Puñaladas
Primero fue una punzada, cuando en el cole me dijeron que son los padres. Un mordisco en el ventrículo, al saber que Martita lo prefería a él. Mis entrañas desparramadas, como testigo de un languidecer en cama de hospital. Ahora al final, la que acaba conmigo ya ni escuece.
Tétrica monotonía
Sale el sol una vez más y el hombre cruza el campo hasta el final de la última hilera para clavar una nueva cruz. Hace treinta años que la guerra terminó y su cometido, como último superviviente, ha sido el de enterrar los cadáveres que todavía hoy encuentra.
¿Que quién fue el asesino? Está muy claro, querido amigo...