BUENAS COMPAÑÍAS
Los relatos le volvían loco, por eso supusimos que el mejor sitio para él era el tercer estante de la librería del despacho. Allí, entre Cortázar y Salinger, muy cerquita de Capote y de Poe, mi padre-bueno, sus cenizas-podría pasar toda una eternidad.
Juramento
—Lo he perdido todo— dijo mientras recogía la restos de lo que otrora fuese su hogar, su amor y razón de vida. Tomó su saquillo y lo llenó con las cenizas— No, he ganado algo más y no descansaré hasta hacerla mía.
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