Protector
El portentoso Fénix que coronaba la montaña había alejado durante siglos a los humanos de los tesoros que las leyendas situaban en sus cuevas.
Mientras, en los recovecos del monte, cientos de urracas retozaban entre joyas mientras observaban divertidas aquel muñeco que protegía sus cosechas.
Falsas apariencias.
Al ver que el espantapájaro, caminaba hacia él, huyó de aquel solitario lugar .
En el trigal, un hombre, sucio y desarrapado, recién llegado a la tierra prometida, sólo pedía un poco de agua y algo de pan.
[quote=Sin rostro]
Falsas apariencias.
Al ver que el espantapájaros caminaba hacia él, huyó de aquel solitario lugar .
En el trigal, un hombre, sucio y desarrapado, recién llegado a la tierra prometida, sólo pedía un poco de agua y algo de pan.
La tahona
El calor del horno hace que trabajemos casi desnudos. Hundimos nuestros dedos en la masa con un fervor religioso, con la apacible cadencia con la que se enfrentan los amantes. Moldeamos las formas y al amor de la lumbre nos dejamos cocer en un caldo de sudor.
La tahona
El calor del horno hace que trabajemos casi desnudos. Hundimos nuestros dedos en la masa con un fervor religioso, con la apacible cadencia con la que se enfrentan los amantes. Moldeamos las formas y al amor de la lumbre nos dejamos cocer en un caldo de sudor.
Ainss..qué me gusta a mí el pan!
La palabra es SUDOR
Mucho cuento
Y despertó Blancanieves al oir el jolgorio de la cola de babosos que se estaba montando en la puerta de los enanos.
Bilbo.
—¿Y dices que tengo que coger el anillo, cruzar medio país, escalar a una montaña inexpugnable y arrojarlo al fondo de un volcán?
Seré enano, pero no gilipollas.
Gandalf, no quiero el anillo.
...Y con estas palabras, quedo en nadalogía lo que apuntaba a trilogía.
La tahona
El calor del horno hace que trabajemos casi desnudos. Hundimos nuestros dedos en la masa con un fervor religioso, con la apacible cadencia con la que se enfrentan los amantes. Moldeamos las formas y al amor de la lumbre nos dejamos cocer en un caldo de sudor.
Recién hecho... uhmmm! 
La palabra es TRILOGÍA
Esclavitud literaria
En el primero ya se había asegurado de matarle. En el segundo, lo resucitó. Cuando las fanáticas masas que idolatraban a su protagonista exigieron que continuara la historia, decidió suicidarse.
Previsiones
Cuando las tropas alemanas cruzaron la frontera polaca, la Parca supo que estaría muy ocupada durante bastante tiempo.
Cuando el tiempo te robó
La puerta, mil veces abierta, se llenó de grietas que astillaron su madera, igual que las arrugas surcaron tu rostro. La pintura se volvió tenue como tus mejillas.
Pero yo nunca la vi envejecer. Solo entendí su deterioro cuando dejé de encontrarte al otro lado.
Añoranza
Tu lado de la cama aún conserva tu forma. Así me resulta más fácil abrazar tu recuerdo.
Ático duplex, se vende
Arriba, sigue maullando por las bisagras, la ventana abierta por la que te fuiste.
Borrón y cuenta nueva
Prometías tanto, mi media naranja perfecta, eras tan imprescindible que hubo un momento en que sentí que yo ya ni siquiera existía. Tuve que cortar por lo sano.
Ya no eres más que huesos; se han encargado de ello los gusanos.
Metamorfosis
Por el día, era un capullo integral.
De noche, era la más bella mariposa entre las Drag Queens del barrio.
Caro Data Vernibus.
Eras tan fina hilvanando palabras, y tus oraciones tan locuaces al plasmarlas en el papel; que ni el tiempo, ni la carne, ni los gusanos consiguieron arrancarlas de mi memoria.
Ahora disfruto de tus escritos marchitos, y tu cadáver acartonado.
Caro Data Vernibus.
Eras tan fina hilvanando palabras, y tus oraciones tan locuaces al plasmarlas en el papel; que ni el tiempo, ni la carne, ni los gusanos consiguieron arrancarlas de mi memoria.
Ahora disfruto de tus escritos marchitos, y tu cadáver acartonado.
Llegué tarde, así que la palabra será barrio. ¿Cierto?
Allen.
Mirando con dificultad a través de sus lentes cubiertos de vaho ajustaba boquilla y abrazadera, cualquier otro limpiaría las gafas; él no.
Él agradecía esos momentos en los en los que el mundo desaparecía.
Entonces era cuando insuflaba su alma en aquel saxofón que hacía sonar en Manhattan
Hasta en la sopa
Lo intento otra vez. Un vaso de mezcla lleno de hielo, whisky, vermú rojo y una gota de angostura. Agito, y lo sirvo con una guinda al marrasquino.
Y ahí está de nuevo ese maldito Gin-tonic del demonio.
Su propia naturaleza
Uno de los demonios más crueles soy yo, el demonio de las falsas esperanzas, porque…
En serio, ¿no estaréis esperando una explicación, verdad?
Los tres monos sabios
La onda expansiva dejó sorda a la pequeña Salma; mudo al vecindario, que guardó silencio por miedo; y ciego al resto del mundo, que continúa mirando hacia otro lado
Comida de estado.
Al lado del Presidente, su esposa, sentada junto del Juez Decano, su amante y su mujer, querida del Cardenal. Después, el General y una modelo, que tonteaba con el Presidente, cerrando el círculo.
La entrada de aquella explosiva joven, produjo una crisis política, judicial, eclesiástica y militar.
Cruzados
Desde que Dios ha empezado a subcontratar, el servicio ha perdido bastante, la verdad.
Yo sigo haciendo el amor, y la guerra, pero ahora por mi cuenta.
La cuenta
—En esta de 3x2 me tiré a Marta, a Paloma en esta de agua, en el futón a Ana y a Katia —enumera el dependiente paseándose por la tienda—. Puedo olvidar un rostro, pero nunca una cama.
El largo y profundo despertar de un solitario empedernido
Una nube de vírgenes suicidas descargó sobre mi cama. Pensé que el señor había respondido por fin a mis plegarias o tal vez que estaba inmerso en la mejor de mis pesadillas, pero ni siquiera en sueños habrían soportado la caída.
Dignidad
Solo fue desde el bordillo de la acera, pero fue el peor batacazo de mi vida. No me hice heridas, ni siquiera me torcí el tobillo: apenas me despeiné. Pero ella me estaba mirando.
Voyeur
Protegido tras el cristal, no pierde detalle de todo cuanto acontece. Le excita introducirse en casas ajenas y espiar sus más íntimos rincones.
Lo sabe todo sobre gustos, pasiones, miserias, secretos inconfesables… Y se ríe de pensar que la gente se siente protegida.
¿Su nombre? Algunos lo llaman ordenador…
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Derecho de pernada
Todo era suyo. Todo. Menos mi mente. Allí se convertía, cuando trataba de poseerme,en lo que nadie osaba insinuar que era: un ridículo espantajo.
Una cama caliente y tarta de zanahoria con frosting de queso