Duelo a diez palabras

Julián, me temo que tendrias que especificar más eso de decir algo jajjajjaja ya ves como está el patio.

A ver, en el duelo el ganador lo elije el retador y éste no puede participar. La otra vez se hizo por votación porque el retador no apareció, pero ahora podemos volver a hacerlo como siempre....

A ver, en el diccionario de la RAE no aparece agapornis. Sugerencias y soluciones, pleaseeeeeee. No tendrá más acepciones que la del nombre de las aves ¿verdad?

Supongo que agapornis se referirá al ave, al menos esa definición he tomado para mi relato. Lo dejo a continuación,a ver que tal el experimento, es la primera vez que participo en un reto de este estilo:

La abuela

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 Bajó las escaleras lentamente, se echó la toquilla por los hombros y se dispuso a abandonar su hogar. ¡¡A qué horas le hacían salir de su casa!! Ya no había respeto alguno por las ancianas.

 Pero qué le iba a hacer, el gaznápiro de su nieto se había metido en otro de esos bochinches que se estaban volviendo tan frecuentes en la capital, y ahora estaba en el hospital. Malherido, quien sabe si muerto. Quién se iba a imaginar que aquel monaguillo de tierna sonrisa acabaría convirtiéndose en uno de esos revoltosos que tenían atemorizado a todo el país…

 En los tiempos que corrían no era nada aconsejable salir a esas horas a solas a ningún lugar, pero no pensaba asustarse por cuatro niñatos malhablados. Durante un rato se pensó si volver a casa, ya que se le olvidó apagar la estufa. Por no hablar del agapornis, al que apenas le quedaba ya agua, y que llevaba dos días sin comida. Pero tenía prisa y decidió seguir adelante.

 Así que siguió caminando hacia el hospital, entre los restos de cristales de la última manifestación, y vio uno de esos preciosos carteles con el estreno de la última ópera y un retrato de la protagonista de ésta como fondo de cartel. Rasgado, por supuesto, y con obscenas pintadas hechas por alguno de esos desalmados. A saber si habría sido su propio nieto… En fin, mejor ni pensarlo.

 Y por fin llegó al hospital, y se encontró en la sala de espera con su hija, temblando de pies a cabeza, con una tila en una mano y su marido en la otra, pálido como la nieve. Le dijeron que por suerte el niño estaba ya fuera de peligro, pero que aún pasaría un tiempo ingresado, casi le perforaron el pulmón de un balazo.

 “¿Cómo se les ocurre llamar niño a ese maleante sin escrúpulos?”. Pensó la abuela, y acto seguido se echó a llorar de alivio.

Un saludo caluroso a todos los ociosos.

Me complace mucho estar entre vosotros. He estado esperando este duelo a diez palabras. A ver qué sale.

¿Las palabras pueden estar en plural? ¿El estilo del texto es libre?

Claro que podéis, ala a escribir que yo me temo que no podré...

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Estoy seguro que era una mala mujer

Apabullaba el bochinche con su lengua aguda, con sus palabras precisas. ¿Cómo no escucharla? si lo que le salía de lo boca, más que voz, era su alma mezclada con su aliento y un poco del aire, ese aire envenenado que solo se respira en medio de la guerra civil. Hablaba y era como si, en su garganta,  dispusiera de óperas y operetas, de violines y tambores, de truenos y flores. María Elena ya no es una niña, María Elena te tima de frente y sin miedo. Sus piernas que se asoman tímidamente por entre sus jeans raídos por muchas peleas; te hacen querer correr y a la vez besar, te hacen querer huir y a la vez quedarte… esas piernas largas que sólo puedes imaginar alrededor de tu cuello, de tu pecho, de tu cadera ejecutando una danza apasionada de muerte o de amor. Claro que, si de ella se trata muerte y amor son prácticamente la misma cosa. Ten cuidado, porque en vez de ojos tiene dos ventanas al infierno, tiene dos esferas del color del fuego incrustadas en la cara, tiene dos bolas de miel, tiene dos pardas lunas eclipsadas. El retrato de María Elena es una imagen que se graba con  silencio en la parte interna de tus párpados, es una cadena perpetua.

Ella usaba una máscara diferente para cada día de la semana, la segunda vez que la conocí me sentía su dueño, pero la tercera era un simple gaznápiro a su lado. No tenía ni la más pequeña sospecha de que detrás de su cara de mujer fatal, había un pozo infinito en el que millones de almas habían caído ya sin remedio; fui tan inocente como monaguillo de provincia. Es que parecía que le cupiera el mundo en la cabeza, solo con beber un té, mate, chocolate o incluso tila bajo cualquier techo, podía convertir un hogar en una simple casa habitada por soledades, una en cada habitación.

El agua hervía en silencio, sin embargo, la estufa ya tenía años sin funcionar; debía ser por que en ese momento María Elena se encontraba en medio de la plaza mayor con una toquilla cubriéndole los ojos, y aunque muy pronto iba a ser fusilada, los recuerdos de su vida no eran lo que poblaba su cabeza, sólo una palabra le llenaba la boca. Millones de bolitas de metal fueron despedidas de las fosas de las escopetas en el momento en que cinco índices derechos jalaron cinco gatillos, entre ellos el mío. Las balas volaron como mil Agapornis ciegos que después de liberados de sus jaulas se estrellarán con lo primero que encuentren en su camino. Los perdigones corrieron como una mortífera lluvia horizontal y mientras tanto ella gritó, ella gritó mi nombre.

Puede que sea una forma un poco rastrera de incluir palabras tan peliagudas pero...

Un dado con letras

-¡¿Pero quién demonios va a querer leer algo así?!- preguntó el editor, molesto.
-Señor, Autowriter se ha limitado a seguir las directrices que le dictaron sus programadores.
El hombre sostenía folios con muchas palabras subrayadas: toquilla, bochinche, gaznápiro, agapornis…
-¡No utilizaría esto ni para encender una estufa! ¿Metieron todo el diccionario?
-Los chicos creyeron que al tener más variedad de palabras, unido a los diferentes esquemas argumentales que le implementaron, la novela de Autowriter sería más original.
-¡¿Original?! Claro que lo es. Pero porque es total y completamente absurda- Rebuscó en los papeles el resumen de la historia, también desarrollado por el programa -Un monaguillo que abandona su hogar para dirigir una ópera que trata, a su vez, de su propio envenenamiento al dirigirla. Descubre horrorizado que lo escrito se convierte en realidad al notar un sabor extraño en su tila, mientras los actores están en escena. Pretende ser una crítica social, un retrato de la situación de los creadores que se ven superados por su creación, y que carecen de conocimiento suficiente sobre ella.
-Pero el programa…
-¡Encima el maldito se ríe de nosotros! ¿No capta el doble sentido de la historia?

Es cuestión de...

hmm

Bueno, en fin, el ordenador no es.

No sé, porque el mío sale mal pero uso Firefox

Resulta que el cuadro este de texto nuevo que tenemos te copia todo el html, para que nos entendamos, y si copias de una web a aquí directamente por ejemplo, es decir un texto ya preformateado, te pone esos "signos raros", que no son más que los parámetros internos del programa, etcétera. Para que no salga, debes escribir directamente aquí, o copietear a un programa que no formatee, como el Bloc de Notas (o Notepad). Copiar de donde sea al bloc de notas, y luego del bloc de notas copiar y pegar aquí, veréis cómo cambia la cosa.

sí, es hora de ponerle algo de movimiento a esto. Comentemos los textos aunque sea para pasar el tiempo...