Dogmas en torno al cuento breve

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jane eyre
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Curioseando por la red he encontrado esto que creo que no tiene desperdicio . Es de una página llamada La llave de los campos y se anuncian como escritura,creación e intervención surrealista.
 
22 dogmas en torno al cuento breve

La Llave de los Campos aglutina a un grupo de escritores de cuentos, opuestos a la devastadora “normalización” de los usos y las prácticas en la escritura de ficciones, bajo el género hegemónico, históricamente regresivo –y cada día más excluyente- de la novela.

Denunciamos –en este sentido- el carácter uniforme, formulario, mecánico, conformista, banal, acrítico y profundamente imbécil de la mayoría de los productos editoriales que bajo el nombre de “novelas” renuevan cada mes la oferta del mercado.

Denunciamos la degradación de la novela a una variante escrita del telefilme. Denunciamos la conversión de la narrativa –a manos de los trusts editoriales- en un arma de docilización masiva.

Y denunciamos, por extensión, a los autores que se pliegan igual que niños obedientes a esta mistificación indigna, con la esperanza de constar –méritos no les faltan- en la lista de “los más vendidos”.

Dentro del territorio que nos es propio –el cuento–, deseamos, por lo mismo, desterrar de una vez el realismo de consumo, caduco y caligráfico, que no ha sido tocado por la crisis de la Modernidad, la invención insurgente, el coraje de la exploración y el norte irrenunciable de la utopía; y a este fín, enunciamos de un modo dogmático, y con carácter apremiante, las siguientes medidas de higiene estética:

22 dogmas en torno al cuento breve

1.- Prohibido escribir historias basadas en hechos reales.

2.- La verosimilitud de un cuento no deberá apoyarse en su supuesta “semejanza” con la realidad, sino en la coherencia interna – discursiva y/o estructural- del texto.
(Declaramos pieza de museo la narración figurativa. Escupimos sobre la tumba del realismo.)

3.- Prohibido alterar la secuencia cronológica del argumento con el fin de reforzar su interés.

4.- Prohibido dotar a la historia de un atractivo pueril, que dependa del escamoteo o la dosificación “estratégica” de información.

5.- Prohibidos los finales sorpresivos. Los finales felices. Los finales trágicos. Los finales demasiado concluyentes.

6.- Terminantemente prohibida cualquier historia apuntalada sobre una trama policial.

7.- El enunciador del texto –narrador o personaje- manifestará siempre su distancia (mediante la ironía, la incertidumbre, la intromisión reflexiva o de cualquier otra manera) con respecto a los hechos que narra.

8.- El cuento deberá mostrar su carácter de representación discursiva. La escritura habrá de tener intensidad, volumen, desfallecimientos, grietas. El cuento no debe querer decir algo. Debe querer decir.

9.- Prohibido escribir como habría escrito Carver, si hubiera sido idiota.

10.- Prohibido escribir de una manera “cinematográfica”.

11.- Prohibido escribir de lo que no se conoce. Prohibido escribir de lo que se conoce.

12.- La escritura de un cuento deberá transparentar sus influencias.

13.- Prohibida la “inocencia” (moral, política, histórica, estética, etc.)

14.- Prohibida la melancolía.

15.- Prohibidos los relatos protagonizados por “víctimas” (mendigos, vagabundos, oficinistas aburridos, amas de casa frustradas, presuntos niños del tercer mundo, putas de buen corazón…)

16.- Prohibido el casticismo. Prohibido el tono solemne.

17.- Prohibida la estereoscopía.

18.- Prohibido escribir bajo los efectos del alcohol o las drogas (Prohibido supeditar la ebriedad y el trance a algo distinto del propio acto de escribir.)

19.- Prohibido escribir un cuento cuando el autor ya conozca de antemano el final. Prohibida la premeditación. El relato es la huella que deja una deriva.

20.- El cuento deberá sustraerse a cualquier utilidad (didáctica, doctrinal, comercial, de entretenimiento, etc.)

21.- Prohibidos los cuentos de género (terror, romántico, viajes…) Prohibidos los cuentos ingeniosos.

22.- Prohibido escribir cuentos cuyo argumento pueda contarse fácilmente.

 

 

 

 

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Victor Mancha
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Desde luego, resulta soprendente la cantidad de tonterias que se pueden escribir en 22 líneas. Y lo peor es que no acabo de dilucidar si están de coña o si hablan en serio.

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weiss
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Jejeje, sí, son bastante estúpidos esos principios, aunque alguno hay que yo salvaba (el de escribir sobre negritos, prostitutas de buen corazón y abuelitas que vivieron la posguerra...). No sé, tampoco me queda claro si es una broma o un pretencioso ejercicio de justificación de la mediocridad redactado por algún presunto escritor de escasa destreza y menor ingenio. Si lo que escribes no gusta, está claro: es que el público es idiota, el mercado una farsa, la sociedad te oprime, blablabla...

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Patapalo
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Yo veo saludables estos ejercicios de grandilocuencia aunque sólo sea para no perder de vista que esto de la escritura es algo dinámico. A veces, no obstante, creo que el escritor contemporáneo se obsesiona con lo de la vanguardia. Grandes cambios tenemos pocos desde el XIX, aunque es importante no perder de vista que lo que damos por inamovible no tiene por qué serlo.

Algunas cosas que señala, efectivamente, son cansinas, pero creo que hay demasiados giros de tuerca, o pocos, quién sabe...

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Canijo
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Joder, a mí es que con el punto 18 ya me discriminan de todas todas. En fin, como de todas formas prohiben montones de cuentos buenos, tampoco es que me interesara mucho aun sin el punto 18.

Eso sí, quien lo haya escrito se habrá quedado muy, pero que muy a gusto, y eso siempre es bueno, jejejejeje.

En fin, voy a incumplir un poco el punto 18...

 

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Dersu
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Algunas cosas que señala, efectivamente, son cansinas, pero creo que hay demasiados giros de tuerca, o pocos, quién sabe...

Estoy de acuerdo. Ataca ciertas tendencias bastante tontas pero creo que se excede y, si de verdad pretende ser una guía creativa, resulta demasiado restrictiva para mi gusto. Lo que no quita para que haya unas cuantas cosas interesantes, como ésta:

 

2.- La verosimilitud de un cuento no deberá apoyarse en su supuesta “semejanza” con la realidad, sino en la coherencia interna – discursiva y/o estructural- del texto.

 

 

¡No disparen, soy gente!

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Jecholls
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Vamos a ver, no es coña o verdad, es sencillamente otra cosa; no es difícil comprenderlo cuando uno se percata de esto: "LaLlavedelosCampos© Escritura, Creación e Intervención surrealista". Y como vanguardia, a mí me gusta. Pero a mí es que me gustan todas las vanguardias, aunque muchos digan que no tienen sentido. Yo creo que son siempre las promotoras de un cambio. Prohibir no es más que el inicio de nuevas creaciones, para volver atrás y ver si nuestros puntos de vistas estaban bien calibrados o hay que volverlos a calibrar. Yo creo que a eso juegan siempre las vanguardias, sea la época en la que sea, volver atrás para poder mirar hacia delante con otros ojos, desde nuevas perspectivas. Lo veo ejercicio útil, sobre todo para un mercado tan anquilosado en la mierda como el nuestro, de lo que ya hace nada hablábamos en posts como Minotauro y otros, por ejemplo, lo cual creo que puede hablar bastante sobre el panorama. Tal vez es una medida que debieran tomar muchos escritores que sólo quieren ver sus escritos con forma de moneda y no aman lo que hacen. Lo triste es que me temo que eso nunca ocurrirá, y los que toman estas actitudes son los que verdaderamente aman, sienten, y padecen. Ahora, si cogemos esos "dogmas", los extrapolamos de contexto y los estudiamos per se, muchos parecerán absurdos y otros con gran sentido del virtuosismo. Lo cual en contexto tiene sentido, me parece.

www.obliviamare.es

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jane eyre
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¿Pero se puede crear vanguardia desde algo tan cuadriculado? Creo que la vanguardia trata de romper con lo ya establecido ¿no? por lo que si aplicamos la lógica, debería ser más fácil desde la libertad (desde un concepto en el que todo valga) y no desde lo restrictivo. Me parece acertado pedir ese cambio (editorial o en general) pero creo que se han equivocado en la manera de abordarlo. Se trataria de dejar libre la imaginación y no de ponerle tanta cortapisa que acabe asfixiandola.

 

 

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Félix Royo
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23.- Prohibido escribir basándose en dogma o movimiento. Prohibido escribir con el estandarte del Individualismo.

El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación ¦

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Julián Castro
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Son de estos declaraciones que empiezan con buena inspiración pero que al final inflan demasiado... Hay muchos puntos con los que estoy de acuerdo, pero demasiado "Prohibido" para mi gusto. Como ya han dicho por ahí, para empezar algo nuevo habrá que empezar desde la libertad de expresión y no desde hacer algo diferente porque todo lo demás está prohibida. O eso, o lo de seguir despierto a las dos y media de la mañana no me afecte demasiado bien y haya algo que se me escape. Aún así, tienen cosas muy buenas. Yo me quedo con estas:

2.- La verosimilitud de un cuento no deberá apoyarse en su supuesta “semejanza” con la realidad, sino en la coherencia interna – discursiva y/o estructural- del texto.
(Declaramos pieza de museo la narración figurativa. Escupimos sobre la tumba del realismo.)

3.- Prohibido alterar la secuencia cronológica del argumento con el fin de reforzar su interés.

4.- Prohibido dotar a la historia de un atractivo pueril, que dependa del escamoteo o la dosificación “estratégica” de información.

19.- Prohibido escribir un cuento cuando el autor ya conozca de antemano el final. Prohibida la premeditación. El relato es la huella que deja una deriva.

20.- El cuento deberá sustraerse a cualquier utilidad (didáctica, doctrinal, comercial, de entretenimiento, etc.)

22.- Prohibido escribir cuentos cuyo argumento pueda contarse fácilmente.

 

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

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Bueno, al final todo depende de la intención con la que estamos escribiendo. Si es por mero amor al arte vale todo, incluso ponerse prohibiciones y cortapisas; luego puedes releer tus textos en sesiones más o menos onanistas de exaltación del ego, solo o en compañía de tus más fieles e incondicionales. Pero si uno tiene pretensiones de publicar un relato, de ganar un concurso o al menos de cierto reconocimiento ajeno, entonces resultan poco útiles estos principios (salvo alguno, es verdad). Y ya cada cual que decida lo que prefiere. Eso sí, yo no puedo evitar cierta sensación de que semejante iniciativa tiene más de pataleta y justificación a posteriori de la mediocridad que de otra cosa ("a nadie le gusta lo que escribo, ergo es demasiado elevado para el público, demasiado sofisticado, demasiado vanguardista... como a mí me gusta, of course, que es eso lo que pretendía yo hacer, claro. Vamos, que si me lo propongo, te hago el mejor relato del mundo, pa' ganar uno de esos certámenes de seismil pavos, lo que pasa es que no me apetece...").

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A modo de imitar a los manifiestos futuristas, ultraístas o surrealistas, parece que lo hacen bastante bien. El hecho de que haya varias vueltas de tuerca y paradojas en estos textos me lleva a pensar que lo que se busca es el término medio, lo ideal. Si está " Prohibido escribir de lo que no se conoce. Prohibido escribir de lo que se conoce" lo que hay que hacer es escribir de lo que sea pero sin poner como excusa que estás escribiendo de tal o cual manera porque le das más o menos carácer autobiográfico.

A mí me encantan las vanguardias y siempre me gustarán. Y más que como dogmas tenemos que verlo como un texto autónomo, casi de ficción.

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí" (Ortega y Gasset)

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Gandalf
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Bueno, las normas están para saltárselas.

Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.

Retrogaming: http://retrogamming.blogspot.com/

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Bueno, las normas están para saltárselas.

That`s the spirit.

 

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Canijo
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Eso sí, yo no puedo evitar cierta sensación de que semejante iniciativa tiene más de pataleta y justificación a posteriori de la mediocridad que de otra cosa ("a nadie le gusta lo que escribo, ergo es demasiado elevado para el público, demasiado sofisticado, demasiado vanguardista... como a mí me gusta, of course, que es eso lo que pretendía yo hacer, claro. Vamos, que si me lo propongo, te hago el mejor relato del mundo, pa' ganar uno de esos certámenes de seismil pavos, lo que pasa es que no me apetece...")

jejejejeje

 

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Patapalo
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Darthz dixit: Y como vanguardia, a mí me gusta.

A mí me parece que es una vanguardia obsoleta que se resiste a convertirse en clásico. Claramente beben de las fuentes surrealistas, así que nos volvemos a principios del siglo XX.

Es a lo que iba con el problema obsesivo de la vanguardia que vivimos ahora, que hace que todo esto resulte un poco hueco. Antes, únicamente los eruditos tenían acceso a los puntos de inflexión previos en las artes, incluyendo la literatura. Los clásicos se bebían sin más, y se construía sobre ellos. Desde la industralización hemos clasificado, ordenado y contextualizado miles de cosas, y nos hemos impuesto ir siempre un paso por delante de nuestro tiempo sin darnos tiempo a asimilarnos a nosotros mismos. Y creo que por ahí va el comentario de Weiss.

"Yo no aprendo la técnica base, pero la denosto en aras del arte".

Es una postura cómoda que está aislando el mundo del Arte Contemporáneo del público en muchas facetas: música, cine, pintura-escultura. Hasta tal punto que mucha gente jamás presta atención a esa vanguardia alternativa, ni conoce su existencia -excepto cuando Yoko Ono firma una exposición-.

La literatura, el arte de contar historias y fascinar con la belleza del argumento y de la estética plasmándolo, se ha resistido como gato panza arriba para no convertirse en un arte de minorías selectas. Han pasado siglos hasta que la élite perdió la exclusividad de la lectura, y genios de la masa como Dumas son considerados ahora maestros.

Yo reniego de las vanguardias que apuntan en ese sentido. La literatura es arte, y es accesible al público, y debe seguir siéndolo. Avanzar sí, innovar sí, pero montarse en caballos de batalla formales y estéticos por el simple placer de avanzar desbocados, no. Por eso, aunque estoy de acuerdo con Darthz en que el mercado editorial actual está estancado en muchos aspectos, difiero en que las "vanguardias" sean necesarias a día de hoy. Lo que es necesario a día de hoy es un ejercicio de humildad y echar la vista atrás. Hasta que no asimilemos, como autores, lo ya realizado del siglo XX para atrás, no deberíamos tener la vanidad de pretender innovar. Al final lo único que hacemos es correr en círculos como pollos descabezados y "crear" una vanguardia con ochenta años de retraso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Creo que tengo que pensar más sobre el tema, capitán, pero ahora mismo me llegaba a la cabeza que yo pienso el surrealismo más como un estado de arte y de conciencia que como vanguardia propiamente dicha, como suceso histórico o unidad de un tiempo determinado; creo que el surrealismo se ha dado siempre, en cuanto que llega lo irracionalizable o lo absurdo. El surrealismo es una pose tan valida en el siglo XX como en el XXI, como en el XVI, que seguramente lo hubiera, en literatura o en la propia vida; es querer salirse de la conciencia. Todos hemos querido eso alguna vez, porque en el fondo somos muy inconscientes. El surrealismo a mí me llega, y cuando leo a Artaud y veo su fascinación por el mundo irreal, me empalmo. Es una dosis de algo que no sé sabe qué pero que sucede, y eso me gusta. No sé qué pretenden estos con esta página o con estos dogmas, pero yo no los sigo al pie de la letra, ni los deniego y digo "quita, quita", déjate de rollopollo, bacalao, sino que los respeto y pienso que esos dogmas no están hechos para seguirlos con literalidad y al pie de la letra, sino precisamente para reírse, para reconstruir, para pretender el suceso de algo que no se sabe. Ahora es cuando todos nos hemos perdido y nos echamos a llorar.

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Ahí estoy de acuerdo, en que la dosis de la existencia surreal siempre habrá estado ahí -del mismo modo que un cierto dadaísmo, y otras dosis de movimientos similares-. Lo que pasa es que en un momento histórico se erige el estandarte y se condensa la idea para que tenga su peso y ejerza su cambio, y ahí está la vanguardia, a mi parecer.

Lo que pasa también es que una vez hecho ese ejercicio no tiene sentido volver a hacerlo. Sí que tiene sentido aprovechar la enseñanza en tus propios escritos, o disfrutarlo sin más en tus lecturas o en tu día a día -como haces tú-. Lo que no tiene sentido (a mi parecer, que cada cual es muy libre de discrepar) es levantar una segunda vanguardia que dice lo ya dicho y te lo vende como nuevo -como pretende, a priori, la web que nos trae Jane, o quizás no-, porque eso denota que nos vendamos los ojos frente a lo ocurrido y no lo asimilamos, con lo que nos condenamos a no avanzar realmente por explotar una imagen. No sé si me explico...

Es como si, siendo enanos, nos negáramos a subirnos a los hombros de aquel gigante de la metáfora porque creemos estar viendo ya más alto.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Julián Castro
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Estoy de acuerdo con Akhul: las vanguardias han sido muy importantes, y aunque no son santo de mi devoción hay unas cuantas piezas que están muy bien. Es comprensible que algo te guste y que te fijes en él al escribir, como si te gusta el modernismo o el realismo y escribes a la manera modernista. El problema es que quizá queremos estar avanzando demasiado rápido, y al final nos estamos estancando en estas vanguardias. A lo mejor me equivoco, no soy experto en esta materia, pero es la impresión que me da.

En cuanto a lo que ha mencionado Akhul de las minorías, también tiene razón. En el arte, la música, la literatura, la gente se obsesiona tanto por ser surrealista, posmodernista o lo que sea que la gente acaba por no entenderle, teniendo el artista la excusa de ser un genio incomprendido. Pero al final, si no entienden loq ue escribas o lo que pintes, es que no erres buen artista.

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

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Es curioso que, quejándose inicialmente de los corsés que tienen los novelistas actuales, pretendan cambiarlos por otros (algunos de ellos muy apretados...)

Lo malo de la vida es que somos nuestro propio guionista, por eso siempre estamos diciendo gilipolleces.

http://confesionesengranajedefectuoso.blogspot.com/

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Hola, estoy de acuerdo en que es absurdo ponerse corsés estilísticos y querer ser a toda costa realista puro o surrealista puro o ser un snob siempre atento a la última vanguardia o escribir ajustándose a un decálogo como el que citáis, pero creo que también se equivoca Julián Castro al someter el valor de una obra a su comprensión por la gente; probablemente esa es la mayor de las limitaciones que puede ponerse cualquier autor, además de que es absurdo también, por la cualidad cambiante del gusto del público y su sometimiento a modas pasajeras y mercados:en realidad lo que llaman "el gran público" es el primer snob. Por eso rechazo escribir pensando en lo que gusta al público... el público es un mero receptor, no debería tener influencia sobre el autor; es el público, amplio o minoritario, formado o inculto, el que se acercará a la obra según su contenido y no debería ser al revés. Ni estrechos corsés estilísticos ni lo que guste a la mayoría, sólo uno mismo. 

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No me refería a escribir lo que pidiera el público, o ajustarse a lo que pida. Me refería a escribir para que te entendieran los lectores. La finalidad intrínseca de la literatura es transmitir algo, ya sea tus sentimientos, un pensamiento, una historia. Por eso, si al escribir por muy snob y vanguardista o snob y tradicionalista que seas no consigues transmitir al público lo que pretendes decir, has fracasado en tu intento. Eso es lo que quería decir.

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

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Hola Julián, le damos diferente significado a la función del arte:

Para ti la palabra clave es "transmitir" y así necesariamente la obra ES PARA el público; la obra debe ser entendida y el autor necesitará de la aprobación del público (o si prefieres llámalo comprensión, pero de verdad ¿es diferente?; al fin y al cabo a la gente no suele gustarle lo que no comprende). El autor siente necesidad de contar.

Para mí la palabra clave es "expresar", y por tanto la obra ES PARA el autor, en primer lugar, y la aprobación por el público será, si se produce, una sorpresa, agradable. La obra es un fin en sí misma, ajena al público surge como pura necesidad de expresar.

Esta forma de entender el arte se desarrolla con las vanguardias por completo, el resultado es el que ya se ha comentado más arriba: el autor solo con su obra liberada de la aceptación del público, se hace incomprensible para la mayoría, pero eso no debe influir en la valoración de su calidad. Vanguardista o tradicional, una obra puede ser basura; no todo vale por ser nuevo ni todo vale por ser tradicional.

De todos modos como dije en el mensaje anterior creo que toda obra encontrará su público,sea buena o mala, compleja o accesible, clasicista o vanguardista, etc o etc, (y haced las combinaciones que os parezca, por ejemplo: buena compleja y clasicista, buena accesible y vanguardista, etc)... y es "que hay gente pa todo" .

 

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Estaba estudiando ahora y recordé un párrafo que apunté sobre un tema que me pareció interesante y, a colación de eso, he escrito ahora este mini ensayo sobre el particular. Me parece interesante porque en realidad es la raíz de todo este debate que estamos teniendo. Al terminar de leer esto que pensé sólo me queda por decir... entonces, ¿vivimos en la identidad o en una falsa oposición, o en un caos de todo? ¿Qué buscamos hoy? ¿En qué punto estamos? Realmente, si me preguntáis a mí, os diré que me parecen estúpidas esas preguntas ahora, y que ni necesito responderlas. Os pego el texto.

En el horizonte de expectativas de una generación aparecen dos estéticas, una: la de la identidad; y otra: la de la oposición. En toda época la sociedad decide optar por la primera actitud o bien por la segunda, pero siempre se adapta a alguna. Resulta necesaria la literatura identitaria, por ejemplo, porque a la gente, al pueblo le gusta ver sus miedos, sus traumas, sus miserias, sus alegrías y sus morbos, correspondidos en la ficción. La estética de la identidad es masiva por eso mismo, porque no busca romper el horizonte de expectativas del público, sino confirmarlo, identificarlo con uno mismo. Por esto mismo tiene tanto enganche para la masa social la telenovela, la literatura de romances, etcétera; son tal vez las vertientes más realistas, humanas, identificables. En cambio existe otra relación con el arte más estrecha, a menudo elitista o minoritaria, que se ampara en la estética de la oposición, allá donde surgen las vanguardias, por ejemplo, donde se busca romper el horizonte de expectativas, capturar al espectador con otras cosas, con moldes nuevos, técnicas distintas, imágenes que nunca antes se habían visto. Se hace en cine, en literatura, en pintura, en cualquier arte. Pero también es cierto que a menudo las épocas se adaptan a esta última vertiente de manera masiva; esto es porque a épocas que tocan techo le suceden otras que lo rompen para sentar unas bases nuevas; como el renacimiento que sucede a la edad media, esa época oscura de la que debía “volverse a nacer”, o el realismo que contraataca después de una época romántica, irracional, caótica y nihilista. Son claros ejemplos de épocas que buscan de la oposición a lo tradicional y arraigado en la coyuntura social su forma de búsqueda, su utilidad.

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Corsario dixit: creo que toda obra encontrará su público

Si transmite. Si no transmite, no encontrará nada, ni siquiera rechazo. El arte implica comunicación, está en su naturaleza. Si no hay comunicación, aunque sea con uno mismo, no hay arte.

Por supuesto que el artista puede optar por tenerse únicamente a sí mismo como público y espectador, qué duda cabe, pero ni el artista es realmente una isla, ni el verdadero arte es tan exclusivo, porque el arte toca fibras del alma humana que nos unen más allá de culturas (como se experimento en el siglo XIX y XX con el arte aborigen y los aborígenes en sí).

 

En cuanto a lo que comentas, Darthz, estoy bastante de acuerdo, pero creo que no tienes totalmente en cuenta que los procesos de vanguardia son pendulares (el relato de fantasmas -sobrenatural, peregrino, exótico y alejado de la realidad cotidiana- era lo clásico cuando llegó el realismo de Dickens, y éste ahora resulta moralista, y ya veremos que resulta lo que se escribe hoy dentro de 50 años), y que en la actualidad el péndulo no está en el mismo sitio para distintas personas.

Durante la Hispacón de Almería, en la mesa redonda de Nocte se habló del futuro del terror, y ni entre autores de la misma generación y similares lecturas estamos de acuerdo. Hay quienes creen que las historias sobrenaturales están agotadas, y hay quienes no lo vemos así. Y la cuestión parece menos sencilla que el arte literario en su conjunto.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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"el relato de fantasmas -sobrenatural, peregrino, exótico y alejado de la realidad cotidiana- era lo clásico cuando llegó el realismo de Dickens, y éste ahora resulta moralista, y ya veremos que resulta lo que se escribe hoy dentro de 50 años"
Patapalo Dixit

 

Jijiji, tiene gracia, porque me estoy leyendo un interesantísimo ensayo -"Historia de la lectura en el mundo occidental"-, recabando datos para un proyectillo, y me enteré ayer mismo que una de las temáticas que hacían furor en la llamada "revolución lectora" de finales del XVIII eran las historias de órdenes secretas y misteriosas, a lo "Código Davinci" ni más ni menos, juas, y ¡¡hace doscientos años!! Un claro ejemplo de la "ley del péndulo"

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Qué bueno

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Yo me quedo con las palabras de Ramón Gómez de la Serna, que fue un adelantado a su época, un verdadero vanguardista, que en sus últimos años sufrió la incomprensión. Dice: "Si se ha dicho que la comprensión absoluta es la muerte, en el no acabar de comprender está lo vital y el arte incomprendido es el que vale". Suele suceder mucho que para valorar la estética de un autor, tienen que pasar 100 años o bien, triunfar y ser comprendido fuera de tu páís. Se me viene a la cabeza el ejemplo de dos autores: Max Aub y Fernando Arrabal. El primero triunfó en Méjico y el segundo en Francia. Yo apoyo la idea de que a algún lector transmitas, aunque ese lector esté a millones de kilómetros de ti, o no haya nacido.

Y como dijo alguien por ahí, internet y el paso del tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Pero nostros escribimos en primer lugar para nosotros; luego ya, si gusta al público, mejor. Pero lo que no puede ser es engañarte a ti mismo y forzar tu estilo y tus temas y tu modo de ver el mundo sólo para agradar al público. Es como si yo quiero ligarme a una chica y me dice que tengo que pasar por el quirófano y hacerme unos retoques con cirugía plástica. La mando a la mierda. Así, directamente.

 

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí" (Ortega y Gasset)

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jspawn dixit: Pero lo que no puede ser es engañarte a ti mismo y forzar tu estilo y tus temas y tu modo de ver el mundo sólo para agradar al público.

Estoy totalmente de acuerdo, pero tampoco perdamos de vista que grandes obras de arte surgieron de encargos. Ahora vivimos en una sociedad en la que el mecenazgo no es necesario para vivir -aunque de artistas vivan pocos-, pero tampoco quiere decir que un artista no pueda prestar atención al público y ser fiel a su modo de entender el arte.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Exacto, demos a cada cosa su importancia. La lealtad a uno mismo es importante por cuanto que el amor propio resulta muy saludable para otros ámbitos de la vida. Pero a ver, la Capilla Sixtina, el Guernica o la catedral de Burgos fueron creados por encargo. ¿Habría que suponer que Picasso se traicionó, que prostituyó su talento? Pues seguramente. ¿Y? ¿Qué tiene de malo si el resultado es bueno, es decir, transmite emociones, refleja el espíritu de una época, se convierte en referente inspirativo para otros creadores, contemporáneos o posteriores?

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jspawn
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Estoy totalmente de acuerdo, pero tampoco perdamos de vista que grandes obras de arte surgieron de encargos. Ahora vivimos en una sociedad en la que el mecenazgo no es necesario para vivir -aunque de artistas vivan pocos-, pero tampoco quiere decir que un artista no pueda prestar atención al público y ser fiel a su modo de entender el arte.

Sí, lo que pasa es que no hay que cuantificar el público, por el simple hecho de que a Sthendal, por ejemplo, poco le importaba que lo leyeran en su época, pues declaró que era el lector del siglo próximo (es decir, los del xx)  quien realmente lo iba a entender. Y ahí lo tenemos con su obra

También hay que tener en cuenta que en la Edad media y parte del Renacimiento, lo que muchos escritores y artistas hacían era practicar la imitatio y eso estaba bien visto y no había la necesidad de ser originales. Ha llovido mucho desde entonces.

Yo creo que por una parte debemos afanarnos en la originalidad y no producir textos que se parezcan mucho entre sí. La riqueza en el estilo es lo que luego decidirá si ese autor es universal y es leído durante todos los siglos, o bien, tendrá mucho éxito en tal o cual siglo, pero luego será menor. No puede estar todo en el canon. Y lo más injusto, muchas veces, es que teniendo grandes temas y originalidad del enfoque, es aplastado por la moda del momento, llámese X.

La mala fortuna también juega.

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí" (Ortega y Gasset)

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