Votación al mejor microrrelato de la XIII edición de las Microjustas

Habéis elegido al mejor de cada ronda pero queremos saber cuál os ha parecido el mejor entre ellos. Aquí los relatos:

• Fase de desafíos:

Muñeco vudú (El bigote de Dalí)

«Esto por abandonarme» piensa enfurecida mientras hunde otra aguja. «Sufre, estés donde estés» y clava otra. Luego lo alza, lo contempla y sonríe; aun lleno de alfileres, sigue pareciéndose al hijo de puta de su ex. Una aguja más. El bebé ya apenas se mueve.

• Ronda 1:

Obra inédita (Betty Boop)

Cada vez que termina un poema pliega el papel, da forma a una pajarita y la arroja por la ventana. Casi todas terminan en el suelo, arrugadas y polvorientas. Solo algunas, las portadoras de auténtica poesía, agitan las alas y se pierden en el horizonte. Ninguna regresa.

• Ronda 2:

Divorcio (El bigote de Dalí)

Ella dio media vuelta, subió las escaleras y dejó tras de sí un rastro de odio que prendió toda la casa. Él se quedó abajo, roto por el llanto. Esta vez, sus lágrimas no consiguieron extinguir el incendio.

• Ronda 3:

Decadencia acompasada (Question)

 El carrillón, cómplice de sus juegos,  contempla cada beso de fusta. Cicatrices y marcas recientes tejen telarañas de placer sobre la piel de ella, antaño inmaculada.  Con la campanada, llega el orgasmo. Los labios de él recorren las heridas abiertas. Comienza una nueva hora. Restalla otro latigazo.

• Semifinales:

Cuaderno de bitácora (Caronte)

Cuando Jeremías se escapó del barco, el capitán se negaba a zarpar; así que busqué rápidamente un sustituto. 
Aferrado a una roca, y a merced del oleaje, veo pasar flotando los cadáveres de la tripulación. También al falso amuleto. Aún destiñe tinta negra sobre el agua.

• Finales:

Las bondades del limón (Caronte)

El condenado pidió agua, un limón, y la asistencia de un sacerdote. Complacidos por el ayuno voluntario en vísperas de su muerte, atendieron su petición. Pero Hannibal era un sibarita. Al amanecer, el mundo ya había perdido el miedo; el cura, cuatro dedos de una mano.