La Aurora
¡Que está cansada de tus correciones! ¡Que siempre tienes algo que decir! ¡Que no ha podido estudiar y no ha parado de trabajar! ¡Qué más da que escriba almóndiga o albóndiga en su libro de recetas, si le quedan estupendas! ¡Eso sí, comértelas te las comes! ¡Payaso!
Lalo, el último payaso
Niños y adultos hacían cola para verlo. Y allí estaba Lalo, con sus grandes zapatos, su peluca naranja, su bombín y una pelota roja por nariz, encerrado en su jaula, el último ejemplar de una especie en peligro de extinción.
Optimismo
Plantó su tienda de campaña justo en medio del trazado de la futura autovía y allí, solo, se dispuso a esperar, confiado, que los responsables comprendieran que era el último paraje donde crecía aquella especie de orquídea silvestre.
RAVAL
Un mocoso, oscuridad y harapos, tras tropezarme se pierde a la fuga por un callejón dejando de serlo. Recién reconocido el miedo de la necesidad se salva, dejando atrás en la huida su infancia, se condena.
El niño que corre está jugando, y quien perdió la inocencia soy yo.
Milagro
Se produjo ayer, sobre las doce y veinticinco. Empezó cuando me hiciste aquella caricia en el cuello y duró exactamente cuatro minutos, diez segundos y cuatro décimas durante los cuales dejé de ser hija, madre, esposa, maestra y ama de casa para ser solamente yo.
Reflejos egoístas
Yo, mi, me, conmigo; tú, ti, te, pero también conmigo, si no, no vale.
Síntomas de un adiós
Caducó el vale del masaje de pies, el de la cena en el restaurante con vistas, y el del viaje en globo. Se acerca tu cumpleaños, y yo por fin te regalaré el vale por una vida sin mí.
El Chat
A menudo leo voces en mi chat. Voces que desaparecen y regresan cuando me ausento. Muchas ya me resultan familiares. A algunas les he puesto nombre. También ellas conocen el mío y me tratan como a una más. Yo también desaparezco a veces.
El Chat
A menudo leo voces en mi chat. Voces que desaparecen y regresan cuando me ausento. Muchas ya me resultan familiares. A algunas les he puesto nombre. También ellas conocen el mío y me tratan como a una más. También yo desaparezco a veces.
El Chat
A menudo leo voces en mi chat. Voces que desaparecen y regresan cuando me ausento. Muchas ya me resultan familiares. A algunas les he puesto nombre. También ellas conocen el mío y me tratan como a una más. También yo desaparezco a veces.
Perdón, pensaba que no se había enviado la primera y esta segunda versión llega ligeramente corregida, pero como resulta evidente no es válida.
La palabra es veces 
Consecuencias
A pesar de sus muestras de cariño constante, de sus regalos, de su fidelidad y adoración; ella se ahogaba junto a él, sobre todo las veces que sus palabras enfermas de celos se le atragantaban en la nuez y no dejaban paso al amor puro que los enamoró.
Declaración
Le habló de aquellas pecas caprichosas nadando sobre sus mejillas, que lo volvían loco, de las mañanas en que despertaba solo por verla, de cada respiración que traía su nombre. Contó todo lo que podía ofrecer, el mapa de una vida innegociable. Todo sin mirarla ni pronunciar palabra.
Una voluntad extraña me dicta estas palabras, que transcribo, dócil herramienta:
Sorprendido mientras dormía, pretendió cubrirse con una sábana. La hoja, exaltada, le traspasó un millar de veces. En el suelo, todavía sin creérselo, sus ojos interrogan a un recorte de sombra.
Doblegada, mi mano rubrica: Morticia.
Echando cuentas
—...,Morticia, El Décimo, ruidosa, Grennon, Miss marple, Hank Moody... —para aquí; más exasperado, si cabe, que la última vez que perdió la cuenta del número de participantes en las X Microjustas.
Tras un suspiro largo y cansado vuelve a empezar: esta vez empuñando un bolígrafo sobre el papel.
Una voluntad extraña me dicta estas palabras, que transcribo, dócil herramienta:
Sorprendido mientras dormía, pretendió cubrirse con una sábana. La hoja, exaltada, le traspasó un millar de veces. En el suelo, todavía sin creérselo, sus ojos interrogan a un recorte de sombra.
Doblegada, mi mano rubrica: Morticia.
Me han pitado los oídos ¿quién me ha llamado?
Me quedaré por aquí.
La palabra es bolígrafo
Balones fuera
Pensó que las palabras estaban dentro del bolígrafo. Lo agitó para que las soltara pero solo lloró tinta. Estarán en el papel, su blancura le resulta sospechosa, seguro que esconde la historia que ha de contar. Lo rompe en mil pedazos. Le toca el turno a la mesa.
Pescado crudo
Se habían conocido en un chat. A ella le fascinaba Murakami y el sushi. A él también, y además, le encantaban las Kawasakis. Habían reservado mesa en un japonés para conocerse, pero ella no había aparecido.
-Camarero, llévese este pescado que está poco hecho. Y tráigame otro sake.
Una voluntad extraña me dicta estas palabras, que transcribo, dócil herramienta:
Sorprendido mientras dormía, pretendió cubrirse con una sábana. La hoja, exaltada, le traspasó un millar de veces. En el suelo, todavía sin creérselo, sus ojos interrogan a un recorte de sombra.
Doblegada, mi mano rubrica: Morticia.
Me han pitado los oídos ¿quién me ha llamado?
Me quedaré por aquí.
Morticia, soy el primer sorprendido, pero si no lo he entendido mal, te has permitido cumplir una pequeña venganza a través de mí
La palabra es mesa
Destruí tu trono
Ibas de padre de leal, de cercano. No debiste golpear aquél día la mesa. No debiste subestimarme. Desde el suelo me mirabas ovillado. Cuando tu respiración cesó, te cubrí el rostró con un sudario, el mismo con el que minutos antes te limpiabas los labios.
Destruí tu trono
Ibas de padre de leal, de cercano. No debiste golpear aquél día la mesa. No debiste subestimarme. Desde el suelo me mirabas ovillado. Cuando tu respiración cesó, te cubrí el rostró con un sudario, el mismo con el que minutos antes te limpiabas los labios.
Vaya, ya no era mesa... entonces invalido éste y voy por sake...
Para comer arroz necesitabas los dientes
Eres muy osado, amarillo. Qué es eso de sentarte cuando no quedan sitios para blancos. No te lo repito. ¡Muerde el banco!
(ya que el sake se obtiene de la fermentación del arroz, no incumplo normativa, no?)
Morticia, soy el primer sorprendido, pero si no lo he entendido mal, te has permitido cumplir una pequeña venganza a través de mí
¿Me he perdido algo?
La palabra es banco
Los últimos mimos
Allí estaban, todos sentados en el banco del parque, repeinados, desdentados, arrugados y solos, a punto para pasar revista. Con un poco de suerte, algún nieto huérfano de abuelo les preferirá a una mascota.
Toby
Cansado de tener toda clase de mascotas, pidió a su padre que contratase a un especialista en magia negra. Con él se acercó una noche al cementerio a recoger a su nuevo amigo.
Sueños
Lo veía sufrir, gritar de dolor y retorcerse. Cuando todo terminó, los aplausos se podían oír más allá de las áridas praderas y yo no dejaba de sonreír. Finalmente él se había vuelto un hombre.
¡Espérame!, le grité lleno de alegría, en un año podremos sortear los desiertos juntos.
A padre, allá donde estés
Sin revoltijos, sin tocarse, con esa juntura que permite la distancia, y tan ricamente, cree; pero yo escucho a mamá llorar a media tarde porque no la llama, y otra vez me dibujo un personaje para mantenerla entretenida, enamorada, para que se olvide de ti.
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Impacto
El asteroide sobrevoló la abigarrada superficie, se aproximó a una aglomeración de hileras apretadas y cayó en medio del párrafo, en el hueco entre dos líneas. Perdón, quise decir el asterisco.