La crisis política kirguís amenaza con convertirse en una guerra civil
La última crisis política en Kirguistán, que el miércoles derivó en un levantamiento popular sangriento que hizo caer al Gobierno y huir al presidente, amenaza ahora con convertirse en una guerra civil. Mientras el derrocado Kurmanbek Bakiyev se refugia en el sur, donde se le acusa de estar reuniendo a sus partidarios para defender el poder perdido, el Ejecutivo interino anuncia que convocará elecciones en seis meses.
GARA
Los violentos disturbios que el miércoles provocaron la renuncia del Gobierno de Kirguistán y el derrocamiento de su presidente, Kurmanbek Bakiyev, que huyó de la capital para refugiarse en su feudo en el sur del país, evocaron el espectro de la división norte-sur en este pobre y estratégica ex república soviética, donde ambas regiones mantienen relaciones muy tensas.
Como reflejo de esta situación, la ex ministra y líder del Gobierno provisional, Rosa Otunbayeva, afirmó que Bakiyev había huido a su bastión en el sur, donde se ha hecho fuerte e intenta aglutinar a sus partidarios en Osh -la segunda ciudad kirguís- y Jalal-Abad, su localidad natal, para defender su cargo. Sin embargo, el viceprimer ministro del nuevo Ejecutivo, Temir Sariev, matizó que «Jalal-Abad es una décima parte del país y nosotros controlamos el resto. No permitiremos una guerra civil». Y no parece difícil si, como aseguran las fuerzas opositoras ahora en el poder, tienen el control del Ejército y de las fuerzas de seguridad.
No es fácil entender cómo Bakiyev ha mantenido su popularidad en esta región pese a su actitud autoritaria y clientelista. La realidad es que las relaciones entre los kirguises del norte, considerados la élite, y los pobres y rurales del sur han sido siempre complicadas. El origen de esta división es geográfica, ya que una enorme cadena montañosa divide el norte fértil y rico en agua del rocoso y árido sur.
Ese contraste se evidenciado esta misma semana. Con el apoyo del norte, la oposición se ha hecho con el poder. Mientras las cuidades de Talas, Tokmok, Bishkek y Naryn se rebelaban, el sur se mantenía en calma.
Algunos analistas señalaron a AFP que «hay un riesgo real de guerra civil el Kirguistán, porque hay fuerzas destructivas en ambas partes. El problema es que gente armada (reunida por Bakiyev) se dirija hacia el norte, hacia Bishkek». Y añadieron que sólo un reparto justo del poder evitará enfrentamientos y desconfianzas entre norte y sur.
Paradógicamente, el escenario actual es el mismo que se dio en 2005, pero a la inversa. Entonces, la «revolución de los tulipanes» que derrocó al presidente Askar Akayev y en la que también participó Otunbayeva, estalló en Osh y Jalal-Abad.
Mandato de seis meses
En su primera declaración, Rosa Otunbayeva, anunció que el Gobierno que lidera tendrá un mandato de seis meses, y que su misión fundamental será elaborar una nueva Constitución y crear «las condiciones para una elecciones libres y justas».
También Bakiyev rompió su silencio para subrayar que no dimitirá, aunque admitió no tener ninguna «influencia real» . Apuntó a que «una operación coordinada» como la de la oposición, que reconoció le cogió desprevenido, «es casi imposible llevar a cabo sin fuerzas extranje- ras», en alusión velada a Rusia.
El derrocado mandatario responsabilizó a la oposición de los actos violentos de los últimos días, aunque dijo estar dispuesto a asumir la responsabilidad si su culpa «es demostrada por una investigación objetiva e imparcial». Al respecto, Sariev adelantó que las nuevas autoridades procesarán a Bakiyev y a otros dirigentes depuestos por haber ordenado el miércoles disparar contra los manifestantes que intentaban tomar la sede del Gobierno en Bishkek.
Pero los enfrentamientos se reprodujeron ayer al anochecer en la capital, donde se volvieron a escuchar disparos. Según agencias, los choques se dieron entre policías y grupos de saqueadores. Las nuevas autoridades dieron orden a las fuerzas de seguridad de disparar contra los saqueadores.
La revuelta popular evidencia la rivalidad entre Rusia y EEUU
La caída del Gobierno de Kirguistán ha vuelto a resaltar la rivalidad entre Rusia y EEUU, cada uno de ellos con una base militar en este estratégico país de Asia Central, donde los cambios derivados de la revuelta popular favorecen a Moscú, según expertos consultados por AFP.
Al día siguiente de los violentos enfrentamientos en Bishkek, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, habló por teléfono con la líder del Gobierno interino kirguís, Rosa Otunvayeva, y le aseguró ayuda humanitaria. Putin «coincide con la oposición», dice Alexei Malashenko, del Centro Carnegie de Moscú. «Rosa y sus colegas estuvieron en Moscú hace un mes y se reunieron con gente de Rusia Unida», añade.
Por contra, EEUU y la UE han dañado su reputación al guardar silencio ante el cada vez más autoritario Kurmanbek Bakiyev, apunta Alexander Cooley, de la Universidad Columbia de Nueva York. «Son los grandes perdedores de hoy. Suavizaron sus críticas a las prácticas políticas del régimen corrupto de Bakiyev con el pretexto de preservar la estabilidad en el país», indicó.
La base aérea de EEUU en Manas, estratégica para su guerra en Afganistán, ha sido siempre punto de fricción entre ambos. El año pasado, Kirguistán decidió cerrarla tras prometer Rusia una ayuda de dos mil millones de dólares en préstamos, una promesa que fue vista por los analistas como señal de irritación de Rusia por la presencia de EEUU en lo que considera su área de influencia. Bishkek finalmente triplicó el alquiler, lo que se interpretó como un revés para Rusia. Moscú cuenta también con una base en Kant y tiene intención de instalar otra.
Cooley señaló que «es posible que en las próximas semanas asistamos a una suspensión o renegociación de los contratos y pagos relacionados con la base de Manas» si el Gobierno interino no anula inmediatamente el acuerdo, algo que ha dicho que no hará. GARA
75 muertos
El Ministerio kirguís de Sanidad cifró en al menos 75 -cien, según otras fuentes- el número de muertos, la mayoría por impacto de bala, en los violentos disturbios del miércoles. Los heridos superan el millar.
normal, si es que llevan varias desde que se extinguio la URSS. Ademas de que por lo que tengo entendido el presidente tiene casi todo el poder concentrado, asi que con poco que haga ya ira al autoritarismo, cosa que debido a su sistema de gobierno en apariencia lo es. ademas creo que segun he leido esto a saltado por "el poco que ha hecho", que ha sido un intento de reforma para perpetuarse en el poder.
HOLA HOLA MIS DRUGOS