Reconciliándome con Bond, James Bond

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Desde hace tiempo mantengo una relación extraña con este famoso personaje en su versión cinematográfica: deseo fervientemente ver la serie de películas, porque me atrae el concepto, e, irremediablemente, cuando tengo la oportunidad no soporto el metraje entero.

Es una cosa francamente peculiar. Normalmente, cuando uno tiene una mala experiencia con una película de una franquicia, se desentiende de la misma. Sobre todo si se da una segunda oportunidad que sale igualmente rana. Por eso nunca he entendido muy bien qué me pasa con James Bond. Quizás tenga que ver con una de las películas -la única- que vi siendo muy pequeño, que me dejó una de esas curiosas marcas que permite la infancia a pesar de que no recuerdo ni el título.

 

El caso es que, testarudo como soy, me decidí a retomar la serie, a ir viéndolas todas para encontrar ese concepto -estaba convencido de que ahí radicaba en quid de la cuestión- que tanto me interesaba: el del agente de secreto lleno de recursos que con estilo y carisma se enfrenta a la adversidad. Reconozcámoslo: James Bond no es un héroe arquetípico; es, precisamente, el arquetipo que siguen otros héroes con menos cuerpo propio. Por eso, aunque sólo fuera por eso, merecía la pena intentarlo.

 

Pero la cosa iba mal. Las películas de Sean Connery conseguía terminar de verlas pero sin entrar realmente en la trama, viéndolas casi con un interés documental. Vaya bañadores peculiares que se consideraban sexis en la época, magnífica la base secreta del malo malísimo, eso sí que es un seductor... este tipo de cosas. Además, lo cual me resultaba todavía más sangrante, las películas me resultaban auténticas en el pleno sentido de la palabra. No podía negar la evidencia: ése era un Bond de verdad, con todas las de la ley.

 

Con las de Pierce Bronan la cosa fue a peor. En éstas ni siquiera podía pasar de la mitad de la película. Nunca he podido con los héroes imbatibles. Es algo superior a mis fuerzas: creo que se cargan toda la sensación de conflicto. Puedo aceptar que ganen siempre los "buenos", pero espero que, al menos, se despeinen. O que finjan despeinarse. Y a pesar de que el fallido intento de ver dos de sus interpretaciones del agente secreto fueran las que me convencieran, definitivamente, de que no tenía nada que hacer con el 007, no puedo censurar sus interpretaciones. Creo que hizo lo que quisieron que hiciera, así que poco se puede criticar...

 

Y entonces, cuando ya creía que era una causa perdida, mi hermano me dejó Casino Royale.

 

Había oído polémica sobre la película. Que si habían cogido a un rubio para hacer de Bond, que si el metraje se lo comía una partida de póquer, que si estaba basada en la primera aventura del personaje, que si no sé qué de la continuidad... Bueno, yo no sé si es muy canónica, y desde luego soy el menos indicado para hablar al respecto, pero, para mí, ha supuesto la reconciliación con el personaje.

 

Daniel Craig, a mi parecer, ha bordado el papel. Transmite todo lo que siempre había creído que debía transmitir el 007, pero, además, con naturalidad, sin convertirse en una caricatura de sí mismo. Desde luego, creo que el guión ha ayudado mucho. Aun con algún momento excesivo, uno tiene la impresión de volver a esas películas de acción donde te ponían en tensión porque, aunque en el fondo no lo creyeras, parecía que algo iba a fallar.

 

La historia en sí no es que sea todo lo redonda que se podría haber esperado -tiene algunos flecos, algún momento de ritmo peculiar, alguna inconsistencia ligera- pero, a mi modesto parecer, funciona. Y, además, funciona con el sabor que creo debe tener un James Bond. Por mi parte, no sólo me han reconciliado con el personaje, sino que me han dado ganas de unirse a la serie. Por fin.

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Andronicus
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Es curioso, porque a mí me pasa algo parecido con las películas de James Bond. A menudo me parece que la trama es demasiado rebuscada, o bien es demasiado estúpida. Bond va a miles de lugares sólo para una parte de la investigación que, de hecho, es lo de menos, porque la investigación no es más que una excusa para las tortas.

Soy de la opinión que muchas de las películas de Bond son malas películas. Pero con Casino Royale, había visto la mejor película de James Bond rodada hasta la fecha, incluyendo Quantum of Solace.

De hecho, no era un fan de Bond hasta que vi Casino Royale. Y entonces me di cuenta de que en la mayor parte de los casos, como dices tú, no podía soportar el metraje entero. Eso me pasaba en especial con las películas de Roger Moore.

Andronicus dixit

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