Diario de un recluso en el 41 milenio VIII

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Nueva entrega de este relato participante en el I Concurso Warhammer 4OZ

Veintiséis horas mas tarde comenzamos el descenso al planeta y reconozco que los marines son una panda de colgaos, pero saben hacer naves rápidas.

 

-Bueno, Agros, ve pensando qué le dirás a esa chica para que no te denuncie otra vez.

 

-Eso no es un problema para mí: lo tengo controlado.

 

-Mierda -interviene Neror- ¿eso de la superficie son explosiones o son cosa mía?

 

-Joder, esto está plagado de restos de naves. Está claro que aquí ha habido una batalla.

 

-Sí, y parece que el caos ha tomado casi todo el planeta. Joder, qué mierda.

 

-Esto… ¿de cuánto oro hablabas?

 

-No sé la cifra exacta, pero no tendremos problemas de dinero para el resto de nuestras vidas.

 

-Bueno tomaré tierra no muy cerca de la zona controlada por la Guardia Imperial o tendremos problemas.

 

La nave comienza su descenso a toda hostia para evitar cualquier disparo de las torretas de defensa que pudiera haber por la zona.

 

-Coño, Zenir, no sales disparado hacia el cristal. Será que te has puesto el cinturón tú solo.

 

-Sí, hasta los más tontos aprenden a base de hostias.

 

-Muy gracioso, Neror.

 

-¿Qué te parece esa zona, Owen, justo detrás de esos árboles caídos?

 

-Esa zona será perfecta.

 

Al salir de la nave vemos que estamos en un campo lleno de cadáveres de soldados de la Guardia Imperial.

 

-Joder, qué matanza, y la putada de todo esto es que no hay ni una sola arma.

 

-¿Armas? ¿Te refieres a los rifles láser? Prefiero una piedra: hace más daño.

 

-Chicos, esto… -dice Castor-. Tenemos un problema si pretendemos entrar en esa ciudad de la GI con estas ropas del caos.

 

-Joder, es cierto. Ale, pillar la ropa de estos desgraciados y listo.

 

A los pocos minutos estamos todos vestidos con ropas de los soldados y ajustando los uniformes.

 

-Esto… Zenir, creo que tendrías que buscar otra ropa.

 

-¿Por qué? Esta es de mi talla.

 

-Sí, Zenir, es de tu talla, pero el hecho de que a su antiguo propietario le dieran en el costado derecho con un cañón de plasma, por no mencionar que llevas medio pecho descubierto, ¿no crees que llamará la atención de todos?

 

-¿Y cómo sabes que fue un cañón de plasma?

 

-¿Ves ese polvo azulado en los bordes quemados de la ropa? Pues eso es por el plasma.

 

-Zenir, busca otra ropa quieres, y que sea rápido.

 

-Y procura que esté más entera.

 

Al rato ya estamos de camino a la ciudad.

 

-Oye, Agros, ¿qué haremos cuando lleguemos a la ciudad?

 

-Tengo un par de escondites en esta ciudad, por suerte, y algo de ropa, por no mencionar a mis contactos, que nos facilitaran las cosas.

 

Al entrar en la ciudad vemos los estragos de la guerra contra el caos: las calles están llenas de cascotes y la gran mayoría de edificios están medio derruidos, y las pocas personas que hay por la calle están muy ocupadas rebuscando por los escombros como para preocuparse de ocho soldados desarmados y con sangre en la ropa. A las pocas horas llegamos a uno de mis escondites que, por fortuna, aún se mantiene en pie.

 

-Entrad rápido. Bueno, no es gran cosa pero servirá de escondite por un tiempo. Chicos, en el armario del fondo hay ropa. Calos, creo que encontraras algo de tu talla también.

 

-Gracias, Agros.

 

-Yo mientras intentaré ponerme en contacto con mis viejos camaradas.

 

-Agros, ¿tienes algún mapa de la zona?

 

-Sí, Neror, en ese armario del fondo.

 

-Vale, ¿y dónde está ese edificio de la familia Zuchi?

 

-Aquí, a treinta y cinco kilómetros de esta ciudad.

 

-Joder, Agros, esa es zona controlada por el caos. ¿Cómo vamos a llegar hasta allí sin que nos maten?

 

-Dame unos minutos para pensar el cómo, pero mientras comprobaré si funcionan las comunicaciones.

 

Por suerte uno de mis viejos conocidos está vivo y sigue en la profesión. Le explico mi situación y la de mis camaradas y que necesitamos tarjetas de identificación clase A, por si nos topamos con algún control por la ciudad. Cuatro horas más tarde...

 

-Vale, ya sé cómo atravesar las líneas enemigas del caos.

 

-¿Cómo? ¿Con un ejército?

 

-Sí.

 

-Agros, sólo somos ocho. Bueno siete y medio contando a Zenir.

 

-¿Por qué siempre te metes conmigo, Neror?

 

-Porque eres tonto, patoso, burro con ganas... en fin, luego te paso una lista.

 

-Ya sé que somos ocho, pero le pedí a un viejo y maestro falsificador que conozco que nos hiciera tarjetas de identificación clase A.

 

-Clase A.

 

-¿Qué son esas tarjetas clase A?

 

-Son tarjetas militares que sólo las llevan los Inquisidores. Joder, Agros, hacerse pasar por un inquisidor está penado con la muerte.

 

-Te recuerdo que estábamos condenados a muerte, Neror.

 

-… joder, pues es verdad, (risa maliciosa) yo un inquisidor (mas risa maliciosa).

 

-Neror, me das miedo.

 

-Pues espera a que tenga esa tarjeta y verás.

 

-El plan es el siguiente: nos haremos pasar por inquisidores para reclutar a un batallón, nadie osará cuestionar a un grupo de inquisidores, y si aparece un toca pelotas lo matamos al estilo GI y problema resuelto. Cuando ya tengamos el batallón lanzaremos un ataque a las líneas del caos hasta llegar a la casa de la familia Zuchi y mientras nuestro ejército se da de hostias con el caos, nosotros aprovecharemos para pillar todo ese montón de oro. Bueno, ¿qué os parece el plan que he tenido?

 

-Joder, y luego decís que yo estoy pillado -dice Pratech.

 

-Y loco -añade Agros.

 

-Y zumbado -añade Neror.

 

-Y venado -añade Castor.

 

-Y lunático -añade Polux.

 

-Y como una puta cabra -añade Owen.

 

-Sí y … -dice Zenir- eso.

 

-¿Qué? -dice Calos- ¿Tenía que decir algo?

 

-Reconozco que es un plan muy astuto. Con todo este jaleo que hay nadie osará cuestionar la autoridad de los inquisidores. ¿Y cuándo tendrá los documentos listos?

 

-En una hora, más o menos.

 

-Espero que sea bueno como falsificador o nos pillaran a la primera de cambio.

 

-Es el mejor de todo el Imperio.

 

-¿Y cómo piensas pagarle ese curro?

 

-Fácil: sólo pide el 5% del botín.

 

-¿Sabe lo del oro?

 

-Sí, claro.

 

-De todas formas, el plan falla un poco, gente, ¿como vamos a hacernos pasar por inquisidores con estas ropas tan cutres?

 

-Los inquisidores en ocasiones visten ropas normales para infiltrarse y no ser detectados por los agentes del caos o los traidores al Imperio.

 

-Así es, la ropa es lo de menos. El tema es que tendremos que comportarnos como inquisidores, así que nada de pillar un tanque y liarse a disparar a todo dios, o de pillar un martillo y liarse a martillazos con algo o de pillar un Valkiria y aplastar a alguien o de volarle el tarro a alguno, ¿vale, chicos?

 

-O sea, nada de diversión.

 

-Así es.

 

-Y Zenir, tú procura no hablar mucho. De hecho, no digas nada: tú limítate a asentir con la cabeza en caso de que alguien te pregunte algo.

 

Continuará...

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