tirando para elevarse.

 

También encontramos la explicación del nombre de la editorial, algo que no todo el mundo habrá captado a la primera. ¿Vivimos un tiempo de regresión en la formación literaria?

 

Lo que ocurre es que hoy en día todo el mundo tiene un ordenador, y todo el mundo sabe leer y escribir. Y de ahí a escribir un libro parece que hay poca distancia. Pero hay mucha, ya que no se puede meter en el mismo saco la literatura hecha para ser degustada y la escritura reflejada en el papel para desahogarse. Son cosas diferentes, y suelen ir muy cercanas últimamente en las novedades de las librerías.

 

Pero en concreto, hablando de la formación literaria, lo cierto es que ha desaparecido casi por completo de los planes de estudio. Cuando yo cursé el Bachillerato, lengua y literatura eran dos asignaturas distintas, evaluables por separado. Hoy en día ambas se engloban bajo el curioso nombre de Lengua Castellana y Literatura (no sabemos si castellana, bengalí o polaca), y, en la práctica, la literatura es apenas un apéndice de la asignatura principal, lengua.

 

Un aspecto que me ha gustado particularmente de los certámenes convocados por Editorial Hipálage, por su connotación ecologista, es el sistema de recepción de obras: por correo electrónico. ¿Hay algún cambio más que haya traído Internet al mundo de los libros que quisiera resaltar?

 

Internet ha facilitado mucho que la editorial Hipálage exista. Sin Internet no podríamos estar aquí, por ejemplo, hablando del mundo y cómo mejorarlo. Sin Internet no podría comunicarme con los autores extranjeros en tiempo real como lo hago. Sin Internet el trabajo de imprenta sería mucho más caro. La web también ayuda mucho: es un escaparate continuo de la editorial, igual que el blog. Además, como escritor, también tengo mi propia web: www.escritoresymatrimonio.es

 

Otro que me ha llamado mucho la atención es el que se señala en la sección de contacto: las ediciones corren por cuenta del editor –lógicamente, como se apostilla–. ¿Qué opina de las autoediciones y las llamadas coediciones?

 

La autoedición está bien si alguien quiere imprimir un libro que ha escrito para regalárselo a su familia y amigos. O si quiere que algunos más, pero pocos, muy pocos desconocidos, lo lean. Pero no entra en los circuitos editoriales, no llega a las librerías y no circula, en definitiva. Por tanto, es algo que está al margen completamente del mercado literario, por mucho que lo vendan de otra manera.

 

Viendo el panorama actual en el mundo editorial, ¿es necesario lanzar algún aviso a navegantes para los jóvenes escritores?

 

Yo remitiría de nuevo a los consejos que doy en mi página web.

 

Según se descubre navegando un poco por su página y viendo el catálogo de obras, Editorial Hipálage hace su apuesta por la literatura, aunque ésta se salga de la norma. ¿No resulta complicado desoír los cantos de sirena de “Códigos DaVinci” y similares?

 

Apuesto por libros que me gustan y que me parecen trabajados con paciencia y tesón a lo largo de años y que no merece que se queden perdidos. Pero los best-sellers van a estar siempre en las editoriales grandes: una editorial pequeña no puede lanzar al mercado un best-seller porque no tiene dinero para ello. Es lo mismo de siempre: con mucho dinero se puede hacer mucho dinero; con poco dinero, se pueden hacer algunas cosas bien, pero ya está.

 

Una pregunta maliciosa: como comentan en la página, los libros –hablando de editoriales– hay que venderlos. Cuando no se cuenta con un elenco de autores famosos, ni se opta por la literatura comercial, ni se hace pagar a los autores, ¿cómo se consigue que el negocio funcione?

 

Lo cierto es que el negocio no funciona como negocio. No hay empleados, ni sueldo para el editor. Es una cuestión de ir moviendo cultura. Se hacen tiradas muy pequeñas y se recupera la inversión. Esta inversión se pasa a otro libro y así. A veces se pierde dinero, otras veces se gana, y en conjunto la editorial puede mantenerse a flote, aunque con muy escasos beneficios, aunque algunos crean lo contrario. Pero el trabajo de maquetar, preparar el libro, promocionarlo y demás no se cobra. Se hace, como nunca, por amor al arte. Mientras el cuerpo aguante.

 

Y ya para cerrar la entrevista, ¿cuáles son los próximos proyectos de Editorial Hipálage?

 

Los próximos libros, que están a punto de llegar a las librerías, son Te devolverán las mareas, de Andrés Jorge, que fue editado en México por Planeta y ahora llega a España de la mano de Hipálage, y Parle diem, de Antonio G. Ojeda, un diccionario de humor al estilo de las Definiciones que Jardiel Poncela publicaba en diarios y revistas o leía en programas de radio.

 

Más adelante saldrá Cantando los cuarenta, una novela humorística de Beatriz Berrocal, que cuenta las desventuras de una mujer de cuarenta años, casada y con dos niños, que se queda en paro y debe ingeniárselas para ganar algún dinero con el que pagar la hipoteca.

 

También publicaremos Reencuentro, de Francisco Zaragoza, quien quedó finalista del premio Planeta en 2004 con la obra Un futuro en el pasado, también publicada por Hipálage.

 

En fin, para qué seguir. Tenemos el catálogo cubierto hasta 2010, premios aparte.

 

 

Pues muchas gracias por la entrevista y buena suerte con estos proyectos literarios que seguiremos de cerca gracias a vuestra dos webs: www.hipalage.com y www.editorialhipalage.blogspot.com

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