LA ECONOMÍA SE HUNDE SIN REMEDIO

Diario Heraldo de Sória 02 de marzo de 2009
Castilla y León (5), recesión

La economía de Castilla y León no es un islote escampado en medio de un océano de tempestad, vacunado contra todos los vientos que esparcen los virus de la crisis, depresión, recesión y otras palabras agudas. No lo es. La señora consejera de Hacienda, doña Pilar del Olmo, ha lanzado el pronóstico de que la economía regional caerá un 2% en 2009, por lo que la recesión ya nos ha visitado. Con lo cautos que son los políticos en algunas cuestiones, significa que la consejera ha cortado por lo bajo y que la caída será mayor. De hecho, nadie lo sabe y, hasta ahora, todos los pronósticos han ido fallando uno tras otro, porque tanto la economía como las finanzas van a su aire, están descontroladas y los problemas tienen calado. Hace casi tres meses, escribía Ramón Folch, socioecólogo y Director General de ERF, que la crisis bursátil que empezó a sacudir meses atrás al mundo, todavía sacude y seguirá sacudiendo, es una discreta cuestión económica, un considerable problema financiero y un serio trastorno ambiental. Discreta cuestión económica, porque el sistema productivo propiamente dicho apenas se ha visto afectado. Considerable problema financiero, porque ha resquebrajado el mercado de valores y comprometido la liquidez de muchos agentes económicos. Y serio trastorno ambiental, porque ha barrido momentáneamente la preocupación por el cambio climático, la inquietud por los problemas socioecológicos y la creciente emergencia de las posiciones “sostenibilistas”. Su diagnóstico era entonces correcto, pero, con los datos actuales, se quedó corto, pues la cuestión económica, nada discreta, ya es recesión; al problema financiero no le cuadra ya el adjetivo considerable y el trastorno ambiental lo sufriremos en el futuro, porque no en vano se puede decir que el déficit energético también está entre las complejas razones que han originado una crisis financiera que con probabilidad acabará siendo tempestad económica, más tarde social y, con el tiempo, política, que engendrará nuevas formas de organización social. La crisis no es algo pasajero.
Tan poco pasajera que Santiago Niño Becerra, Catedrático de Estructura Económica, considera que la situación económica va a ir “tendencialmente a peor” en los próximos tres años y que todas las medidas que se están aplicando no van a servir, porque responden a un viejo manual que ha quedado obsoleto. Sostiene que estamos en “precrisis”, que la crisis empezará a mediados de 2010, que lo que viene no se parece en nada a lo que vivimos en 1993 o en el 2000, porque esto es otra película, es una crisis sistémica, que, de parecerse a alguna cosa, se parecería al “crack del 29”. Según este catedrático, estamos ante una crisis sistémica porque tiene que cambiar la forma de funcionar el sistema. Si para el problema de 1993, se inyectó dinero en forma de crédito y se solucionó, lo mismo que en 2000, ahora la realidad es diferente y no se puede aplicar un manual viejo que ya no funciona. Afirma que se han agotado las herramientas que se pusieron en marcha como el hiperconsumismo, el hipercrédito o la hiperdeuda y pasamos a otra dimensión. Por eso, en 2010 empezará la crisis de verdad. Caída “a plomo” hasta mediados de 2012, con hundimiento económico a nivel mundial. Durante el periodo 2010-2012 la caída será brutal, con economías que sufrirán muchísimo, por ejemplo la española, la alemana, la estadounidense o la china. Habrá un periodo de estancamiento hasta 2015 y, a partir de ahí, comenzará un periodo de recuperación muy lento hasta 2018-2020. Estamos hablando de una duración de 10 años, similar a la “Gran Depresión” norteamericana de la década de 1930. Es el diagnóstico, razonable, no sé si algo apocalíptico, de un especialista al que, por ahora, nadie ha contradicho.
Los datos referentes a Castilla y León hechos públicos por la consejera de Hacienda no se salen de la línea general, es decir, apuntan negativo. En el último trimestre de 2008, nuestro PIB ha decaído el 0’6% y para el 2009 se prevé que la economía decrezca nada menos que un 2%, cuando se pronosticó un crecimiento del 1%. Aumentará la pérdida de empleo entre el 3,6% y el 3,9%, con lo que la tasa de paro llegará casi al 15%, más del doble que la de 2007, y el déficit podría llegar al 1% si la Junta opta por agotar la deuda, deglutiendo la reserva de 200 millones. No sólo cae, como era previsible, el sector de la construcción en 7,5 puntos, sino también la obra civil, la residencial y la industria, ésta, nada menos que con 5,8 puntos. Sin olvidar el descenso de las inversiones extranjeras y del consumo, dos realidades que llevan a la recesión, donde ya está Castilla y León. Menos mal de la excelente cosecha de 2008, aunque veremos qué pasa en el próximo verano. Recesión. Ése es el mensaje. ¿Hay alternativa a la política de la Junta, como pretenden los socialistas regionales? Se conoce el papel de la oposición, pero, si nos fijamos en la política del Gobierno central, deducimos el escaso margen de maniobra. La crisis supera a los gobiernos y las políticas de empleo tienen límites, pues son pan para hoy y hambre para mañana, como el Fondo de Inversión Local, simple política pasiva de empleo, un PER extensible a todo el país, aunque, sin duda, es preferible pasar hambre un día que dos. Otra cosa es qué sucederá cuando se acaban los recursos.
Mientras, para derivar la atención, se buscan culpables. ¿Los hay? Los gobiernos, todos, también los municipales, que estaban encantados con los ingresos florecientes de la especulación del suelo, eso sin hablar de las comisiones que algunos se han llevado; los bancos y cajas, que hacían el agosto, sin preocuparse por el futuro, prestando con alegría y engordando con los intereses cobrados; los economistas, que vivían en sus cátedras especulando con las fortunas del sistema; y los ciudadanos que estaban en fiesta permanente, consumiendo como si los recursos fueran infinitos, con la esperanza de devenir todos nuevos ricos, con recién casados adquiriendo casas de noventa millones como si tal cosa. Y ahora que la fiesta ha acabado, ¿quién la pagará? Ésa es la cuestión, en una resaca que durará más de lo que todos previeron o previmos, porque pocos quedaron fuera de la juerga. Echar la culpa sólo a los bancos o a los gobiernos es puro infantilismo. ¿No nos habíamos proclamado ciudadanos libres e informados de un sistema libre? ¿No hemos elegido con la libertad que exigimos? ¿De qué nos quejamos ahora? ¿No hemos vitoreado el Estado del bienestar a los cuatro vientos, no hablábamos de calidad de vida como si fuera un principio ilimitado? La inconsciencia ha sido general y todos tendemos que asumir la responsabilidad, convencidos, unos, de quizá las cosas no vuelvan a ser como fueron; otros, asumiendo que los recursos son limitados y aquéllos, rebajando su modestia teorizadora para usarla con más tino. Qué bien que Fernández Santiago, presidente de las Cortes regionales, confíe en los castellanoleoneses para superar la crisis.
 
 
Por Silvano Andrés de la Morena