La marcha

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

La marcha

 

¿Alguien sabe adónde vamos?, he preguntado por segunda vez a los que marchan a mi lado bajando por la Gran Vía. No he conseguido obtener respuesta. Todos parecen haber olvidado el propósito de esta marcha. O bien les parece una pregunta tan extravagante que se limitan a sonreír amablemente como si yo fuera el típico bromista, el inevitable bufón de todas las marchas. El hecho es que no lo sé, y me parece notable, como también que no consiga recordar lo que he hecho durante las últimas horas. Como si tuviera un principio de amnesia. ¿A qué he venido aquí? ¿Es esto una manifestación o algo así? Desde luego, gente no falta. Somos miles. Un río de personas desembocando en Cibeles, torciendo hacia Atocha. Y de las calles laterales no para de afluir más gente. ¿Alguien sabe adónde vamos?, vuelvo a repetir, dándome cuenta de que me estoy quedando afónico. El silencio es otro rasgo notable de esta marcha. Curiosamente nadie dice nada, la gente no habla entre sí, camina concentrada mirando al frente. Su aspecto tampoco ayuda, la verdad, a aclarar las cosas. Los hay de todas clases y colores. A mi lado marcha una oficinista, un poco más lejos un policía municipal. Delante de mí camina un elfo, un disfraz obviamente. Incluso me ha parecido ver a un hombre en pijama. Por otra parte, en el termómetro de una marquesina he comprobado que la temperatura es indudablemente excesiva para estar en la calle. Me parece extraordinario que nadie se queje del calor. Pero si me paso la mano por la frente es solo por reflejo, ni siquiera estoy sudando. Durante un rato sigo a una mujer calzada inapropiadamente con zapatos de tacón de aguja y que parece que ha olvidado ponerse algo de ropa antes de salir, y aunque la miro intensamente de arriba a abajo no consigo otra cosa que una floja erección. Cuando estoy pensando que vamos quizá a un ritmo demasiado rápido, se produce en un punto más adelante una caída. Aparatosa pero muda, la caída no afecta a la marcha en lo más mínimo. Alguien se ha ido al suelo y la gente pasa sin detenerse, sin volverse siquiera, pensando en otra cosa. Parece que se preparase para una larga caminata y empezase a desechar lo que le pesa; mientras descendemos hacia la boca de un túnel, el suelo empieza a aparecer sembrado de cosas: un bolso, un maletín, un casco de motorista. ¿Un túnel? ¿Acaso nos disponemos a salir de la ciudad?

Marchamos ahora por la autopista en compacto silencio. Sobre el fondo del ruido de miles de pasos no se oye ni una voz, ni un pitido. Muy respetuosos, lejos de impacientarse, los conductores descienden de sus coches y se unen a nosotros como si fuese la cosa más natural del mundo. Lo mismo que los empleados de las estaciones de servicio o los obreros de un edificio en construcción, que salen a nuestro encuentro como si nos hubiesen estado esperando. También se ha producido la confluencia del pintoresco grupo de animales de un zoológico o circo cercano, que marchan ahora entre la gente, al igual que sus mascotas, de modo que, aparte de perros y gatos, se pueden ver caballos, osos y tigres. Esto empieza a tomar proporciones de gran éxodo. Como si Madrid hubiese sido declarada zona inhabitable y toda la población se encaminara decidida hacia la costa. Por otra parte, como si hubiera problemas de espacio, marchamos muy arracimados, de modo que las caídas son constantes. Como antes, son ignoradas; con plácida determinación la gente sigue adelante. Ni siquiera una mujer sentada en su silla de ruedas volcada ha sido obstáculo: simplemente le han pasado por encima. Yo tengo que admitir que le he pisado la mano a un piloto de una compañía aérea. Estaba tratando de determinar la clase de manchas que me han salido en la piel y que he constatado también en los demás. Son de verdad extrañas, recuerdan más que nada a esas zonas oscuras de la fruta estropeada. ¿Pero qué nos pasa? Frente a mí una mujer lleva en el escote de la espalda una gran mancha húmeda como si tuviera incrustada entre los omóplatos una manzana pasada, y del borde inferior rezuma un hilillo de algo. Al mismo tiempo se le está formando en la cabeza una calva. Por un momento estoy tentado de advertir a la mujer de que le está pasando algo, pero me cuesta levantar el brazo y de mi boca solo sale un confuso jadeo. Vengo notando que nuestro paso se ha hecho más lento y pesado, y antes, cuando traté de determinar las dimensiones de la marcha, apenas pude volver la cabeza. Entretanto le he pisado a alguien el tobillo.

El que marchaba delante de mí ha caído. Otro más que no aguanta y cae al suelo. No me ha quedado más remedio que pasar por encima y hundirle el pie en el estómago: un violento chorro amarillo ha brotado entonces de su boca, manchándome los pantalones. Pero en seguida su sitio ha sido ocupado por otro, así que sigo caminando detrás de este que en poco se diferencia del anterior. Tal vez, al ser más estrecho, se trate de una mujer, pero su cabeza muestra las mismas calvas que tienen todos, porque a todos se les está cayendo el pelo, me imagino que a mí también. Al poco tiempo, también la mujer se desmorona y yo paso por encima rompiéndole el cuello. Una especie de feliz demencia se expande aún por su rostro, y me pregunto si yo mismo sonrío también como un idiota. Otro bulto ocupa en seguida su lugar, y al poco es el que camina a mi lado el que cae, hundiéndome el codo en la caída: oigo como desde lejos el lento crujir de mis costillas. Sigo adelante sobre el pavimento resquebrajado con paso ya menos firme. El liso asfalto de antes ha dado paso a una agrietada extensión de cemento, como si ahora anduviéramos perdidos por las pistas de un aeropuerto abandonado. En cualquier caso, la ciudad hace ya mucho que ha quedado atrás. El cielo sobre nosotros parece haberse oscurecido, aunque yo diría que el sol sigue estando bastante alto.

El que marchaba delante de mí ha caído al mismo tiempo que el que marchaba a mi lado. Bajo mi pie un glúteo hinchado casi me ha hecho caer, y he perdido un zapato. Mis piernas tiemblan ahora de tal modo que temo desmoronarme yo mismo en cualquier momento. Pero sigo adelante, ahora con un mechón de pelo rubio en la mano que miro como si no reconociera mi propio pelo, mientras que el que marcha detrás cae echándose sobre mí, de modo que le hundo el codo en la caja torácica. Tambaleándome, escupo un diente que va a caer en una grieta, y esta nimiedad me hace reír violentamente, pero no consigo oír nada: estoy sordo. Entretanto he perdido el otro zapato y se me ha desprendido la camisa. Bajo mis pies noto la blandura de la ropa que se nos está cayendo a todos. El hombre que marcha delante de mí es ahora un anciano desnudo y calvo, un bulto blanco y arrugado que parece que buscara tambaleante su propia tumba entre las grietas, que mientras tanto han alcanzado un tamaño difícil de asumir. La pista de cemento se ha perdido bajo un campo cuarteado, polvoriento y como en proceso de disolución. Otra vez el que marcha detrás cae agarrándose a mí, pero su carga es tan liviana que no hago nada por quitármelo de encima y, durante un rato, voy con él a cuestas como si llevara a la espalda una brazada de ramas; ni siquiera advierto cuándo se suelta. Blando como un terrón, el anciano que me precedía ha cedido bajo mi pie. Le ha sustituido un niño a juzgar por la altura, pero es un niño arrugado y flácido, con las nalgas colgando y una cabeza que recuerda a la de una tortuga. Me doy cuenta de que ya no hay nadie más delante de él y de que realmente es él quien dirige la marcha hacia la enorme abertura de lo que parece un hangar, pero es desde luego otra cosa. El flautista de Hamelín, pienso y me río con la boca abierta y desdentada, mientras piso el suelo metálico, seguido por la columna de espantajos.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Ángeles Pavía
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Poblador desde: 04/06/2011
Puntos: 674

Argumento/trama: No me parece adecuado a la temática. No veo indicio de posesión por ningún lado. Si la gente está poseída, si el narrador está poseído ¿porqué o por quién? Puedes pensar que son zombis al uso, que son muertos que van al infierno, pero ¿posesión? No la veo.

Técnica: Buena, hay una buena prosa y un buen estilo, además de una más que correcta gramática y ortografía. Literariamente más que reseñable.

Personajes: muy bien conseguido el narrador, consigue que el lector empatice con él.

Estructura: estructura lineal que queda un poco coja al final pues al carecer de desenlace parece que falte algo.

Verosimilitud: Buena, consigue suspender la incredulidad y atrapa al lector.

Valoración final: Una pena, porque no le veo la temática por ningún lado, pero literariamente me ha gustado bastante. Se lleva 3 estrellas y me gustaría haberle dado más por cómo está escrito.  

Somos el tejido del que estan hechos nuestros sueños. 
www.codexiuvenis.com

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salino
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Poblador desde: 22/05/2012
Puntos: 347

Bestia Insana, gracias por compartir tu relato.

Realmente me tuvo en vilo esa procesión lemming hacia un destino incierto. Desde el comienzo se empatiza con el narrador, se ve a los miles de personas, se padece leyendo el opresivo vaivén impertérrito de la turba. No obstante no lo enlazo con la temática por dos razones: primero porque en ningún momento se presiente un ente detrás de todo aquello. Y la segunda razón es porque no desenlaza en un final coherente. Se queda ahí el relato, en un camino sin salida.

He de decir que está muy bien narrado y el ritmo te lleva de a mano, incluso corta justo antes de que sea demasiado monótono.

Mi explicación como lector está condicionada por esas extrañas pústulas, creo que tiene que ver con algún tipo de enfermedad o algo más físico que una posesión. No sé qué decir, tal vez se me haya escapado algo.

También dejaría más puntos a parte para que el lector pueda respirar, pueda hacer pautas en cada tramo de la narración. De esta manera, con tan pocas pausas, uno no saborea la incógnita.

La idea es muy original, me gustó, pero si lo leyera fuera del certamen no lo asimilaría como una posesión múltiple. Tal vez hubiera necesitado de algo más de elaboración y un final que sorprendiera al lector de alguna manera.

En fin, un placer leerlo. Mi voto es de 3 estrellas, que podría ser más si tuviera más claro su vínculo con las posesiones.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Relato también excelentemente escrito, atrapante y con un final inesperado e incógnito. Cuando empiezan los síntomas de putrefacción y zombificación y el ambiente torna a mostrar dejes apocalípticos ya no sabía qué pensar y más ese final... quién, qué, para qué quieren esa horda de despojos? Y aquí está lo malo, como ya han indicado no aparece por ningún lado claro síntoma de posesión... de nuevo tal vez habría sido necesario una frase tipo "Tengo que seguir este impulso que me empuja a caminar y no detenerme"... ¿una posesión zombificadora? ¿provocada por? faltan cabos que la lógica busca con ganas.

Debido a que es muy difícil encontrar aquí sugerencia de posesión, debo bajar mucho la puntuación. Tres estrellas:

***

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Molu
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Poblador desde: 16/11/2015
Puntos: 243

Me gusto la intensidad de la marcha, la progresión y la tensión.
El personaje es firme y está bien construido. Muy bien escrita la forma en que se va degradando. Al principio (cuando no es evidente que se pudre) no desvaría, al final sí, lo cual está perfecto, porque insinúa el deterioro interno.
Leyéndolo, me pregunté: ¿sólo él está reflexionando? ¿Es él una excepción? Me hubiera gustado no sé, que mirara a alguien más a los ojos y creyera ver un brillo diferente, como el brillo de una inteligencia tácita y muda. Como si fueran prisioneros de su cuerpo.
Con respecto a la adecuación a la convocatoria, creo entender que es el niño el que los posee, aunque confunda un poco que él se ría al reflexionarlo. Pero está riza podría ser porque ya desvaría.
Para que se entendiera que están todos poseídos por el niño (que creo que es la intención), éste debería ser normal, o todo lo contrario. O sea, debería ser un niño como cualquier otro, o algo estrafalario, como bien podría haber sido un flautista.
Al hacer la referencia a la superficie metálica creo entender que es algo artificial, como si algo o alguien estuviera vaciando la ciudad de zombies. Podrías haber sugerido la presencia de militares o algo por el estilo. 
Están buenos los relatos que sugieren más de lo que dicen. En este sentido, me gusta que te deje pensando y sacando conclusiones. Están buenos los cuentos que te dejan pensando más tiempo del que demorás en leerlo.
Le doy 3 estrellas y media.

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Un relato muy bien escrito. Si lo leyera suelto, es decir, en una antología del autor, me gustaría mucho. De hecho, el final, esa columna de espantajos humanos es una imagen de las que quedan en la mente. Pero no le encuentro nada con lo que se pueda valer de excusa para que pueda entrar en la temática de Poseídos.
Incluso en todo momento sabemos lo que sucede por los pensamientos del protagonista, cuando, de tratarse de una posesión que los obligase a caminar, debería ser otra "cosa" quien manipulara sus pensamientos.
Si la temática fuese sobre hipnotizados tendría una valoración muy distinta. Pero tratándose sobre Poseidos considero que no entra en la temática

1 estrella.

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Olethros
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Poblador desde: 20/06/2015
Puntos: 352

En lo formal, alguna estructura gramatical discutible y cositas que afean el texto sin necesidad, como los adverbios terminados en "-mente" que no son necesarios y varios gerundios que rechinan.

En cuanto al fondo, una atmófera lograda pero no veo la posesión por ninguna parte. Debo suponerla, nada más, por la temática del concurso.

Mi calificación es de 3 estrellas.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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LCS
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Poblador desde: 11/08/2009
Puntos: 6785

Lo veo muy original y bastante bien escrito (aunque sobren algunos adjetivos). Sin duda, una propuesta muy valiente e interesante. Me encanta, por ejemplo, que no haya nombres propios. Solo le veo un problema  y es que no estoy seguro de si se adapta del todo o no, a la temática de la convocatoria. 

Tres estrellas.

 

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Rapso
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Poblador desde: 31/12/2011
Puntos: 6217

Me gusta especialmente de este relato el pegajoso ambiente enfermizo que tan bien describe el protagonista. Enseguida empatizas con él, y pasas a formar parte de esa misteriosa y tétrica marcha. Me encanta (no sé si es voluntario, Bestia, pero me encantaría saberlo) que el relato esté escrito en grandes párrafos sin pausas. Al presentarse de esta forma el texto, se mimetiza la forma con el fondo, y ese amontonamiento de personas se refuerza por el amontonamiento de palabras.

No me gusta tanto la ausencia de un motivo, o su final excesivamente abierto. Creo que, sin necesidad de cerrarlo del todo, se agradecería alguna pista que encaminase al lector hacia algún lado.

En lo formal, veo exceso de adverbios y adjetivos, y un abuso de palabras de más de cuatro sílabas, que frenan la lectura. Sin embargo, el estilo y las expresiones del narrador lo hacen muy cercano, y eso se agradece.

En la temática es donde más flojea el relato, pues no veo la posesión por ningún sitio. Es más, la presencia del misterioso "flautista" final nos acaba de confirmar que la posesión no es tal.

Es un relato al que valoraría con 3 estrellas, pero al que penalizo por alejarse de la temática del concurso

Mi valoración: 2,5 estrellas.

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Rapso dijo:

Me encanta (no sé si es voluntario, Bestia, pero me encantaría saberlo) que el relato esté escrito en grandes párrafos sin pausas. Al presentarse de esta forma el texto, se mimetiza la forma con el fondo, y ese amontonamiento de personas se refuerza por el amontonamiento de palabras.

Pues no lo sé Rapso. Podría decir que sí y quedarme tan Sancho yes, pero no lo sé. Supongo que no, al menos de forma consciente; no suelo plantearme nada cuando me pongo. Aunque el texto pedía algo así ¿no?

En cuanto a lo de escamotear datos, que me señaláis tú y los demás, pues sí, es cierto. Pero es que lo explícito me horripilila no

Aprovecho para agradecer a todos sus comentarios. Parece que en general el cuento ha gustado, aunque nadie, salvo Molu, ha visto la relación con el tema. Estamos, es evidente, ante un caso claro de miopía colectiva, que, es curioso, afecta siempre a los lectores de mis relatos no

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Eddy Sega
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Poblador desde: 16/12/2011
Puntos: 2382

Un relato interesante, hipnótico, que te obliga a leerlo con atención, casi como si formaras parte de esa turba de espantajos que caminan hacia un destino incierto. En lo formal decir que me gusta la forma en la que está narrado, si bien es cierto que hay un pasaje en el que se encuentran numerosos adverbios terminados en –mente, y algunos podrían ser eliminados con facilidad. El final me ha dejado un tanto confuso, no acabo de entender qué es eso tan claro que ve el personaje principal. En cuanto al tema del certamen, me cuesta ver la posesión, aunque no me atrevería a descartar el relato pues es posible que sea culpa mía, pero sí creo que debo rebajar la puntuación que le daría si lo encontrara adecuado:

2,5 estrellas.

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Resulta una escena de pesadilla muy sugerente, esa marcha masiva y silenciosa. El principal riesgo que corre el texto es el de estancamiento; en un par de ocasiones se da esa sensación gracias a la repetición de fenómenos ya ocurridos (esos codos que se clavan, esas caídas repetidas y sus correspondientes pasadas por encima) pero en general tira adelante con los nuevos fenómenos de las manchas en la piel, el cabello caído, la transformación  hacia personas encogidas y de piel arrugada. También he notado un repunte en la escritura hacia el final, a la altura de ese inicio vibrante. Es en la parte media que he notado el estancamiento citado. Muy buen estilo en general, que le va al dedo a esa marcha constante que se traslada a la narrativa, si acaso (única pega muy personal) veo cierto abuso del símil, en especial en párrafos concretos.

No voy a ser restrictivo con el lema de posesiones. Me parece evidente que hay un secuestro de la voluntad y el protagonista, dentro de su ignorancia, sugiere incluso a un responsable, ese niño que lidera la marcha. 

Muy buen relato.

 

4 estrellas

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Diosmiodemivida que esto me va a doler hasta a mí angel

Me ha encantado el relato. Las imágenes son muy visuales y mantiene el misterio hasta el final (bueno, hasta el final y más allá, porque acaba y seguimos sin saber qué pasa jjajajjaja). Tiene un buen estilo y se nota bien trabajado.La narración en primera persona creo que es un acierto y el que el protagonista esté situado en la misma línea de ignorancia que el lector también es un plus que enriquece la historia.

Peeeeeeero, no veo poseídos. Igual soy rarita, pero yo he visto zombies. Zombies contados de una manera muy original (y teniendo en cuenta que no los soporto, esto es un pedazo de piropo, querido) y me hubiese encantado leer ese enlace: posesión como explicación a la zombificación.

Pero no, no ha habido enlace por lo que el tema de la convocatoria no me aparece en el relato. Sintiéndolo muchísimo:

Mi votación es: 1 estrella 

 

 

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Angelito
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Poblador desde: 25/12/2013
Puntos: 263

Una historia que inserta imágenes inolvidables directo en el hipocampo, muy bien logradas, con un ritmo de marcha fúnebre satírica. 

Si los marchantes no controlan su cuerpo es porque marchan por la voluntad de otra entidad. Si no se pueden controlar ellos mismos es porque están poseídos. En efecto, lo veo como un relato de zombies poseídos,(o personas que se van descomponiendo en vida, más que muertos vivientes) 

Y como el año pasado, no podía faltar la mención de un túnel en algún momento de la historia

***`

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Ibrahim Adarga
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Poblador desde: 23/02/2015
Puntos: 135

Genial, muy bien, una pasada. Sobre todo he disfrutado la progresión en bestialidad de lo que va ocurriendo. La falta de repeticiones está trabajada y la cadencia funciona a la perfección. 

Un par de detalles:

-"rezuma un hilillo de algo... le está pasando algo": dado el nivel del texto, pediría más precisión en el lenguaje; vamos, que se sustituyeran los dos "algo" tan seguidos por imágenes concretas.

-'El flautista de Hamelín, pienso': ¿esta referencia se podría hacer implícita, para ser más sutil? Por ejemplo: "Alguien le habrá prometido una recompensa, pienso".

La historia me remite a tanta literatura fantástica que no tiene por qué interpretarse en términos de posesiones, así que por muy abierto que sea no la veo en la temática del concurso. No la puedo puntuar, en este marco. En otro, la puntuaría muy alto.

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Desde el punto de vista formal, me chirría el hecho de que llas interpelaciones iniciales del protagonista se tiren a texto llano, sin ni siquiera comillas, pero el texto está bien construido... En cuanto al argumento y su desarrollo, es simple pero original y está muy bien llevado, gracias, quizá, a que tampoco se explica nada del contexto. No me parece sin embargo que el tema tratado se relacione con el objeto de concurso. Por este último motivo, me vería obligado, según una explicación de la escala de estrellas que acabo de leer recientemente en algún post, a calificarlo con una sola estrella, pero me niego a ello porque el relato objetivamente creo que, fuera de concurso, merece más. Y por esa misma razón, no lo hago.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Magnífica la forma en la que avanza el relato. Se nota la buena mano del escritor en forma de imágenes que van encendiendo la imaginación, una detrás de otra, y que nos entretienen mientras paralelamente va creciendo la intriga sobre que narices será lo que ocurre. No es fácil mantener el ritmo, la tensión y el interés, pero lo consigue.
Para ver la posesión debo poner bastante de mi parte. Esto, obviamente, resta puntos a lo que sin duda me parece un muy buen relato.

3,5 estrellas

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Relato muy interesante, compacto, pura narración pero ágil no obstante. Y eso que repite quizá en exceso el mismo hecho: el de la gente que cae y es pisoteada. Pero personalmente no me ha molestado.

Me parece que queda todo muy abierto, pero como ya he dicho que yo me invento lo que haga falta… Entiendo que son extraterrestres colonizadores que se han adueñado de los humanos, han “poseído” sus voluntades y les conducen a su nave, como el Flautista de Hamelin, tal como dice el relato. El deterioro físico en cambio no me parece que quede explicado, salvo que uno piense que lo que quieren es el alma de las personas y no su cuerpo.

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Caliente, caliente no

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Lis
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Poblador desde: 07/12/2015
Puntos: 209

Si tuviera que elegir trece relatos entre los presentados al certamen para publicar una antología sobre posesiones, éste entraría en mi lista de quince preseleccionados tras la lectura de todos ellos.

Aunque su ajuste al tema de la convocatoria es dudoso, no me cabe la menor duda de que funcionaría bien dentro de la antología porque bajo su manto temático el lector asumirá la posesión de forma implícita, el argumento es sencillo pero llamativo, ofrece imágenes potentes y un ambiente sólido, ritmo fenomenal y suficiente atractivo comercial.

★★★☆☆

Sin embargo, competiría con otros catorce relatos por conseguir una de las cinco plazas vacantes en la antología, porque desde mi punto de vista hay ocho fijos entre los presentados al certamen. Me sentaría con el editor para analizar si este relato funciona mejor que otros en la selección final, buscando evitar en lo posible la repetición de temáticas, puntos de vista, esquemas, estilos o ideas en el conjunto de la antología.

¿En qué puedo ayudarte?

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Una idea muy interesante, pero a la que creo que le ha faltado un punto de sal para que ganara en fuerza. Las imágenes son muy potentes, el relato discurre muy bien y el tema de la posesión colectiva tiene mucha miga, pero... no vas más allá. Se queda como una película inquietante que no termina de concluir de ninguna forma. Evidentemente, esto no es necesario, pero creo que una vuelta de tuerca o algo más lapidario al cierre le hubiera dado otra dimensión.

Muy bien escrito, eso sí.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Easton
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Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

Un relato que logra la atención del lector desde las primeras frases. Usa muy bien la primera persona y las imágenes que plantea se quedan en la cabeza al leerlas. Al ser la temática sobre posesiones, se intuye una posesión colectiva sobre la que no se dan muchos datos. De no ser la temática la que es, el relato quedaría a falta de bastantes explicaciones. No obstante, me ha faltado un poco más en el final. Si no una descripción explícita, al menos una pequeña pincelada sobre dónde están siendo conducidos todos (¿extraterrestres? ¿experimento científico-militar?).

Se me ha hecho demasiado contradictoria esta frase: "miro como si no reconociera mi propio pelo". Tras leerla varias veces he visto que es posible, aunque raro, el mirar algo que reconoces como si no lo hicieras.

En definitiva, me ha faltado un poquito más al final para ser un relato buenísimo.

4 estrellas

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Es una pena, porque a pesar de que está muy bien el relato y he disfrutado mucho con su lectura, yo no veo la posesión por ninguna parte, me parece más bien un (magnífico) desfile de zombis que se van descomponiendo por el camino hacia ese hangar o lo que sea. Y es una lástima, porque se llevaría un buen puñado de estrellas, pero así no lo puedo puntuar.

 

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Gracias. He vuelto a leer los comentarios y estoy encantado (volveré a hacerlo cuando vengan las horas bajas, siempre vuelven)

Este relato lo tenía hecho, si me decidí a presentarlo (y quemarlo) es porque veía que se adecuaba bien al tema, varios lo han visto así y lo han puntuado alto, otros no y lo han valorado bajo, muy bajo, escarabajo (alquien que yo me sé se quedó con las ganas de ponerme un cero, uno de esos ceros grandes, trazados en mitad de la página, en rojo :).

Pero lo dicho, muy contento.

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