Sobre los CV literarios

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Una de las cosas que con más frecuencia damos por supuesto que es bien conocida, pero que no todo el mundo sabe qué es.

 

Empecemos por el principio: ¿qué es un CV literario? Literalmente, un currículum vítae que recoge la carrera literaria de un autor. O lo que es lo mismo: simple y llanamente, una breve nota en la que se reflejan algunos datos personales del autor (nombre, ciudad y fecha de nacimiento, breve trayectoria vital, etcétera) y sus logros en materia literaria (publicaciones, premios obtenidos, menciones especiales, actividades relacionadas, etcétera).

Un CV literario puede incluir información de lo más variopinta, y, por supuesto, se puede adaptar dependiendo del objeto del mismo y del carácter del propio autor. No hay ninguna regla estricta sobre este asunto, pero lo que no hay que perder de vista es qué queremos transmitir, es decir, no sólo la información que vamos a dar sino cómo vamos a darla. Esto incluye cosas tan simples y complejas como el tono (neutral, humorístico, narrativo...) o la persona (primera o tercera, por lo general; creo que no he visto ninguno escrito en segunda).

Como he participado en muchos proyectos literarios, y la mayor parte de ellos incluían a escritores de muy diversos orígenes y trayectorias, sé por experiencia que hay quien anda muy perdido con este tema, así que, aunque parezca de Perogrullo voy a poner un CV literario de ejemplo (el mío, aunque podéis encontrar infinidad de ejemplos alternativos en las notas de prensa de las editoriales, en las noticias y reseñas de páginas web y en las fichas de libros de muchas librerías on-line). Allá vamos:
 

Juan Ángel Laguna Edroso (Zaragoza, 1979).- Ingeniero químico, inventor del libro de plástico, esgrimista y escritor, actualmente vive en Metz, desde donde dirige la web OcioZero.com y trabaja como traductor freelance. Es miembro de Nocte, del Círculo de Escritores Errantes y de la Asociación Aragonesa de Escritores, y editor de la revista digital La biblioteca fosca y de la antología periódica Calabazas en el Trastero.

 

Ha publicado las novelas "La casa de las sombras" (DH Ediciones, 2010) y “Cain encadenado” (Editorial Premura, 2000) y en versión bilingüe francoespañola “El niño que bailaba bajo la luna” (Nuevos Soportes Gráficos, 2005) con ilustraciones de Jean Gilbert Capietto. Su novela “Lección de miedo” quedó finalista del concurso “Psycho-tau” en el año 2002 y su antología "Pesadillas de un niño que no duerme" del V Concurso de novela corta Rejadorada en el año 2008.

 

También ha publicado numerosos relatos en antologías y revistas. En su página web, www.abadiaespectral.com, se recoge más información sobre sus proyectos actuales, sus premios literarios y sus publicaciones en Internet.

 

Al leerlo creo que salta a la vista que soy un tipo ingenieril. La información va por bloques (trayectoria vital - publicaciones - dónde buscar información adicional) y está expuesta en tercera persona y de un modo objetivo. Es un modelo, todo hay que decirlo, bastante socorrido, y que vale igual para un roto que para un descosido. Es menos llamativo que otros que interpelan más al lector, pero, gracias a ello, es todo terreno. Creo que si un autor se dedica a participar en concursos y publicaciones con cierta frecuencia, tener algo así en el disco duro es francamente cómodo. Luego, cuando la ocasión lo requiere, se puede remozar o construir uno nuevo específico.

Con este modelo ya tenemos una base sobre la que trabajar, para que cada uno le dé el aspecto y el contenido que considere más adecuado. Por otra parte, creo que es conveniente también tener cuenta una serie de consideraciones, que en parte, soy consciente, resultan subjetivas:

1. Los CV no deberían contener apreciaciones personales, sobre todo si los redacta el autor. Si metes un CV literario adjunto a tu manuscrito y le cuentas en él al editor que eres el nuevo Tolkien, o que tu estilo es una maravilla, pues no es muy probable que te tome en serio. Es mejor apoyarse en hechos y dejar a los responsables del departamento de marketing las apreciaciones e hipérboles. El CV literario no sirve para convencer a nadie de nada, sino para que el lector sepa algo más sobre el autor.

2. La presentación del CV debería ser publicable. El editor, sea del libro, sea de la revista o web que va a sacar la nota de prensa, debería poder hacer copy-paste con los ojos cerrados. Cuando se incluyen primeras personas, juegos de palabras y similares, se corre el riesgo de que la información llegue confusa al lector final, y no sepa quién habla en el CV. Es una de las pocas ocasiones en las que el autor puede hablar de sí mismo en tercera persona (o en primera si el caso es el contrario) sin temor a que le consideren demente. En los Calabazas en el Trastero, por ejemplo, se publican los CV literalmente pero con encabezamientos: "Sobre el autor de..." o "Unas palabras del autor de...". Ahí sí que hay una cierta flexibilidad, pero hay que quedarse a un palo o a otro.

3. El CV debería ser literario y legible. Hay mucha gente que interpreta lo de CV como "busco trabajo", y la cosa no hay por dónde cogerla. Cuando un autor manda un manuscrito interesa su historia y su calidad literaria, no si ha seguido un cursillo de mecanografía o si tiene conocimientos de ofimática. Es importante tener en cuenta para qué es el CV. El literario, por lo general, es para acompañar una publicación o servir como nota biobibliográfica. Tener el B1 no suele ser información a reflejar en estos casos.

4. El CV debería ser sintético y relevante. Prodigarse en citar uno por uno todos los méritos, incluso los modestos, puede dar la impresión de que el autor busca cualquier asidero para darse lustre. Resulta curioso ver, con el paso del tiempo, cómo algunos autores con muchos premios y menciones terminan por presentar currícula de tres líneas. En cualquier caso, la información siempre tiene que ser relevante. Es simpático hablar de las expectativas literarias y personales, pero no se puede incluir un "ha participado en numerosos concursos literarios" como si eso fuera un logro (cuando mandar cartas sabe hacerlo todo el mundo).

 

En definitiva: el CV literario es una carta de presentación que, a priori, conviene que refleje la imagen que queremos dar de nosotros como autores y que, por lo tanto, debe ser fácilmente duplicable para que esta información no se desvirtúe al pasar por manos de editores, periodistas y redactores.

 

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