Secreto real
Cuando vio a la princesa besando a la doncella lloró abatido al entender que daba igual cuántos dragones matase, nunca conseguiría su mano.
Cuando vio al caballero observarla desde el otro lado del jardín, lloró abatida al entender que tendría que desposarse con él para comprar su silencio.
Iguales
Nuestro ritual comienza con los cuerpos desnudos. Nos pegamos con los puños cerrados, salvajes, sin miedo. Tras la lucha el sexo adquiere otra dimensión. La piel amoratada aumenta cualquier caricia. Nuestros labios hinchados se besan y recorren zonas prohibidas entre sangre y sudor. Con una mujer no podría.
Es probable emitió su esperma de una forma muy descuidada.