Tránsito
Las sirenas le desconciertan, el perro guía se escabulle de su mano y el tiempo se detiene. Un fogonazo le impacta y recorre su cuerpo para extraerlo de la oscuridad. «¡Milagro! Veo, veo…», grita mientras sus padres, que son testigos, se estremecen de su inocencia a pesar del reencuentro.
Subiendo.
Siempre es agradable conocer caras nuevas