Helgor

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Ergatito
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Poblador desde: 27/11/2013
Puntos: 11

Tiene ya bastante tiempo, incluso más que algunas obras posteriores con el mismo tema y de  bastante más renombre,pero aquí os lo dejo para que lo destripéis, jejeje.

 

Helgor

 

    Helgor andaba sólo bajo la lluvia disfrutando de ello. Cada una de las gotas que caían sobre su piel le hacían sentir vivo, aunque lo correcto sería decir que le hacían sentir la vida, pues vivo nunca había estado. Nació ya muerto, hace ya sesenta y cuatro años pese a que su apariencia fuera la de un chaval de no más de veinte. Caminaba con paso seguro y firme, consciente de su enorme poder y decidido, sobre todo, a encontrar aquello que tanto ansiaba y necesitaba desde hacía ya demasiado tiempo. Por lo que podía saber, era el último de su estirpe, no había encontrado a ninguno como él en los últimos seis meses, nadie que le pudiera acompañar o consolar y por supuesto, nadie que le pudiera ayudar en la misión en la que se veía inmerso y que tanto le urgía y anhelaba. Viajaba sin descanso desde hacía varios días, deteniéndose solo cuando el sol hacía acto de aparición. Mientras sus rayos reclamaban lo que era suyo, él descansaba en lúgubres sótanos, frías cuevas y profundos pozos, esperando pacientemente a que la noche cayera de nuevo. Así, una noche tras otra; la luna era su amiga y la noche su aliada, como había sido desde que tenía uso de razón.

    Caminaba y caminaba sin caer en la desesperación, buscando aquello que durante toda su existencia había encontrado en grandes cantidades y sin problemas, reclamándolo como propio y, al mismo tiempo, también persiguiendo algún resquicio o prueba de que alguno de los suyos hubiera sobrevivido. Muchos meses habían transcurrido desde que perdió a su último esclavo; el anhelo de alimentarse y la terrible soledad le hacían desfallecer. Tan solo se sustentaba con animales, ajenos y limpios a aquella epidemia devastadora, lo cual era algo que, lejos de satisfacerle, le sacaba de quicio. Le mantenían con vida, sí, pero no le agradaban, no era lo que él necesitaba. Era como si un buen gourmet, acostumbrado a los mejores néctares y caldos envejecidos en las más prestigiosas bodegas, tuviera que contentarse con sucios vinos elaborados sin la menor exigencia.

    Mientras viajaba, pensaba en cómo había empezado todo. En cómo aquel estúpido virus había cambiado su forma de vida y la de todos los suyos desde entonces. Toda la humanidad se había ido al garete; era algo que los suyos no sufrían desde la época de la peste negra, hace ya más de quinientos años. Los humanos habían jugado con fuego y se habían quemado. Jugando a ser dioses se convirtieron en víctimas, y en cuestión de días, aquél virus diezmó la población a límites ínfimos e insatisfactorios, por lo menos para ellos.

    Podía contar por millares los que veía cada día, envases inservibles y caducados para él y cualquiera de los de su estirpe. El hacer uso de alguno de ellos era un pasaporte directo a la eternidad, no a la que disfrutaban desde hacía siglos, sino a la dictada por lo más sagrado. Y no la disfrutaría a la diestra de Dios Padre, eso era seguro. Lo sabía a ciencia cierta; muchos de los suyos lo habían intentado e inmediatamente habían caído víctimas de aquel virus que actuaba en ellos de forma muy diferente a como lo hacía en los humanos: a éstos les daba la inmortalidad, mientras que a los de su raza se la negaban, dejando solo sus esqueletos pelados como repulsiva prueba de su vil existencia; sus propios padres habían sucumbido así y él había tenido que presenciarlo y sufrirlo. Todavía le dolía el recordarlo.

    Todas las noches se topaba con docenas de ellos y le seguían como si fuera su dios. Las ciudades estaban invadidas por esos no-humanos y lo había visto día tras día y noche tras noche, incansables y taciturnos, esperando poder hincarle el diente a un nuevo trozo de carne, ávidos, lujuriosos y obscenos . Peleaban por lo mismo que él y los suyos: los humanos; se lanzaban sobre ellos y los despedazaban a mordiscos, devorando con fruición cada nimio bocado, destrozando a la infeliz presa para luego dejarla levantarse y unirse a sus filas.

    Hacía tiempo que dejó de pelear con ellos, estúpidos peleles, muchos fueron los que habían sucumbido en sus manos, víctimas nauseabundas de su profunda ira, aunque más eran los que venían a sustituirlos. No entendía por qué le seguían, salvo quizás el hecho de que también eran no-muertos, o tal vez vieran o sintieran algo en él que los incitaba a seguirlo. No lo sabía, pero el caso era que le seguían. Pasos torpes e inseguros, desmañados monigotes sin cerebro, podridas carcasas sin futuro; sin embargo, uno tras otro se unían a su marcha, haciéndose legión tras sus pasos.

     Helgor sabía fehacientemente, que el llevarlos detrás no le ayudaba en su búsqueda y por eso, cada noche, luchaba por dejarlos atrás. A veces lo conseguía, durante un tiempo al menos, aunque eran muchas más las que no. Eso le traía de cabeza y lo encolerizaba, el llevarlos tras de sí no favorecía, para nada, a su misión. Lo había visto, los humanos huían de aquellas cosas como quien huye del diablo y lo último que deseaba es que los hombres escaparan de él.

     Había conseguido burlar aquellas cosas andantes en el último pueblo donde pernoctó y, bastante contento pensó que, sin esos energúmenos seres detrás, podría proseguir su caza. Por lo menos por un tiempo. Por eso aquella noche caminaba tranquilo, bajo la lluvia, solo y sabedor que su premio estaba cerca. Los había visto esa tarde; encerrado en las ruinas de un granero, mientras huía del sol, los observó mientras realizaban sus necesarias tareas de supervivencia para alargar sus insípidas vidas. Un grupo de humanos sanos y sin infectar, con sangre corriéndoles por las venas. La vida borboteaba en sus cuerpos, llamándole como la luz llama a las polillas.

    Esa noche, todo iba a cambiar. Él, Helgor, hijo de Kafran y de Mattha, el último de la estirpe de los Bartef, y miembro póstumo de los suyos en el mundo se iba a alimentar; el último vampiro sobre la faz de la tierra haría lo que los vampiros habían hecho siempre, la sangre correría por su garganta y se sentiría henchido y satisfecho una vez más. La vida que él no tenía le invadiría y se sentiría poderoso de nuevo.

    Dichoso y alentado, buscó la sombra y descansó.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Un relato con el que he pensado "Mira, siempre nos mezclan a los vampiros con los hombres lobos, este es mas original, porque creo que con zombies no se ha visto, a ver que pasa"

Pero cuando ha terminado la historia me he dado cuenta que se habla más de los zombies que de los vampiros. Incluso, cuando el vampiro se dispone a entrar en acción en el granero, va y se acaba.

Y es un lástima, porque creo que hay cosas muy buenas que podrían haber ayudado a crear un buen relato, como el hecho de si un vampiro muerde a un zombie recupere la mortalidad. (Esto me había encantado, me parece muy original)

Por eso ánimo al autor a que haga algo más con esta idea.

Pero centrándome en el relato y pensando en el concurso, no puedo darle más de 1 estrella. Lo siento.

*

 

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Helgor parece solo el principio de un relato más largo, mejor, el borrador de un principio; de hecho termina donde debería, creo yo, empezar.

2 estrellas

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

El escenario que plantea resulta atractivo, pero en mi opinión merecería de más espacio para recrearlo. Espacio que no hay porque la historia que se explica es muy sencilla. Veo fundamentos interesantes pero no están en absoluto desarrollados.

Además hay algunas inconsistencias que me han sacado de la lectura. En un primer momento «Podía contar por millares  los que veía cada día» y después se afirma «Todas las noches se topaba con docenas de ellos» . También sorprende por radical el argumento de que  no ver a ninguno de su raza en seis meses equivale a la certeza segura de que él es el último de todo el planeta.

La escritura me parece correcta pero en general el relato me ha sabido a poco.

2 estrellas

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Mr. Garlic
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Poblador desde: 14/11/2013
Puntos: 70

SInceramente, aunque el relato me parece que está bien escrito, no me convence la historia. Realmente pasa poco. El protagonista simplemente pasea, recuerda y encuentra humanos. Donde deberia empezar la acción es donde acaba el relato. Y por otro lado creo que se le da casí más importancia a los Zombies que a los vampiros.... No voy a decir que no se ajuste a la tematica, porque no cabe duda que el protagonista es un vampiro, pero esperaría más atención en ésto últimos.

Sintiendolo mucho 2 estrellitas BombillaBombilla

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

A mí me ha resultado muy confuso, lo siento, y eso me ha impedido centrarme en la historia. Parece que hay vampiros (pero solo queda él), no-humanos (los infectados, ¿zombis? En cualquier caso, eternos pero no aptos para vampiros porque parece que los matan) y humanos. Entonces, si quedan humanos, ¿por qué él pasa hambre y solo se alimenta de animales? ¿Y por qué le siguen los infectados como un Dios, por qué no se lo comen a él?

Y además se mezclan sus antepasados con el momento presente, con la troupe que le sigue...

Alguna repetición al principio y alguna errata. Para mí 2 estrellas.

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Sechat
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Poblador desde: 28/01/2009
Puntos: 747

Me parece una idea potente la de enfrentar a los vampiros con los zombies. El ritmo es fluido, pero por desgracia hay párrafos prescindibles y repeticiones que redundan en círculos sin concretar nada,  y que sólo crean dudas. ¿Cuál era realmente su misión? Hay algún que otro fallo ortográfico también.

Al contrario de otros compañeros, no me parece incongruente que afirmes que no había más humanos en el mundo, y que luego des ese giro engañando al lector. No obstante, para mi gusto quedan demasiadas preguntas en el aire: ¿la aparición del virus cómo se desencadena?; el virus convierte en zombies a los humanos sí, pero ¿cómo sabe él las diferencias entre el modo en que afecta a unos y a otros?; hemos de presuponer que él era vampiro antes de la aparición del virus, quizá interese saber más sobre su pasado y su estirpe...

En el fondo, veo un relato con dos temáticas de mucho peso y que no llegan a fundirse del todo, porque por falta de espacio no puedes desarrollarlas a fondo. Como bien comentan, tengo la sensación de que es un relato que en realidad podría ser mucho más extenso, para aclarar muchos aspectos que, tal y como está ahora planteada la historia, no se resuelven.

Valoración: 2 estrellas.

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Pensaba que era un planteamiento interesante, aunque quizás se estaba alargando demasiado... y ¡zas! Se termina el relato. No hay nada más. A partir de ese punto, con el mundo y las condiciones descritas, se pueden hacer mil cosas... pero aquí baja el telón y punto. Me ha jorobado bastante, porque, como digo, creo que era un contexto muy aprovechable. Me ha gustado, por ejemplo, ese detalle de la consecuencia que tiene para un vampiro morder a un zombi, y salvo fallos puntuales, está bien escrito. Por eso creo que se merece dos estrellas.

★★☆☆☆

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Vale, pues la historia (el fondo) no parecía mala pero resulta que ha acabado el relato y sigo sin historia Mmmh

La narración es confusa por el uso de alguna que otra coletilla que el autor usa para los tres grupos de personajes. Los "sus" o "de los suyos" se usan para las tres razas sin avisar al lector cuándo se habla de una y cuándo de otra, de manera que la lectura se hace muy complicada.

Creo que es una idea que con más extensión y puliendo algunas cosas, puede quedar resultona.

Mi puntuación es de 1 estrella.

 

 

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Aldous Jander
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Poblador desde: 05/05/2011
Puntos: 2167

Hay repeticiones, inconcordancias (sujeto, número y tiempo) y la construcción de las frases me parece mejorable. Con todo hay aspectos interesantes en el relato, que apunta maneras... pero este acaba antes de empezar. Da la sensación de ser un trabajo incompleto, quizá el bosquejo de algo mayor.

Por estas razones no puedo darle más de 1 estrella.

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Ergatito
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Poblador desde: 27/11/2013
Puntos: 11

  Pues, efectivamente, es el comienzo de algo mucho más largo. Y tiene mucho tiempo.

  Al principio me sentí reacio a publicarlo, pero me ha servido para mucho el que leais lo escrito y lo que opinais sobre ello.

  Ahora llevo algo más de 79 páginas de esta historia, quizás algún día os lo muestre.

  Agradecido por vuestro tiempo y comentarios, de verdad.

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Aldous Jander
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Poblador desde: 05/05/2011
Puntos: 2167

Es que da esa impresión, sí, como de inicio de una novela. Me alegro de que te atrevieses a publicarlo aquí y de que estés trabajando en ello.

De haber sabido eso, que estabas trabajando en el texto, habría comentado más; fui sucinto porque pensé que ya no te serviría, pero ahí van un par de cosas:

Helgor andaba sólo bajo la lluvia disfrutando de ello

Esta frase (al margen del acento, y a ese respecto podemos mandar a la academia al real carajo) quedaría mucho mejor separando los verbos en proposiciones diferentes. Casi cualquier cosa valdría: una coma, un punto... un par de ejemplos:

Helgor andaba solo bajo la lluvia, y disfrutaba de ello. Cada una [...]

Helgor andaba solo bajo la lluvia. Y disfrutaba de ello: cada una de[...]

Helgor andaba bajo la lluvia, solo, disfrutando de ello. Cada una [...]

 

En cuanto a lo que te comentaba de las discordancias (puse inconcordancias y veo que le metí una patada bien gorda al diccionario Mmmh):

Toda la humanidad se había ido al garete; era algo que los suyos no sufrían desde la época de la peste negra, hace ya más de quinientos años.

Esto no está forzosamente mal, ojo, pero en este caso creo que causa una mala impresión. Si tu narrador siempre utiliza el pasado narrativo (iba, cogía, hacía), creo que deberías usarlo también con "hacía más de quinientos años". Ojo, porque en otros casos muy parecidos a este sí que encajaría ese presente.

Otro ejemplo, esta vez con el sujeto:

[...]aquel virus que actuaba en ellos de forma muy diferente a como lo hacía en los humanos: a éstos les daba la inmortalidad, mientras que a los de su raza se la negaban[...]

El virus niega la inmortalidad a los de su raza. Se te ha escapado una forma impersonal, tipo "me niegan la beca", pero aquí hay un sujeto que utilizar así que queda discordante (no inconcordante Risa cachonda).

A lo mejor estas cosas ya no te pasan desde entonces, pero espero que igualmente te sirvan de algo estos consejillos. Suerte y a currarse esa novela.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Siento una raras discordancias temporales aquí, se porta como si hubiera pasado más tiempo del que menciona, también ciertas extrañezas ya señaladas por Aldous o lo raro que se me ha hecho el adjetivo "lujurioso" en un zombi ¿eing? Y por supuesto, ese final que, en efecto, se siente como un mazazo justo cuando la cosa parece empezar. Iba camino de las tres estrellas, pero estos detalles le hacen bajar un pelín el listón. Dos estrellas:

 XX

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Me temo que como relato no termino de verlo. Para mí funciona bien como prólogo, pero historia, propiamente dicha, no presenta. Quizás si se hubiera centrado en la pérdida de los padres o en la extensión de la epidemia hubiera quedado más cuerpo en tanto que relato.

Sobre la prosa, decir que me ha gustado. La veo lo suficientemente eficaz para la narración que plantea, aunque la he visto algo distanciada del escenario. He visualizado bien los zombis, pero menos el vampiro entre los zombis. Creo que el nombre, Helgor, no es un acierto. Primero me ha hecho pensar en Ígor, el de la palanca, y luego lo asociaba más a los zombis que a los vampiros. No sé si tiene algún significado para ti en el marco mayor de la obra, pero en este fragmento no lo veo como una buena baza.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Belagile
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Poblador desde: 09/12/2013
Puntos: 829

No quiero repetir lo que ya se ha comentado, pero coincido con la mayoría. La idea está bien, me gusta, pero pide a gritos más fondo. Igual me habría gustado más leer los relatos posteriores con este mismo tema, no sé.

Le doy 2 estrellas porque me parece pobre para lo que puede llegar a ser.

Giny Valrís
LoscuentosdeVaho

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Léolo
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Poblador desde: 09/05/2009
Puntos: 2054

Lo siento, pero no me ha convencido. Casi parece el prólogo de una historia por contar. Narrado con eficacia y sin apenas errores, pero con muy poca sustancia a la que asirse.

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Dersu
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 343

Como ya te han dicho, el relato parece más un prólogo que una relato completo. No obstante, está bien escrito y se sigue con interés.

 2 estrellas.

¡No disparen, soy gente!

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