Sobre el estudio de casas y lugares embrujados

Imagen de Sociedad Carter para la prevención del vampirismo

Un artículo de la Sociedad Carter para la prevención del vampirismo de la mano del profesor Emmerett Johnson

El estudio e investigación de casas encantadas y otros lugares embrujados está salpicado de numerosos escollos prácticos. El primero que hemos de confrontar es su mera identificación. Prácticamente el 100% de los interrogados negarán que existan tales lugares, o incluso haber oído hablar de ellos. Amparándose en comentarios difamatorios sobre supersticiones y rumores, evitarán admitir la realidad de los hechos. Esto se debe a motivos dispares.

Para empezar, como es bien sabido, los propietarios intentan ocultar por todos los medios los fenómenos sobrenaturales en sus inmuebles para que estos no pierdan valor de mercado. Intentarán despachar cualquier cuestión al respecto como mera rumorología. Por su parte, los inquilinos no se atreverán a tildar de presencias espectrales o de sucesos paranormales los eventos soportados por miedo a que se los considere dementes. Incluso en los casos en los que efectivamente hayan sucumbido a la demencia por causa del acoso sufrido, se aferrarán a la negación como mecanismo de defensa. Finalmente, tampoco se puede contar con los vecinos, que negarán estar al tanto de lo que sucede junto a sus hogares por mantener una fachada de decencia y discreción; si no la guardasen, tampoco serían testimonios de valía. Así, solo nos queda el trabajo de campo, pero este ha de emprenderse teniendo siempre presentes algunos consejos.

En primer lugar, es importante visitar los lugares embrujados en momentos adecuados: de noche, a poder ser cuando haya tormenta eléctrica o niebla, y siempre privilegiando la medianoche y la fechas señaladas, como el Día de Difuntos, Samhain o la noche de San Juan. Las casas hechizadas son ladinas e intentarán mostrarse discretas frente a grupos organizados, por lo que conviene visitarlas en momentos de gran actividad, donde les resultará difícil contener su energía.

En segundo lugar, hay que evitar las aglomeraciones. Si la investigación la realiza un grupo, el primer paso a realizar, en el vestíbulo a poder ser, es disgregarse. Si hay varios pisos, sótano o desván, la distribución en varios niveles es imperativa. La compañía, en estos casos, es sinónimo de distracciones, algo en absoluto conveniente. Por el contrario, sí serán bienvenidos los diletantes, sobre todo aquellos que muestren una curiosidad viva y una disposición activa. ¡Quién sabe qué podrían encontrar! Del mismo modo, si hubiera personas implicadas con la casa, se permitirá que acompañen a los investigadores aunque se deberá evitar estar pendientes de ellas para no perturbarles.

En tercer lugar, una vez nos encontremos en solitario, es importante no recurrir a focos de luz potentes. Es necesario un ambiente de calma e íntimo para detectar si la casa está realmente embrujada. Por ejemplo, se pueden correr los cortinajes para aislarnos de la calle, o utilizar velas en vez de quinqués o lámparas, o incluso prescindir de iluminación artificial si la penumbra es suficiente. Por supuesto, de comunicarnos lo haremos en susurros, aunque nos separe una buena distancia de nuestros compañeros. Los gritos estarán permitidos si se desata la actividad sobrenatural, sobre todo si estimulan su desarrollo. Los diletantes pueden mostrarse útiles de nuevo en este estadio, puesto que suelen ser más espontáneos.

En cuarto lugar, hay que armarse de paciencia. A diferencia de otros fenómenos preternaturales, las casas embrujadas no tienen por qué estar sometidas a procesos cíclicos o tener costumbres arraigadas, por lo que el investigador no deberá dudar a la hora de huronear en busca de información, aunque tenga que introducirse por pasajes angostos y en desuso o meter la mano por rincones o compartimentos secretos. Si fuera necesario, habrá de encontrar lugares cómodos en los que prolongar su guardia, como sillones o incluso lechos; puede ser una buena idea llevar algún reconstituyente, como el coñac o el brandy. Quedarse traspuesto no tiene demasiada relevancia puesto que, de darse, el fenómeno paranormal seguramente este despertará al investigador.

Para concluir, una argucia de perro viejo: provoquen a la entidad o entidades moradoras. Unas tijeras abandonadas sobre una mesa, cerrar armarios abiertos, una llave en la cerradura de la puerta o una visita a la cocina o la biblioteca, lugares donde la concentración de objetos se presta al espectáculo, pueden ser el empujoncito necesario para poner en marcha la actividad sobrenatural.

Con esta guía, la Sociedad Carter para la prevención del vampirismo les garantiza una investigación fructífera en cualquier tipo de casa embrujada. Estamos convencidos de que pensarán en nosotros y nuestros consejos durante su realización. Nosotros también les tendremos presentes en nuestras oraciones.

 OcioZero · Condiciones de uso