ACTA DE REUNIÓN -6:66 p.m.-

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Cruz Diablo
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Creemos que hemos derrotado a los monstruos, que hemos acabado con ellos o los hemos recluido a los rincones despreciados por la civilización. Ya sólo somos capaces de imaginarlos ocultándose en un sótano oscuro o en la azotea de una casa ruinosa, en un paraje apartado, rebosante de naturaleza y olvidado por el hombre, o en un pasado remoto, cuando la humanidad era joven y estaba dominada por miedos y supersticiones. Pero nos equivocamos. Nos han dominado desde siempre: en un principio fueron figuras amorfas e inefables que se arrastraban por el fango, obligando a nuestros ancestros a refugiarse en cuevas; luego, dioses mitológicos, santos y demonios, criaturas góticas en lo alto del campanario… Y ahora, que a través de películas y novelas, de la ciencia y la tecnología, nos han convencido de que no existen, continúan sometiéndonos. Tan solo se han reciclado y, al frente de las nuevas estructuras de poder, permanecen al mando. Ellos son los depredadores y nosotros las presas.

No soy una persona importante, he trabajado toda mi vida en el servicio de mantenimiento de una empresa de impresoras. Tampoco soy muy espabilado, nunca he destacado en nada. Sin embargo, hace poco pasé por una experiencia que me permitió expandir mi perspectiva de la realidad.

Mi jefe de equipo me había mandado a un servicio en los Edificios Inteligentes: un bloque de oficinas que es sede de importantes empresas e instituciones públicas de Pamplona. Pasé el registro y subí en ascensor a la quinta planta, como me habían indicado. Al entrar en la amplia sala desde el pasillo, tuve una agradable sorpresa: Juanma, un buen amigo del instituto al que no veía desde hacía años, estaba sentado en uno de los cubículos de trabajo. Fui a saludarle alegremente, pero él miró mi mono de trabajo y mi caja de herramientas con autosuficiencia, y me respondió con frialdad. No podía creerlo, después de compartir nuestras primeras noches de fiesta, nuestros primeros tímidos escarceos con las chicas, ahora me trataba así; precisamente él, tan idealista y comprometido con entidades y fines sociales de joven, se había vuelto un elitista por haber conseguido un triste puesto de “ayudante ejecutivo” –que es como decir “secretario” con palabras importantes–.

Con cierta amargura, dejé que uno de sus compañeros me guiara con igual gesto apático hasta un cuartucho donde guardaban el material de oficina. En uno de los estantes reposaba la destructora de documentos que me habían enviado a reparar. No me costó sacar el fajo de papeles que se habían atascado; algún inútil los había metido sin soltar la grapa. Con la idea de escaquearme un rato del trabajo, me puse a echarles un vistazo.

Lo que leí me dejó helado, no tanto por lo que decía como por lo que sugería. Metí los documentos en mi caja de herramientas, para releerlos más tarde, y salí del cuartucho, tratando de disimular la impresión. Al pasar frente a la puerta de un despacho cerrado, adornada con la placa de “Gerencia”, la voz tranquila y aterciopelada, casi ronroneante, que hablaba por teléfono al otro lado, me produjo un escalofrío, sin saber por qué. Observé a Juanma que, con gesto aburrido, repasaba las noticas internacionales. “Masacre de la etnia rohingya en Birmania”, decía el titular: fotos de cuerpos calcinados en hileras interminables, un trabajador arrojando los despojos de un niño sobre una montaña de cadáveres, y Juanma reprimiendo un bostezo. Afortunadamente nadie me hizo caso, o habrían notado mis ojos desorbitados y la palidez de mi rostro.

**********

Nada más acabar mi turno, me fui a mi apartamento en el Casco Viejo de la ciudad. Después de cenar, me metí en la cama, pero no podía dormirme. Con la luz de la mesilla como única compañía, releí los papeles que me había llevado a escondidas. Me pregunté si serían reales o alguna especie de broma estúpida de un oficinista aburrido. Me daba la sensación de que contenían más de lo que parecía a simple vista, así que los repasé una y otra vez, compulsivamente, hasta aprendérmelos de memoria –como ya he dicho, no soy muy espabilado–:

“- …

- Muchas gracias, señor Barcos. Y ahora, haga el favor de proceder con sus cifras, señor Taberna.

- Muy bien. En cuanto al paro, siete mil cincuentainueve personas más se han quedado…

- Espere un momento. He dicho cifras, no personas. A partir de ahora, para nosotros todo serán números. Me da igual que estemos hablando de personas que de inversión, de ahorro energético o de prima de riesgo. Manejaremos cifras, y nuestro propósito será únicamente aumentar unas y reducir otras.

- De acuerdo, pero no entiendo el motivo de…

- Señor Taberna, he aceptado dirigir esta pequeña Joint Venture inspirada en el espíritu del Grupo Bilderberg porque coincido con sus objetivos generales. Sin embargo, creo que no solo mi trayectoria profesional avala holgadamente mis técnicas, sino que además en mi contrato se estipula expresamente que ustedes se ceñirán a mi metodología de trabajo.

- Sí, por supuesto, disculpe. No quería importunarle.

- No se preocupe, no lo ha hecho. Si cualquiera de ustedes lo desea, una vez finalizado este meeting puedo pasarles varias publicaciones enfocadas a alcanzar la eficiencia corporativa, en las cuales se basa mi terminología. Se trata de estudios diseñados por las más prestigiosas universidades y centros de desarrollo empresarial del mundo anglosajón. Pero ahora, si es tan amble, prosiga con sus cifras.

- Por supuesto. Como decía, el paro se ha incrementado en siete mil cincuentainueve… en un dieciséis coma noventaiuno por ciento y los salarios en convenio han decaído un uno coma tres. El PIB ha decrecido en un uno coma ocho por ciento y el IPC ha aumentado en un tres coma cinco. El dato más alarmante sería el de construcción de viviendas, que ha descendido un cincuentaisiete coma cinco por ciento, con mayor incidencia en las VPO.

- Muchas gracias, señor Taberna, es suficiente. Me parece que resulta obvio para cualquiera de los presentes que nos encontramos inmersos en una crisis económica de carácter mundial, más acusada en España y, sobre todo, en su sector inmobiliario, debido a la comúnmente denominada “explosión de la burbuja inmobiliaria”. Y no en una “desaceleración de la economía”, como pretendían hacernos creer –pausa medida para risas comedidas–.

>> Pero, señores, tenemos buenas noticias. Ante nuestros ojos se abre un escenario inmejorable para nuestra ambiciosa iniciativa. IBM, General Electric, Procter & Gamble… Todas ellas grandes multinacionales fundadas en tiempos de crisis.

>> Señores, crisis significa oportunidad para aquellos que sean lo suficientemente hábiles para saber aprovecharla. Y no es un tópico, la historia está llena de ejemplos, como acaban de ver –pausa medida para aplausos comedidos– Bien, y ahora, para finalizar este meeting, procedamos con el ejercicio de team building que habíamos comentado. Señor Salinas, si es tan amable de dibujar los símbolos cabalísticos…

- Esto… ejem… Disculpe que le interrumpa pero… No es que quiera poner ninguna pega a su metodología, pero…

- ¿Sí? Adelante, señor Baleztena. Por favor, siéntase libre de compartir con nosotros sus inquietudes.

- No es que sea sólo asunto mío. Algunos hemos comentado que quizá… El caso es que no acabamos de ver claro todo esto del… ¿Cómo ha dicho que se llamaba?

- Team building. Construcción de equipo, si lo prefiere. Se trata de técnicas diseñadas para motivar a equipos de trabajo en un contexto de desarrollo organizacional.

- Bien… supongo. Pero, ¿por qué este ejercicio en concreto? ¿No podría basarse en otro tipo de… temática?

- Porque Asmodeo es demasiado desconocido y Mefistófeles demasiado conocido. Disculpen señores, chiste privado. El ejercicio está diseñado para este proyecto en concreto, para sus personalidades triunfadoras y dominantes, acostumbradas al mando y la competencia en lugar de a la cooperación, para maximizar nuestro rendimiento laboral y lograr la óptima consecución de los objetivos que tenemos por delante. Una vez más, si lo desean, cuando acabe nuestro meeting puedo pasarles un report en el que se detallan los pormenores de la construcción del ejercicio en cuestión. Además, les saldrá más barato en términos económicos, de salud y de su valioso tiempo que una concentración mensual para hacer puenting, paintball o rafting –pausa medida para risas esta vez más dubitativas– Y ahora, señor Salinas, si es tan amable, proceda a dibujar los símbolos en la mesa. Muy bien. Señor Alfaro, ¿ha traído el cuchillo de plata?

- Sí, aquí lo tiene. He seguido al pie de la letra sus indicaciones.

- Perfecto, justo lo que necesitamos. No le habrá resultado fácil conseguirlo. Señor Aizpún, ¿el cosmético?

- He traído sombra de ojos y pintalabios, no sabía por cuál decidirme.

- Da lo mismo, sitúe ambos en su lugar. No, en el otro extremo, junto a aquella runa.

- Yo tengo que poner aquí las criadillas de toro, ¿no es cierto?

- Exactamente. Señora Eugui, ahora el cuerno de chivo… ahí, perfecto. Señor Taberna, su sudor en el centro. Señor Baleztena, el anillo de plata y la vara de abedul. Y el resto, cada cosa en su lugar y en el orden especificado en el memorando. Muy bien, perfecto.

- ¿Es eso…?

- Ajá.

- Buaj, ¿y cómo te las has apañado para conseguir sangre menstrual de una virgen?

- No quieras saberlo.

- Señor Sarrasín, señor Manterola, aténganse a las instrucciones, por favor, nada de frivolidades. Eso es. En esta ocasión le ha tocado al señor Manterola “bailar con la más fea”, pero no crean que el resto van a librarse. La dificultad de los encargos se incrementará en cada sesión, y a los que hoy les han tocado tareas fáciles puede que mañana no tengan tanta suerte; todo dependerá de cómo se desarrolle el proceso, de las necesidades y objetivos de cada ejercicio. Muy bien, ya está todo dispuesto. Ahora colóquense alrededor de las runas de invocación según lo indicado y procedamos con el ritual.

- (Coro de voces:) “Azazel, invocamus. Da robur et munimen. Servi vestri sumus. Pretium accipias sanguine ac sudore lacrimas hostes. Qui insurgunt in nobis deleret. Fac nostrum vexillum invaluissent. Consequemur nostri metas pro vestra gloria maior. Et quid vis rursus exigit. Anima nostra tibi corpora vestra sumus te. Fac nobis vestrum instrumentis in impium dictitans terra. Pro victoria quaeritur de modo consequat. Ut sint vobis in novo orbe ablegat. Da robur et munimen. Azazel, invocamus”.

- …”

 

Me desperté justo antes del amanecer, con el corazón en la boca. Las imágenes del Acta de Reunión se habían mezclado con mis sueños: yo atado y amordazado en mitad de un pentagrama, mientras un coro de ejecutivos demoníacos tendían sus ofrendas a mi alrededor. El filo de una daga plateada se situaba sobre mi garganta y, entonces, me daba cuenta de que ya no era una persona, sino un número.

Medio amodorrado, me pregunté por qué no recordaba haber apagado la luz de la mesilla antes de dormirme. Aunque no sabía qué significaba, la invocación en latín no se me iba de la cabeza; y eso que tampoco se me han dado nunca muy bien los idiomas. Bostezando, busqué con la mano el fajo de papeles. Algo duro y viscoso a un tiempo me hormigueó en la mano. Notando una arcada subiéndome por el estómago, me levanté para encender la luz, súbitamente despejado. Un río de cucarachas nauseabundas recorría mi habitación desde la puerta hasta la mesilla, donde devoraban los documentos. Varios centímetros de espesor de cucarachas que se amontonaban y aplastaban unas a otras, un ejército de horror con un propósito muy concreto. Apenas capaz de pensar, salí de mi cuarto mareado y pegándome a las paredes para mantenerme lo más alejado posible de ellas. Aquel sendero negro, espeso y brillante como el alquitrán, retozaba borboteando a través del salón hasta salir por una ventana que tampoco recordaba haber abierto.

No sé qué clase de curiosidad morbosa me incitó a asomarme por otra ventana para buscar el origen de aquella monstruosidad; pero aún hoy me arrepiento, debí haber salido corriendo en ese mismo instante. Ahora ya es tarde, y temo que la imagen me acompañe cada noche mientras viva.

En mitad de la estrecha calzada había un hombre apuesto y de mediana edad, engominado y con traje negro de corte impecable. El torrente de cucarachas, con su labor de consumición ya terminada, salía de mi apartamento en el segundo piso, precipitándose en una avalancha orgánica hasta la calle. El hombre, si es que se le puede llamar así, abrió los brazos como quien abraza a un viejo amigo, y los miles de millones de cucarachas treparon sobre él y se introdujeron en su cuerpo por su boca, sus oídos, ojos, nariz y cada orificio a la vista. Por un momento, fui capaz de distinguir a través de su piel los diminutos cuerpos quitinosos que bullían en su interior, como verrugas movedizas. Después, la reabsorción finalizó y no quedó ni rastro de ellas.

De pronto, su mirada subió hasta encontrarse con la mía. Estaba a oscuras, lo observaba tras las cortinas, y el sol no se había levantado lo suficiente como para que su luz se asomara sobre los hacinados edificios del Casco Viejo y se derramara por su estrecha red de callejuelas retorcidas. No debería haberme visto, pero aun así lo hizo. Y el efecto que producían sus ojos… El horror dio paso a la fascinación, lo miré como se ve a un líder, una figura de referencia en un mundo inseguro, algo que era más que yo, que me permitiría parecer importante, aparentar ser más de lo que era. Su mirada condensaba el efecto de todos los anuncios, campañas de marketing y publicidad que había visto; una sonrisa de placidez se pintó en mi rostro.

El primer rayo del amanecer iluminó su cara, otorgando a sus ojos un brillo rojizo que no había notado, haciendo resplandecer una dentadura más desarrollada de lo que debería, volviendo evidente su palidez extrema de cadáver. El efecto fue apenas suficiente para que arrancara mi vista de la suya un segundo. Cuando miré de nuevo, había desaparecido, seguramente escabulléndose por algún callejón.

Sin pensarlo dos veces, llené una mochila con algo de ropa y útiles de aseo, salí de casa al borde del desmayo, saqué del banco todo mi dinero, y cogí un taxi hacia el aeropuerto de Noain. Volé hasta Barajas y, de ahí, tomé el primer avión a un país de habla hispana que salió –como he dicho, nunca se me han dado muy bien los idiomas–.

Estoy seguro de que únicamente la luz del sol me salvó aquella mañana. Sospecho que aquel ejército de repulsivas sabandijas estuvo buscando los documentos por toda la ciudad, hasta encontrarlos momentos antes del alba; de haberlo hecho un poco antes, me habrían devorado a mí también, antes de volver con su monstruoso anfitrión. Seguramente, ese ser mantenía sus reuniones con el plantel de incautos empresarios por la noche; casi puedo imaginarme las persianas de su despacho bajadas al máximo, aquella tarde en que lo escuché hablando por teléfono. Pero ese no es el único peligro al que me enfrento. Taberna, Barcos, Baleztena, Aizpún… familias rancias de Navarra, apellidos con carga política o grandes empresas motoras de la economía a sus espaldas. Me imagino a uno de esos “gerentes” en cada región, país y continente, influyendo en asambleas y juntas directivas, por todo el largo y ancho mundo; dominando a los poderosos y, a través de ellos, a nosotros, el vulgo, las masas descerebradas: una conspiración a nivel global. Eficiencia corporativa, margen de beneficios y, sobre todo, la tan comentada crisis económica mundial; esas son sus armas ahora. Lo importante son los números, no las personas.

Y, sin embargo, al dotar de coherencia a mis miedos, no puedo evitar preguntarme si mi razonamiento es sensato, o sólo lo origina una paranoia provocada por aquella aberrante experiencia. Porque si de algo estoy seguro es de que no se trató de un sueño, no fueron los delirios esquizoides de una mente enferma. No, eso no… Por favor…

En estos momentos, mientras escribo estas líneas, me encuentro en un autobús, recorriendo la Carretera de la Muerte, rumbo al altiplano boliviano. Mi intención: perderme en el escondrijo más recóndito del planeta. No me preocupa de qué viviré, me da igual dónde duerma y lo que coma, con tal de que nunca me encuentren.

Pero no tengo muchas esperanzas, ¿acaso queda algún lugar del planeta a salvo de las grandes corporaciones, de las empresas multinacionales?

Mitología, religión, arte, ficción, ciencia, tecnología y ahora política, medios de comunicación y mundo empresarial. Antes podíamos defendernos, sabíamos que estaban ahí, que debíamos escondernos cuando salían de caza, por qué había que tenerle miedo a la oscuridad. Ahora somos sus títeres, nos han manipulado durante siglos, anulando nuestra voluntad, puliendo nuestra cornamenta, hasta reducirnos a ganado. Ellos son los depredadores, se alimentan de nuestras mentes, nuestra empatía, nuestras almas y nuestros cuerpos, dependiendo de lo que les resulte más conveniente. Nosotros, las presas.

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Relato muy bien escrito. Lo he seguido bastante bien, a excepción, almenos en mi caso, de la parte de la reunión privada. Me gusta la pesadilla que tiene, en la que se encuentra de pronto atado y rodeado por esos jefes monstruosos que planena sacrificarlo; y creo que si esa parte hubiera seguido este rumbo, es decir, con el protagonista estando presente en los hechos y sin desaparecer de golpe, hubiera quedado mucho mejor en la historia.

La parte de las cucarachas comiéndose los papales y el ser en mitad de la calle me ha gustado mucho, al igual que el principio, que me ha parecido bastante original tener un protagonista que encuentra unos reveladores documentos al ir a hacer su trabajo.

Pero encuentro algo que ya no me gusta tanto, y es el tema del relato. Creo que no es nada nuevo poner a los altos mandamases del mundo (y no digo políticos, me refiero a los de las reuniones del club bilderberg, como bien se señala aquí, jeje) de monstruos que nos gobiernan y nos llevan por el camino que quieren llamándonos la masa sucia y todo eso. Y se hace tanto hincapié en eso en este relato que lo termino viendo más como una queja social que un relato sobre el vampirismo.

De haber tenido un punto de vista distinto, o al más original, le hubiera dado más puntuación, pues la escritura y algunos trozos me han gustado mucho, pero basándome en lo que he dicho, le doy finalmente 3 puntos. ***

 

 

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Cruz Diablo
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Poblador desde: 09/07/2013
Puntos: 488

Sanbes, muchas gracias por tomarte el tiempo para leer y comentar mi relato. Tienes razón en que igual el tema del vampirismo está un poco cogido por los pelos, escribí este relato hace como un año (cuando fue la matanza rohingya, de hecho la foto que se comenta es verídica), y cuando salió el Calabazas de Conspiraciones iba a reciclarlo ahí, pero luego me lié a comentar el de Pilidori y, como el antagonista era un vampiro, me animé a meterlo en este a ver qué opinaba la gente.

Me alegro de que hayas sacado cosas que te han gustado, y te agradezco tus críticas, buenas y malas que de todo se aprende.

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

El principio me ha aburrido; he estado a punto de dejarlo, deprimido, cuando se ha puesto a hablar de números. Luego el relato parece enderezarse con la reunión que describe el documento y lo que viene a continuación, muy bueno, para luego volver con el rollo de los poderosos, qué pereza. Lo siento porque hay material para un buen relato, pero tal como está

2 estrellas

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sharkbook
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Poblador desde: 29/01/2013
Puntos: 584

  Un relato correcto, aunque con un serio problema con las comas y demás signos de puntuación, y algunos giros extraños en su forma de narrar. Quizás un preámbulo demasiado extenso que puede llevar a querer dejar de leer, con tanto número y anglicismo.

   Se me hace incoherente el hecho de que le protagonista pueda llevarse unos papeles, al parecer tan importantes, de una forma tan sencilla, al igual que estuvieran colocados allí de esa forma tan dejada. El uso de las grandes corporaciones como ostentadores del poder no es algo nuevo, aunque aquí está bien traido.

   El uso de los guiones de separación en lugar de los de diálogo, se hace notar bastante, lo que resta algo a la ejecución del trabajo realizado, pero loque de verdad choca es el poco paralelismo del relato con el tema propuesto en este certamen. De verdad, que muy traido de los pelos y hay que hacer un gran esfuerzo para tratar de verlo en sus párrafos.

   Lo mejor del relato, esa visión del ser absorbiendo a los insectos, ya de por sí intraquilizantes y nauseabundos, capaces de hacernos sentir un poderoso aborrecimiento hacia ellos, cuanto más al ente que los protege.

   Muy vivido debiera haber sido el sueño para que el protagonista dejara todo y huyera tan rápido, aun más sabiendo que era tan poco "espabilado". Un trabajo muy mejorable, aunque no le niego cierto valor.

 

★★☆☆☆

2 estrellas para quienes no puedan verlas.

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Cruz Diablo
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Poblador desde: 09/07/2013
Puntos: 488

Bestia Insana y Sharkbook, muchas gracias por animaros a leer mi relato (y también por resistir la tentación de dejarlo a medias Angus).

Tomo buena nota de vuestras críticas y comentarios para futuras oportunidades.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

El relato tiene buenas bazas. Para mí, una de ellas es el escenario cercano y actual elegido, que marca el contraste con el tema de base: clásico. También me gusta el paralelismo entre los monstruos y el mundo de la empresa, el Club Bidelberg que gobierna el mundo en la sombra y nos vampiriza, los métodos empresariales anglosajones, tan en boga y tan estructurados. Los números en que nos han convertido...

Pero la narrativa no me ha convencido. El primer párrafo es un inicio clásico: una reflexión que introduce el relato en sí. Pero es demasiado largo para lo que tiene que decir. Luego la prosa no coincide con lo que se nos hace ver del personajes, y los diálogos de la reunión no se me hacen creíbles, demasiado estereotipados. El hombre de las cucarachas está muy bien, pero de nuevo se presenta un largo párrafo para explicarnos lo que podría haber sido relatado.

2 estrellas.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Por mantener la emoción hasta el recuento final, voy a hacer como Léolo y no voy a poner mis puntuaciones, sino solo mis impresiones.

A mi modo de ver, el relato tiene un punto débil, y es la solidez del narrador. Él insiste en que es un hombre de pocas luces, pero la prosa no lo transmite, lo que hace que adivinemos al escritor detrás. Creo que hubiera sido más conveniente o modificar la prosa -sobre todo para que contrastase aún más con el sueño, para que fuera más sencilla y directa, con menos valoraciones explicadas y más sensaciones transmitidas- o directamente pasar a la tercera persona.

Luego, hay un punto discutible, y es la importancia del vampirismo. Como metáfora implícita por el tema del aprovechamiento de la élite monstruosa de la gente de a pie está presente, pero solo de ese modo: implícito. Funciona gracias a la sublectura del propio vampiro aristocrático, en buena medida. El relato Vampiro de Emilia Pardo Bazán es paradigmático de esta imagen.

En cuanto al resto, una historia solvente: tiene buen ritmo, pocas erratas (algún punto falta por ahí, una "notica" en vez de "noticia" para hacer reir a los jueces maños), buen equilibrio de personajes, estructura bien medida, buena mano en general. Y, sobre todo, imágenes memorables, de las que sobreviven al relato y se graban en la cabeza del lector, como ese río de cucarachas.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Coincido con todo lo expuesto. Tres estrellas:

 XXX

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Belagile
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Poblador desde: 09/12/2013
Puntos: 829

Buenas!

Me parece un relato correcto, está bien escrito, se lee con facilidad, tiene una buena estructura e imágenes muy visuales, demasiado en algunas ocasiones (como lo de las cucarachas, que me ha dado muchísimo asco) A propósito de las cucarachas, creo que se les llama también blattodeas, igual deberías alternar esas dos denominaciones ya que queda repetitivo tanta "cucaracha" sobretodo para los que las repudiamos. Risa

Me parece original y llamativo que el protagonista se encuentre los documentos durante su rutina laboral, me ha gustado cómo describes el ritual, aunque he echado de menos que el narrador explicase para qué era cada cosa. Han aparecido ciertos elementos, como las runas, creo un un pentáculo, etc, que yo relacciono automáticamente con un tipo de magia, y me habría gustado que el autor especificara su cometido en la historia y no lo dejase como una enumeración sin más, por lo menos esa es la impresión que me ha dado a mí. A propósito de la reunión, al principio me parecía poco creíble los diálogos (porque se apreciaba un cierto colegueo, si me permites la expresión) pero ya una vez que comprendí quiénes eran los que estaban reunidos me encajaron mejor. En general creo que los diálogos están bastante logrados. También me he echado en falta una conexión entre el hallazgo de los documentos y la reunión. No obstante, volveré a releerlo por si se me ha pasado algo. 

Estoy de acuerdo con Sanbes en que parece más una crítica social y política (de hecho me ha llamado la atención para bien el hecho de que estuviera ambientado en un tema de actualidad) también creo que falta una mención clara al vampiro, no tiene por qué ser un hematófago, podría ser un vampiro psíquico, como he leído en otros relatos, y así aludes también al control mental de la población mediante los medios de comunicación, etc. (está claro que durante la narración se insinua esa figura, pero porque también el lector sabe sobre qué va a leer) 

No me enrollo más, me ha gustado mucho, pero le voy a bajar la puntuación por el tema del vampirismo.

XXX dos estrellas.

 

Giny Valrís
LoscuentosdeVaho

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Belagile dijo:

XXX dos estrellas.

Contabilizo dos estrellas.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Cruz Diablo
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Poblador desde: 09/07/2013
Puntos: 488

Muchas gracias a todos por leeros y comentar mi relato. Me alegra que finalmente la analogía que planteaba entre vampiro y empresa se haya visto, porque en mis primeras respuestas tuve que contenerme para no revelarla. La idea era sustituir la sangre, por todas esas cosas que el prota comenta al final (interesante el relato de Emilia Pardo Bazán, me lo apunto). Claro que ahora me queda la duda de si el relato lo deja traslucir o se ve por el tema del certamen, como dice Belagile. La inconsistencia entre la voz del narrador y sus supuestas pocas luces yo lo justificaba con que no es tan tonto como él se cree, pero teniendo en cuenta todos los huecos de la historia que le pido al lector que rellene, parece que esto ya es demasiado.

Y ahora voy a ver si comento algún relato, que voy muy retrasado con esta tarea.

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

"y se introdujeron en su cuerpo por su boca, sus oídos, ojos, nariz y cada orificio a la vista."

¿Qué otro orificio tenía a la vista ese señor?

Relato con elementos que me atraen y otros que no tanto. Destaco ese río de cucarachas, esa visión terrorífica, ese salvarse por el alba. El resto del relato me parece algo más flojo, y sobre todo el vampirismo está algo cogido con pinzas. Creo que el mismo autor es consciente de esto mismo, y de que era muy probable que no fuese entendido, por lo que el último tramo del relato peca de ser, creo, escesivamente explicativo. Le doy dos estrellas.

★★☆☆☆

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Invierno dijo:

"y se introdujeron en su cuerpo por su boca, sus oídos, ojos, nariz y cada orificio a la vista."

¿Qué otro orificio tenía a la vista ese señor?

Las orejas, mal pensado Risa cachonda

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Patapalo dijo:

Invierno dijo:

"y se introdujeron en su cuerpo por su boca, sus oídos, ojos, nariz y cada orificio a la vista."

¿Qué otro orificio tenía a la vista ese señor?

Las orejas, mal pensado Risa cachonda

Los oídos ya estaban Risa cachonda y sí, mal pensado soy un rato, y la imagen de terrorífica ha pasado a ser bastante perturbadora.

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sharkbook
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Poblador desde: 29/01/2013
Puntos: 584

Invierno dijo:

Patapalo dijo:

Invierno dijo:

"y se introdujeron en su cuerpo por su boca, sus oídos, ojos, nariz y cada orificio a la vista."

¿Qué otro orificio tenía a la vista ese señor?

Las orejas, mal pensado Risa cachonda

Los oídos ya estaban Risa cachonda y sí, mal pensado soy un rato, y la imagen de terrorífica ha pasado a ser bastante perturbadora.

Pues a no ser que fuera desnudo, los poros de su piel, que también son orificios. Quizás también entre las uñas, que hay a quien le cabe un mundo ahí dentro.

¡Ay, Dios!. Que nos perdone Cruz Diablo por estos momentos de solaz.

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Cruz Diablo
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Poblador desde: 09/07/2013
Puntos: 488

Risa cachondaRisa cachondaRisa cachonda y menos mal que puse lo de "a la vista"...

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Dersu
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 343

Relato bien escrito y de premisa interesante, aunque no demasiado original, y que supone un enfoque diferente sobre el tema (en ese sentido, el inicio crea unas expectativas que no se cumplen); pero le veo varios problemas que lo lastran. La voz del narrador resulta demasiado explicativa, redundante en la revelación y vaga en la descripción de sus percepciones y de su psicología (no sé si pretendías darle poca entidad al personaje para hacer de él un hombre gris, alienado, fácil presa; pero en ese caso la narración en tercera persona sería más adecuada). En la parte final, la amenaza se explica pero no se palpa.

Por otra parte al diálogo de la reunión le veo un defecto parecido, forzado y poco creíble, como queriendo dejarlo todo bien claro y que el lector no se pierda en lugar de permitir que la conversación fluya de una forma más natural.

Tampoco me convence el hecho de que, tras la declaración de intenciones en la presentación (los monstruos en el poder, arranque en unas oficinas), se termine recurriendo a un horror más clásico, con oscuros rituales y ríos de cucarachas (fragmento de por sí potente y memorable), en lugar de números, team building y bostezos frente a una masacre. 

2 estrellas.

 

¡No disparen, soy gente!

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Léolo
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Poblador desde: 09/05/2009
Puntos: 2054

Una aproximación bastante lúcida al vampiro tal y como sería hoy en día. El vampiro como cabeza de poder. ¿Por qué morder una yugular habiendo ríos de sangre? Se pierde el romanticismo, pero golpea con la realidad conspiranoica que nos amamanta hoy día. Quizá le falte consistencia al narrador y un poco más de soltura en el desarrollo, pero el relato es firme en su propósito y avanza como una rueda de molino, aplastando todo, dándonos en alimento que esperábamos. El relato gana con esa impregnación de realidad que le otorgan los lugares conocidos y con ese deje de humor negro atragantado que se atisba en la transcripción del acta. Quizá peque de fantástico para mi gusto y para el bien de su atmósfera con la escena de las cucarachas, evitando que sea redondo. Un estilo más próximo al realismo mágico en el tratamiento de esta historia habría provocado mi delirio, pero no estoy aquí para escribir cuentos de nadie, solo para dar mi humilde opinión. Y este me ha gustado.

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Léolo
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Poblador desde: 09/05/2009
Puntos: 2054

Este soy yo otra vez. O, más concretamente, mi incapacidad informática.

Perdón por repetir post.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Léolo dijo:

Este soy yo otra vez. O, más concretamente, mi incapacidad informática.

Risa cachonda

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

El principal pero del relato es la escasa relación con la temática del certamen. Dicho esto, la idea planteada (resumida en el primer y último párrafos del relato) me ha resultado atractiva, pero las escenas mediante las cuales el protagonista nos ofrece su experiencia me han resultado poco creíbles y sin ritmo. Ese atisbar una conspiración de nivel mundial a través de  un acta de reunión olvidada, que además detalla un ritual satánico, la transcripción de la copia en sí... La excepción reside en la escena de las cucarachas, una imagen bien definida y que (paradójicamente) sí encuentro más creíble a raíz de la causa demoníaca del relato. 

La escritura tiene repuntes de calidad realmente buenos, todos ellos en las narraciones que resumen o concluyen esa noción de estar dirigidos por depredadores. Por otro lado, la transcripción del Acta o la narración en primera persona bajan el nivel un poco. 

2 estrellas

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Relato escrito de una manera correcta que sin embargo me ha parecido lleno de altibajos. Tiene partes con imágenes potentes y otras que, simplemente, no llaman nada la atención y rozan la desconexión de la lectura. Incluso hay alguna imagen que me ha resultado realmente complicada de visualizar.

Mi puntuación es de 1 estrella.

 

 

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Aldous Jander
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Poblador desde: 05/05/2011
Puntos: 2167

Un relato correcto y con imágenes muy poderosas, aunque eso de mil millones de cucarachas... sí, es algo sobrenatural, y tiene que haber muchas, pero que muchas cucarachas, pero ¿mil millones? Me ha chocado un poco. No había caído en los orificios (cómo somos Risa cachonda) pero sí en esa terminación maña más rebonica que un pozal de ababoles.

Noto algunos fallos de tramoya... creo que a veces la ilusión de realidad se rompe debido a imágenes como esa de las cucarachas (no quiero repetirme pero es que miles de millones son muchas) o debido también a inconsistencias o detalles que pueden no quedar claros, como esa iniciación de la cúpula de la empresa en el culto a Azazel. Esto es tanto algo malo como algo bueno, porque le pide al lector que reflexiones tras terminar el texto, algo que me gusta.

Veo la temática sugerida en el relato, y creo que en el posible contexto de la antología se entendería lo suficiente. Con todo, me parece mucho más adecuado para el Conspiraciones; el relato no tiene por qué ser inédito, así que si la cosa no va bien aquí te animo a probar suerte, una vez repasado bien el texto.

Así que por su originalidad y su planteamiento muy arriesgado de la temática, pero por su profusión de elementos poco desarrollados y su falta incidental de consistencia, le doy al relato 2 estrellas.

Edito: me confundí al poner la puntuación Angus.

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