La momia 42

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Ligeia
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La momia 42

Recogió del suelo el mando a distancia, procurando no despertarle. Le gustaba observarle así, dormido en el sofá, porque incluso teniéndole delante, viéndole moverse y hablar, apenas podía creer que fuese real.

Se había atrevido a traerle hasta su casa y mantenerle allí escondido, con las cortinas siempre echadas. Él había aprendido en un sorprendentemente corto espacio de tiempo los rudimentos del idioma, con un acento terrible, bien es cierto, y el uso de los diversos aparatos domésticos. Le encantaban la televisión y los programas documentales que, complementados con los libros especializados en historia y enciclopedias que atestaban sus estanterías, le sorprendían con los vertiginosos descubrimientos y hechos de los dos últimos siglos.

El ordenador le frustraba pues siempre se equivocaba en los pasos a seguir, pero ella había empezado a mostrarle páginas web sobre la mitología y literatura vampíricas, trayéndole de la biblioteca El vampiro de Polidori, Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu y Drácula de Bram Stoker. También le enseñó en formato visual las más conocidas adaptaciones del libro del irlandés y otros clásicos del terror. Todo le pareció muy divertido y ver a un auténtico vampiro sonriendo ante los desmanes del Blade fílmico no tenía precio.

Él ya no recordaba su nombre, el último de los incontables que había tenido; así que le había permitido nombrarle de nuevo y ella le bautizó Raziel. Era como un niño, todo le sorprendía y todo lo quería conocer para ponerse al día. Había sido muy erudito. Pero su mente había perdido los recuerdos más lejanos. No sabía quién había sido pero sí retenía leves destellos que brillaban ante el estímulo adecuado. Unos días antes, observando las fotos de unos bustos romanos, recordó haber visto a Julio César, regresando por un borroso instante a una Roma ignota, contemplando entre el gentío a aquel hombre, en carne y hueso, hablándoles desde lo alto de una tribuna de madera. Le asaltaban a veces rostros difusos a la luz de remotas velas y frases escuchadas en distintos idiomas, salpicadas de vocablos perdidos.

Ella se sentía atraída por aquel rostro de rasgos exóticos, tal vez el semblante de una etnia desaparecida muchos milenios atrás o borrada poco a poco por el mestizaje. Aparentaba poco más de veinte años, mostraba unos párpados levemente rasgados sobre unos iris de un azul rotundo, casi sólido, y cejas y cabellos negrísimos en contraste con la piel marmórea, blanca y fría como la de una estatua de carne. Los labios finos apenas tenían color, las manos grandes y elegantes disimulaban una gran fuerza. Ella tenía treinta y seis, era delgaducha, melancólica y arqueóloga. Se lo había llevado de la cripta de una antigua iglesia, cuando fue encargada al museo en el que trabajaba la exploración de sus criptas más inferiores. Estas proporcionaron a la institución una magnífica colección de momias naturales de los siglos XVI al XIX con todos sus ropajes y aderezos mortuorios, propios de la acomodada posición social que les había permitido tal enterramiento privilegiado.

Fue un trabajo delicado y laborioso que duró un año. A finales de ese período, cuando la campaña estaba a punto de concluir, le encontró. La cripta C, la más antigua y retirada, mostraba en su pared oeste una pequeña y robusta puerta pentagonal de bronce con cenefas concéntricas donde se repetía en relieve el motivo alterno de flores y calaveras, campando en el desnudo pentágono central un cráneo igual sobre dos fémures cruzados. Una decoración propia del barroco funerario y su querencia por los memento mori y las vanitas.

Cuando consiguió moverla, más tarde comprobaría que se abría solo de fuera a adentro pero no al revés, le dio paso a una pequeña sala baja y rectangular, con bancos de mortero adosados en las paredes. Sobre la repisa del fondo descansaba él, tendido en aquella negrura que por primera vez en siglos ahuyentaba su linterna. La ropa que le cubría estaba frágil y polvorienta pero el estado del cadáver era apabullante, en absoluto similar a los otros cuerpos masculinos, femeninos e infantiles que reposaban en las otras tres estancias, marchitos, tiesos, con las cuencas oculares marcadas y las bocas entreabiertas por la caída de la mandíbula. Él parecía un muchacho profundamente dormido y la arqueóloga creyó observar el fruto de un soberbio trabajo de embalsamiento.

Era tarde, pero ella siempre se quedaba un rato más que sus ayudantes. Cuando iba a girarse para regresar a tomar nota en la mesa de trabajo habilitada en un rincón, reparó en la joya que colgaba del cuello del joven. Una cadena de oro con un colgante hueco sobre el pecho. Con cuidado, trató de abrirlo, pero temiendo romperlo, decidió llevárselo para examinarlo. Las hebras brunas del cabello resbalaron todavía vigorosas entre sus dedos, nada en él parecía quebradizo ni su piel mostraba el habitual tono y textura coriáceos. El collar era sencillo pero pesado.

Fue luego, cuando estaba acodada en la mesa, dándole vueltas al objeto redondo bajo la lupa de aumento, buscando alguna diminuta bisagra, que tuvo la repentina sensación de ser vigilada y al barrer con la luz de la linterna hacia la esquina de la puerta pentagonal, se lo encontró, despierto y de pie, mirándola. El miedo fue apenas un aleteo inicial, una brisa de lástima pronto se lo llevó. Le pareció entender una petición de ayuda entre el rumor de palabras arcaicas que brotaban de sus labios. Ella solo quería paliar su confusión. Todo se presentaba ahora como un sueño lejano y apenas podía creer lo que había hecho. Se lo había llevado a casa, lo había vestido con algunas prendas que su ex novio se había dejado olvidadas y le había ofrecido cobijo, deseosa de desentrañar aquel misterio que solo ella conocía.

Pronto quedó clara la extraña naturaleza del resucitado. Pero podía dormir tranquila, pues él, tal vez agradecido, no se mostró nunca agresivo con su anfitriona. Y con su voz profunda y cadenciosa le explicaba las conclusiones a las que llegaba al compararse con todo lo que le mostraba:

—Como ves— miró al suelo— tengo una sombra normal… y también reflejo, pero no soporto verme, por eso te he pedido que cubras con telas todos los espejos de tu morada. Por mucho que lo desee no puedo transformarme en nada, ni en murciélago, ni en lobo, ni en rata, ni en gato, niebla o humo. Supongo que todo eso surgió por la creencia de que el vampiro era un demonio, un demonio que se había apoderado de un cadáver animándolo, por ello también el supuesto rechazo hacia los símbolos divinos, cruces, hostias, agua bendita… y al ajo, que siempre se ha empleado para rechazar espíritus malignos y brujas… tales cosas no me alteran en absoluto, la verdad. Sí puedo ver en la oscuridad, soy muy fuerte y no puedo leer tus pensamientos, aunque sí sugestionarlos. Como ves, casi podría pasar por un desequilibrado hematófago si no fuese por mi manifiesta antigüedad.

—Pero temes a la luz, eso es cierto.

—La luz intensa me produce dolor y me ciega, por eso prefiero moverme desde el ocaso hasta que amanece, aunque en los días nublados paseo de día si me apetece. La luz artificial me es tan desagradable como la natural, lo he comprobado aquí en tu casa. Por eso te he rogado que solo enciendas las lámparas de pie y los flexos, no soporto las bombillas que habéis inventado tras domesticar a la electricidad. No sé qué podría pasar si me expongo a la luz demasiado tiempo, no sé si simplemente moriría, estallase en llamas o me carbonizase hasta la médula. No lo sé. En cuanto a la estaca y la decapitación, creo que tal vez fuesen efectivas… es cierto que me regenero muy bien de los daños y heridas pero especialmente la separación de la cabeza del tronco supongo que impedirá que el cerebro envíe los necesarios impulsos a las células para que inicien el proceso.

—¿Sois muchos?

—No sé si hay más como yo por el mundo, creo que nunca me he encontrado con un semejante ni recuerdo como adquirí esta condición, está ya más allá de mi comprensión, inalcanzable al otro lado de un inmenso océano de tiempo, de capas y capas de vivencias. De las incontables personas de las que me he nutrido, ninguna ha sobrevivido, tengo la seguridad. Solo perecen desangradas— quedó en silencio y la miró con tal intensidad que le provocó un escalofrío mientras apartaba la mirada de la de él— La sangre se enfría demasiado rápido y mi sed busca siempre la tibieza del primer instante, cuando el corazón del moribundo bombea por el miedo borbotones que mi garganta recibe, haciéndome dichoso de un modo inaudito. Y es el deseo de volver a sentir tal gozo el que me empuja a alimentarme de nuevo de los efímeros mortales, que de todos modos, morirían igual, tarde o temprano, yo me limito a precipitar lo inevitable.

Ella se marchó al trabajo rumiando aquella confesión preocupante. La fascinación inicial, la secreta idea de averiguar el origen de su inmortalidad, la loca presunción de que llegase a apreciarla más que como una amiga, empezaba a desvanecerse y no le gustaba lo que ocupaba su lugar, el oscuro limo de un pegajosa inquietud. Volvió a su memoria el medallón que colgaba del collar que le adornaba en la cripta. Al día siguiente del descubrimiento no lo encontró por ningún lado. Nadie lo había visto, nadie lo había catalogado e inventariado, cuando quedó sola rebuscó a cuatro patas por todos los recovecos del subterráneo sin resultado… ¿Tendría algo que ver con su súbito despertar? ¿Qué escondería en su interior? Decidió que volvería a la iglesia para retomar el registro de un modo más exhaustivo. Lo necesitaba con urgencia.

Raziel abrió los ojos y se levantó del sofá, cayendo el ejemplar de bolsillo de Entrevista con el vampiro de Ann Rice que tenía al lado, al resbalar el faldón de la bata que le colgaba por todos lados y sobre la que había quedado el libro. Lo apartó de un puntapié antes de abordar a la chica.

Ella extendió el brazo, ofreciéndole la muñeca. La cubría un esparadrapo teñido con algunas gotas de sangre reseca y fijado con una tirita. La mano estaba amoratada y los dedos agarrotados. Pero él apartó su fuente habitual de alimento y la sujetó por los brazos, acercándola contra sí. Ella le miró entre desconfiada e incrédula, viendo como sus rasgos se tensaban. Le pareció que de repente le percibía con su verdadera apariencia. Los ojos eran zafiros fríos y el rostro una máscara tan bella como vacía de sentimientos. Desprendía fuerza contenida por cada poro, ya no era un príncipe lánguido, sino una hermosa fiera lista para el salto mortal.

—Yo te he curado, alimentado y protegido— le reprochó.

Intentó zafarse pero sus manos eran como aros de hormigón que le impedían cualquier movimiento. Sus pies aplastaron los empeines de los de ella, anclándolos al suelo. Vio entonces con absoluta claridad el enorme error cometido al creer que él podría cambiar, e incluso amar. De su primitiva humanidad tan solo conservaba aquel atrayente caparazón volcado en sí mismo y en su indefinida perpetuación.

—¿Conoces la fábula de la rana y el escorpión? Yo soy el escorpión— le replicó. Luego distendió su mandíbula lentamente antes de atacarla con una profunda dentellada en el cuello. Desesperada, ella lanzó un único grito de impotencia y dolor mientras él, sin soltar la presa, empezaba a sorber con ansia el líquido rojo que manaba del brutal mordisco.

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   Pues yo no lo encuentro, Ligeia.

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Oh no! Pues tienes razón, Sharkbook! Patapalo a lo mejor está de vacaciones, o algo así, y no revisó su correo, por eso supongo que no lo ha colgado. Vaya, pues debería estar puesto el 30 o 31, pero ahora que ya ha pasado el plazo, pues no sé si será factible publicarlo todavía Mmmh

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  Si lo dijiste antes se esa fecha debería colgarlo.

  Aunque espero que no se demore mucho, pues aún me quedan unos cuantos.

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Relato admitido a concurso. Siento no haberlo colgado antes, pero no he tenido conexión.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Gracias, Patapalo Guiño

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Relato bien escrito, con un comienzo que me ha gustado mucho.

Me ha encantado la forma en la que nos explica cómo encuentra al vampiro y sus primeros días en su nuevo mundo. Creo que es de los pocos relatos que ha conseguido que leyera estas estrofas con gran interes, y muy metido en la historia.

Me estaba gustando mucho hasta que la protagonista vuelve al trabajo, e intenta buscar el colgante perdido. Después de esto pasamos de pronto a la casa de la chica, y nos encontramos que el vampiro se está alimentando de ella sin que nos den ningún tipo de explicación. Al igual, llegamos a un final que me parece muy precipitado, y pierde bastante la credibilidad que la autora se había ganado con el principio del relato.

He de decir también, que no me ha gustado nada el último diálogo del vampiro, comparándose con la fábula del escorpión. Creo que estas cosas sobran cuando se hace evidente. Y si se explican, da la sensación de que el autor no está convencido de haber transmitido correctamente aquello que pretendía.

Aún así, por ser un relato que he disfrutado y que me ha tenido medio enamorado (lo siento Ligeia, pero al final prefiero que sigamos siendo amigos) Lengua , le doy 3 puntos.

 

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Ligeia
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jajjajaja XD gracias Sanbes, estoy contenta de tenerte de amigo y de que en general te haya gustado Risa cachonda

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Por cierto, llevo un tiempo en que lo primero que me viene a la mente y lo primero que escribo son precisamente los finales de los relatos, así que esa escena y esa frase fueron las que me hicieron luego crear el armazón que condujera, con los convenientes retoques y ajustes, a tal desenlace.

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  Relato bastante interesante y bien escrito, salvo alguna repetición de palabras, algún acento (un "sólo" que debe ir acentuado para evitar ambigüedades), un par de puntos tras los guiones de separación y la ausencia de muchas comas (por ej.: por regla general, antes de "pero" siempre va coma, salvo contadas ocasiones, como cuando tan solo une palabras). También hay un cierto abuso de las oraciones adversativas y utilizando solo "pero" como nexo de unión: aconsejaría el uso de "aunque", "sin embargo" o "no obstante"para evitar ese efecto (defecto).

  Por lo demás es una gran historia que me ha causado admiración. Muy bien traida la venida del vampiro en cuanto a original y diferente, como olvidado en el tiempo hasta que se da con él. Me agrada cómo la protagonista se va ganado la confianza del ser y el cómo éste la ve como a una casi aliada. Por eso me choca un tanto el final, en el que sin previo aviso, el vampiro la somete y se alimenta de ella con la intención de eliminarla. Me faltan detalles y explicaciones.

  Pero en definitiva, me ha dejado buen sabor de boca y creo que es un buen relato. bastante mejorable, aunque correcto y original.

 

★★★☆☆

3 estrellas para quienes no puedan verlas.

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Sanbes
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Sharkbook creo que "solo" se escribe desde hace unos años sin tilde, independientemente de si es adjetivo o adverbio.

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Belagile
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Sanbes dijo:

Sharkbook creo que "solo" se escribe desde hace unos años sin tilde, independientemente de si es adjetivo o adverbio.

¿Enserio? Mmmh bueno saberlo... no tenía ni idea xD

Giny Valrís
LoscuentosdeVaho

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Poblador desde: 16/10/2013
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Belagile dijo:

Sanbes dijo:

Sharkbook creo que "solo" se escribe desde hace unos años sin tilde, independientemente de si es adjetivo o adverbio.

¿Enserio? Mmmh bueno saberlo... no tenía ni idea xD

Así es.

Debido al primer relato que colgé, con bastantes cagadas ortográficas, me puse las pilas para remediar este problema. Y encontré esto en una página web que ya colgué en la sección de la cripta:

"Solo no se acentúa. Desde la publicación de la Ortografía de la lengua española de 2010 es indiferente si se trata de un adverbio o de un adjetivo. Solo no se acentúa, insisto.

Existía una antigua regla de acentuación por la que se podía utilizar la tilde diacrítica para evitar posibles ambigüedades. Quien esté empeñado en ello puede seguir aplicándola, pero se desaconseja. La tienes explicada abajo, pero te adentras en ese territorio bajo tu propia responsabilidad. Puede dar pie a errores. Luego no digas que no te lo advirtieron."

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Ligeia
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Si, yo hace un tiempo que lo sé y actuo en consecuencia jeje. En cuanto a lo de poner punto o coma después de un guión largo, para separar el diálogo de una frase o párrafo, si procede que vaya seguido, pues nunca lo he puesto porque, sinceramente, lo veo inestético y redundante, ya que me parece que el guión por si mismo ya vale de pausa.

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sharkbook
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   Efectivamente, "solo" no se acentúa desde hace años, salvo cuando pueda inducir a ambigüedad. Antes se acentuaba el adverbio y no el adjetivo, ahora no se acentúa ninguno, salvo esa nimia excepción. Por poner un ejemplo de manos de Alberto Bustos:

(1a) Ramiro sólo fue capaz de hacer una pizza
(2a) Ramiro solo fue capaz de hacer una pizza

Estas dos oraciones se interpretan así:

(1b) Ramiro solamente fue capaz de hacer una pizza
(2b) Ramiro fue capaz de hacer una pizza él solito

   Aunque en honor a la verdad, lo mejor sería no acentuar nunca y así no te metes en berenjenales como el de ahora.

   Tampoco pesó ese dato  a la hora de valorar, Sanbes.

 

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Sanbes
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Lo sé, lo sé, Sharkbook. Sólo (con acento, jeje) lo decía porque hace nada lo leí, y al comentarlo tú me acordé y aproveché para ponerlo ;)

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Patapalo
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Puntos: 208859

Ligeia dijo:

Si, yo hace un tiempo que lo sé y actuo en consecuencia jeje. En cuanto a lo de poner punto o coma después de un guión largo, para separar el diálogo de una frase o párrafo, si procede que vaya seguido, pues nunca lo he puesto porque, sinceramente, lo veo inestético y redundante, ya que me parece que el guión por si mismo ya vale de pausa.

No es solo una cuestión de pausas, sino de jerarquía de los elementos de la frase también. Sobre esto habría mucho que debatir en función de las oraciones concretas, pero no son signos -a priori- redundantes.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Belagile
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Poblador desde: 09/12/2013
Puntos: 829

sharkbook dijo:

   Efectivamente, "solo" no se acentúa desde hace años, salvo cuando pueda inducir a ambigüedad. Antes se acentuaba el adverbio y no el adjetivo, ahora no se acentúa ninguno, salvo esa nimia excepción. Por poner un ejemplo de manos de Alberto Bustos:

(1a) Ramiro sólo fue capaz de hacer una pizza
(2a) Ramiro solo fue capaz de hacer una pizza

Estas dos oraciones se interpretan así:

(1b) Ramiro solamente fue capaz de hacer una pizza
(2b) Ramiro fue capaz de hacer una pizza él solito

¿Puedo apropiarme de ese ejemplo para mis clases de lengua? Manos

Giny Valrís
LoscuentosdeVaho

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sharkbook
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Belagile dijo:

sharkbook dijo:

   Efectivamente, "solo" no se acentúa desde hace años, salvo cuando pueda inducir a ambigüedad. Antes se acentuaba el adverbio y no el adjetivo, ahora no se acentúa ninguno, salvo esa nimia excepción. Por poner un ejemplo de manos de Alberto Bustos:

(1a) Ramiro sólo fue capaz de hacer una pizza
(2a) Ramiro solo fue capaz de hacer una pizza

Estas dos oraciones se interpretan así:

(1b) Ramiro solamente fue capaz de hacer una pizza
(2b) Ramiro fue capaz de hacer una pizza él solito

¿Puedo apropiarme de ese ejemplo para mis clases de lengua? Manos

 

 

No puedo hablar por mí, es un ejemplo de Alberto Bustos, lingüista; pero se pueden hacer cientos de ellos.

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Léolo
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Poblador desde: 09/05/2009
Puntos: 2054

El relato comienza con fuerza, una fuerza que al final se pierde, quedándose en un relato incompleto pero de corazón batiente, casi como la propia víctima que lo protagoniza. Está muy bien escrito, solo lastrado por un par de faltas sin demasiada importancia, con un estilo correcto y una buena ejecución, pero sin traca final. Y sin fuegos artificiales es muy complicado destacar en un certamen de relatos.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

El comienzo del relato me ha enamorado por completo. Esa idea peregrina de la arqueóloga me ha parecido una genialidad absoluta, sobre todo como está vehiculada. También tiene algunas frases antológica. Sin embargo, creo que el final se desinfla. No propondría cambiarlo, pero creo que sí que hay algo que modificar en el tempo, en la reacción de la chica, en algún lado, que le devuelva el encanto a la narración.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Si, entiendo lo que comentáis de que le falta algo de punch al final. La verdad es que aquí sí se me echó el tiempo encima y con él royéndome el cogote creo que no pulí lo suficiente esa transición del pasado al presente de nuevo y las novedades que traía.

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Cruz Diablo
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Poblador desde: 09/07/2013
Puntos: 488

Valoro de este relato el estilo y la corrección, bien escrito y fácil de leer. Me ha gustado la inclusión de clásicos vampíricos como parte de la educación del vampiro, el guiño a Blade espcialmente.

Sin embargo hay algunos puntos que no han acabado de convencerme: su reacción al encontrarlo en la cripta y llevarlo a casa sin contar nada a nadie, la manera en que aprende de todo en un momento y la forma en que termina hablando, la relación esbozada entre ambos, y el abrupto final... Creo que necesitaría de más explicación para que, al menos yo, lo comprendiera.

Le doy 2,5 estrellas.

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Arranca genial y me parece una idea brillante, bien llevada y con mucha intensidad. La pega que le encuentro es que deja un par de incógnitas importantes sin responder, y da la sensación de que es por falta de espacio. Una tiene que ver con el motivo de que el vampiro estuviera "dormido" y enterrado en la cripta. Me parece un tema lo bastante intrigante para que lo desarrolles. No tiene heridas y, sin embargo, no ha sido capaz de salir de su tumba en varios siglos. Luego está el tema del medallón, despiertas expectativas con eso pero no las resuelves. Y por último, está el tema del final. Ella se va a trabajar y en el siguiente párrafo ya tiene una herida en la muñeca y él se ha transformado y se la zampa Risa cachonda

Me gusta la prosa. He encontrado una frase: "no sé si simplemente moriría, estallase en llamas o me carbonizase" que queda fea. Podrías modificar los verbos de alguna manera, algo como "... moriría, o me vería envuelto en llamas o carbonizado..."

3 estrellas.

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Me ha gustado la idea de mezclar el pensamiento del vampiro con los mitos que hay sobre él y cómo se ha encajado todo el material actual sobre ellos a lo largo de la historia. Pero no he acabado de creerme al personaje. La autora lo ubica en una fecha concreta al nombrar la bombilla como punto de referencia y el modo de expresarse no me ha transimido a un hombre de esa época.
Además, tiene un salto que me ha hecho volver a releer porque el cambio de intención se presenta de golpe y creo que la historia hubiese quedado más redonda si se hubiera mostrado al lector cómo se ha ido operando ese cambio para que de pronto la chica pase de anfitriona a alimento sustentador.

Mi puntuación es de 3 estrellas.

 

 

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Una historia bien escrita pero con poca sustancia.

El diálogo entre los personajes resulta forzado, tan explicativo que por momentos parece un monólogo. Tampoco queda nada claro que la intención de la protagonista fuera la de hacer cambiar al vampiro; por eso la confesión final al respecto desconcierta un poco. 

He llegado al cierre de la historia sin saber qué era lo que se quería contar, además del hecho de que despertar y acoger a un vampiro puede ser una mala idea.

Formalmente creo que es casi impecable, pero la historia contada me ha sabido a poco.

2 estrellas.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Recorcho, Jane, a que época te refieres para no verle creíble? No sé, creí que estaba clara su inmensa antigüedad por ser hallado en una cripta del XVI, con una puerta del XVII mínimo y ya que decir de que tenga una reminiscencia de haber visto a Julio César vivo dando un discurso en una Roma remota... vamos mínimo dos mil cien años, más, pues a ella que es arquéologa le recuerda su rostro a pueblos muy antiguos... al ver las bombillas él se da cuenta de que la luz eléctrica, que no conocía, le molesta como la diurna, eso es lo que le dice... en fin... el intríngulis del asunto no he sabido plasmarlo, eso está claro, necesitaba más tiempo para ello me parece... él usa su poder hipnótico con ella desde el primer momento, primero induciéndola a sentir lástima, luego a medio enamoriscarse, él la necesita para saber sobre el mundo moderno y además le descubre la fascinación actual por seres parecidos a él mostrándole los libros y pelis, ella, apasionada del pasado, se ha encontrado con un ejemplar que lo ha vivido in situ... cuando dice que "pronto quedó clara la naturaleza del invitado" (o algo así) me refería obviamente a que se alimenta de sangre, de su sangre, esa es la principal característica habitual ¿No? pero de un modo que le hace creer que no es su intención dañarla... pero cuando mantienen esa conversación él la pifia con ciertas declaraciones, no puede evitarlo, pero el vínculo se tambalea, ella despierta de la ensoñación inducida y se da cuenta del peligro en que está inmersa... pero ya es tarde, él ya sabe bastante y no la necesita así que está última vez no se reprimirá y la dejará seca... para mí, los vampiros no tienen sentimientos, "viven" para sí mismos y saciar su eterna sed... cuanto más viejos, más pellejos jeje ni se asocian ni se enamoran, en mis relatos siempre son así, pero por supuesto me gustan los relatos bien escritos de vampiros enamorados o con asociaciones y sectas secretas, jerarquías..

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jane eyre
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La antiguedad sí está bien plasmada, mujer jjajjaja Yo me refería a que si lleva dormido desde antes del invento de la bombilla, su modo de expresarse debería ser, como muy tardío, de esa época y a mi me ha parecido que has usado un tono demasiado moderno cuando habla. Por eso no se me ha hecho creíble.

 

 

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Invierno
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Puntos: 903

Un inicio fantástico, de verdad. De los mejores que he leído por aquí, bien narrado, con detalles estupendos como ese recuerdo de haber visto a Julio César, ese vampiro riendo al ver "Blade", o la descripción de la cripta. Lo malo es que de golpe y porrazo entra la escena en la que él se despierta y la muerde y ¡pum! Fin del relato. Yo sí propondría cambiar ese final, ya que me parece un planteamiento interesante totalmente desaprovechado. El medallón, el misterioso pasado, la relación con la arqueóloga, el engaño y la amenaza... se le puede sacar muchísimo partido si se escribe algo bastante más largo. Por lo bueno que tiene, le pongo tres estrellas.

★★★☆☆

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Ligeia
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Puntos: 1152

Aaaah, vale, Jane XD entiendo.

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Ligeia
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Puntos: 1152

Sus vueltas le di, no creas, tampoco quería que hablase muy engolado jejeje

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