XII Edición de la Sortija - CERRADA

Gracias!!! Era un micro que tenía guardado en la recámara de mi mente, y por fin conseguí sacarlo para la sortija... ¡Qué ilu!

A mí me han gustado unos cuantos pero de estos que citas me quedo con el de Plátano y el de Atila. Ese ojo que echa de menos las lágrimas... precioso.

Y me quedo por cariño con el Pinocho de Mentirosa, de la hora feliz sortijera. ¡Qué bien lo pasamos!

Tuya no, alguien más rápido te hizo un homenaje que si entró. 

Tomando el ejemplo de Pepe Gáfez, los micros que más me gustaron y más llamaron mi atención fueron:

• Dos de Dreamy:

(la palabra era "ojos"):

Pasado, presente y…

Azules como el cielo cuando le miraba encandilada en aquella cafetería donde se conocieron. Húmedos y rojizos cuando se le fue de las manos la primera vez. Herméticos y huidizos cuando escucha la llave por la cerradura. Gélidos en el infinito de una mirada sin vida.

(la palabra era "ojos", de nuevo):

La crisis

Intentó en vano mantener los ojos abiertos durante toda la noche, custodiando su diente bajo la almohada. Su madre, sigilosa, al verlo dormido, retiró el tesoro y depositó una moneada de dos euros. Fue al cerrar la puerta cuando el ratón hizo el cambio por la de chocolate.

• Uno de Enriqueta (la palabra era "anhelo"):

Puerto

Paseo por el puerto con aire de hombre de mundo, dedicando miradas de estudiada indiferencia a las naves esbeltas como agujas, pero debe vérseme en la cara que soy un perfecto paleto; avergüenza admitirlo, pero tengo 30 años y no he salido de la Tierra.

• Uno de Redmond Barry (la palabra era "destrozado"):

Erizos

Entre insulto e insulto, nos besamos, nos mordemos, nos pegamos y follamos como animales sobre el sofá hasta destrozarlo. Luego, salimos a la calle llenos de astillas. Y cuando nos quieren acariciar, pinchamos.

• Dos de Mentirosa

(la palabra era "seres"):

Alimañas

El mosquito desciende a beber agua y es atrapado por la lengua pegajosa del batracio, que no puede sumergirse en la charca antes de que la cigüeña le dé caza.

Desde lejos, miembros del ayuntamiento y promotores, observan la marisma que piensan arrasar para construir el lujoso complejo hotelero.

(la palabra era "aburrido"):

Fantasía

El mundo le parecía tan aburrido que había creado uno propio a su medida. Con solo cruzar la puerta imaginaria de su mente aparecía allí al instante. Un día perdió la llave y, mientras la buscaba a lomos del dragón escarlata, su hija se encargaba de cambiarle los pañales.

• Uno de nadie (la palabra era "ángulos"):

Aperturas

Recibía un bofetón de su recto padre cuando no podía reprimir ser agudo. Al final acabó, como todos sus hermanos, volviéndose obtuso.

Imitiando a mis compañeros jueces, voy a publicar algunos de los microrrelatos que más me impactaron de esta Sortija.

Nacimiento (nadie)

Gritos, sudores. Un poco más. Cuando perdió el ritmo de respiraciones se tiró sobre su vientre para ayudarla a empujar. Por fin salió, oscuro, escurridizo: se lo dieron apenas lloró.
Jamás pudo olvidar aquel olor a vida mientras los médicos  trataban de vencer a la muerte deteniendo la hemorragia.

¡Enhorabuena a todos los participantes de esta Sortija, que han escrito microrrelatos tan buenos como estos!

Imitiando a mis compañeros jueces, voy a publicar algunos de los microrrelatos que más me impactaron de esta Sortija.

Aviso: no son todos los que son, pero los que están son muy buenos. Ah, y su orden de publicación es más bien aleatorio.

Pruebas (Dafne)

Mi perfume en los poros de su piel. Los surcos de mis uñas en su espalda. Mi cuerpo desnudo en su retina. El tacto de mis labios en su polla y las bragas que he guardado en su bolsillo, te dirán, aunque duerma en tu cama, que me pertenece.

Discreta ausencia (Sugus)

Todos pensaron que el viejo Antonio dejó de sentarse en el banco del parque porque estaba sucio. 
Solo las palomas sabían que estaba sucio porque el viejo Antonio dejó de sentarse en él. 

Siempre (Dreamy)

Era tu palabra comodín: «siempre estaré a tu lado, siempre hay una solución, siempre me haces sonreír, siempre habrá un nosotros, siempre…». Me sentía seguro escuchándote usarla una y otra vez. Siempre. Excepto aquella noche. Dejaste un mensaje en mi buzón y, al pronunciarla, equivocaste mi nombre.

Iniciación (Raymond Barry)

―Vamos sal de ahí, tonto.― Oye al otro lado de la puerta.

―Ven con nosotras. ―Susurran por la cerradura.

Pablito maldice el momento en el que miró la revista de señoras desnudas de su hermano. No le gustan. Abrazado a su cómic de Conan, se atrinchera en el armario.

El mayor espectáculo del mundo (Pavi Largo)

El Circo Rojo abre sus puertas. Atraídas por la llamada de los tambores, familias enteras acuden al recinto. Todas entran llenas de ilusión, cargadas de sonrisas y cacahuetes. Todas entran en la carpa. Ninguna sale.  

Historias de la discoteca Génesis (Plátano)

El Jacobo y el Ángel estuvieron cascándose durante toda la noche. María, “la diosa”, los miraba con admiración, pasando de su novio, el Isra. Después, en la parte de atrás del coche, ella se equivocó de nombre dos veces, pero al Jacobo no pareció importarle.

Deportivo venido a menos (Enriqueta)

Primero me quitaron el espejo retrovisor izquierdo, luego el derecho, los cuatro tapacubos, los limpiaparabrisas, por último la matrícula, delante y detrás. Y eso que duermo en el coche, si no ya me lo habrían destrozado.

La suerte del principiante (Mentirosa)

La primera vez que fui a pescar cogí cuatro doradas. En el bingo canté dos líneas y un pleno. En la primera discoteca que visitaba me enrollé con la chica más guapa, y la primera vez que se la metí se quedó preñada de trillizos.

Nacimiento (nadie)

Gritos, sudores. Un poco más. Cuando perdió el ritmo de respiraciones se tiró sobre su vientre para ayudarla a empujar. Por fin salió, oscuro, escurridizo: se lo dieron apenas lloró.
Jamás pudo olvidar aquel olor a vida mientras los médicos  trataban de vencer a la muerte deteniendo la hemorragia.

Nomenclatura (gatonegro)

El que mataba ratas invisibles para salvarnos padecía psicosis superheroica, el que quería matar a todos era el de la paranoia asesina. Y aquella mujer que llegó con las lágrimas descarriadas y suspiros viejos prendidos de la solapa solo supimos llamarla loca de amor.

Brujería literaria (Atila)

No me resultó difícil hacerte desaparecer. A ti y a toda tu estirpe. Solo tuve que sustituir la s por la x y colocar una tilde sobre la última e. 

Las consecuencias de crecer (Sugus)

El impacto dejó una grieta en el ventanal y una discreta mancha de sangre. La mujer pensó que tendría que volver a limpiar; el hombre, en el coste del cristal nuevo; solo el pequeño Nicolás salió corriendo a la calle para recoger a la maltrecha paloma. 

El cazador (Plátano)

Había encerrado en una jaula todas las “a” y las “o” que acababa de cazar: el mundo se había quedado sin ellas. Mientras las vocales gritaban, recordaba a la mujer que le había abandonado. Estaba tranquilo al saber que, sin él, ella nunca volvería a encontrar el amor.

¡Enhorabuena a todos los participantes de esta Sortija, que han escrito microrrelatos tan buenos como estos!

Imitiando a mis compañeros jueces, voy a publicar algunos de los microrrelatos que más me impactaron de esta Sortija.

Aviso: no son todos los que son, pero los que están son muy buenos. Ah, y su orden de publicación es más bien aleatorio.

Pruebas (Dafne)

Mi perfume en los poros de su piel. Los surcos de mis uñas en su espalda. Mi cuerpo desnudo en su retina. El tacto de mis labios en su polla y las bragas que he guardado en su bolsillo, te dirán, aunque duerma en tu cama, que me pertenece.

Discreta ausencia (Sugus)

Todos pensaron que el viejo Antonio dejó de sentarse en el banco del parque porque estaba sucio. 
Solo las palomas sabían que estaba sucio porque el viejo Antonio dejó de sentarse en él. 

Siempre (Dreamy)

Era tu palabra comodín: «siempre estaré a tu lado, siempre hay una solución, siempre me haces sonreír, siempre habrá un nosotros, siempre…». Me sentía seguro escuchándote usarla una y otra vez. Siempre. Excepto aquella noche. Dejaste un mensaje en mi buzón y, al pronunciarla, equivocaste mi nombre.

Iniciación (Raymond Barry)

―Vamos sal de ahí, tonto.― Oye al otro lado de la puerta.

―Ven con nosotras. ―Susurran por la cerradura.

Pablito maldice el momento en el que miró la revista de señoras desnudas de su hermano. No le gustan. Abrazado a su cómic de Conan, se atrinchera en el armario.

El mayor espectáculo del mundo (Pavi Largo)

El Circo Rojo abre sus puertas. Atraídas por la llamada de los tambores, familias enteras acuden al recinto. Todas entran llenas de ilusión, cargadas de sonrisas y cacahuetes. Todas entran en la carpa. Ninguna sale.  

Historias de la discoteca Génesis (Plátano)

El Jacobo y el Ángel estuvieron cascándose durante toda la noche. María, “la diosa”, los miraba con admiración, pasando de su novio, el Isra. Después, en la parte de atrás del coche, ella se equivocó de nombre dos veces, pero al Jacobo no pareció importarle.

Deportivo venido a menos (Enriqueta)

Primero me quitaron el espejo retrovisor izquierdo, luego el derecho, los cuatro tapacubos, los limpiaparabrisas, por último la matrícula, delante y detrás. Y eso que duermo en el coche, si no ya me lo habrían destrozado.

La suerte del principiante (Mentirosa)

La primera vez que fui a pescar cogí cuatro doradas. En el bingo canté dos líneas y un pleno. En la primera discoteca que visitaba me enrollé con la chica más guapa, y la primera vez que se la metí se quedó preñada de trillizos.

Nacimiento (nadie)

Gritos, sudores. Un poco más. Cuando perdió el ritmo de respiraciones se tiró sobre su vientre para ayudarla a empujar. Por fin salió, oscuro, escurridizo: se lo dieron apenas lloró.
Jamás pudo olvidar aquel olor a vida mientras los médicos  trataban de vencer a la muerte deteniendo la hemorragia.

Nomenclatura (gatonegro)

El que mataba ratas invisibles para salvarnos padecía psicosis superheroica, el que quería matar a todos era el de la paranoia asesina. Y aquella mujer que llegó con las lágrimas descarriadas y suspiros viejos prendidos de la solapa solo supimos llamarla loca de amor.

Brujería literaria (Atila)

No me resultó difícil hacerte desaparecer. A ti y a toda tu estirpe. Solo tuve que sustituir la s por la x y colocar una tilde sobre la última e. 

Las consecuencias de crecer (Sugus)

El impacto dejó una grieta en el ventanal y una discreta mancha de sangre. La mujer pensó que tendría que volver a limpiar; el hombre, en el coste del cristal nuevo; solo el pequeño Nicolás salió corriendo a la calle para recoger a la maltrecha paloma. 

El cazador (Plátano)

Había encerrado en una jaula todas las “a” y las “o” que acababa de cazar: el mundo se había quedado sin ellas. Mientras las vocales gritaban, recordaba a la mujer que le había abandonado. Estaba tranquilo al saber que, sin él, ella nunca volvería a encontrar el amor.

¡Enhorabuena a todos los participantes de esta Sortija, que han escrito microrrelatos tan buenos como estos!