Tras el umbral

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salino
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La mente humana es una incógnita para nosotros, un universo inexplorado. Ni siquiera conocemos las partes más elementales que formulan su armonía. Por ello, me veo en la obligación de advertiros sobre Lo que acecha tras el umbral.

Éramos un grupo de científicos subvencionados por la Fundación Kavli. Teníamos una nueva droga, Memoritsine, con la cual ahondábamos en la memoria de nuestros pacientes. Pero las farmacéuticas solo estaban interesadas en su función terapeuta, la posibilidad de estabilizar las mentes más desequilibradas. Y en ello estábamos.

La primera vez que Laura Kilgrave visitó mi consulta me recordó a una mariposa muerta atrapada tras un cristal. La hallamos en un psiquiátrico de Boston, olvidada en una habitación. Su historial estaba en blanco, como si nunca hubiera existido; por ese motivo nos vimos obligados a devolverla a su agujero.

Unas semanas después del primer encuentro con Laura, me acerqué a los archivos de la Biblioteca Pública de Bostón. Buscaba indicios sobre otro de los casos seleccionados, hasta ese momento ninguno cumplía las necesidades del proyecto y las subvenciones llegaban a su fin. Era un duro trabajo a contrarreloj: confirmar cada expediente antes de dar el siguiente paso del protocolo. Según mi experiencia, y ya llevaba varios meses trillando los ficheros médicos de la Costa Este, en todos los psiquiátricos de Boston el ochenta por ciento de los reclusos estaban tan cuerdos como cualquier convicto penitenciario. El resultado de todo aquello era una enorme pila de diagnósticos fraudulentos sobre mi escritorio.

Pero no quiero divagar, no tengo tiempo para ello. Tras pasar la tarde sin resultados, una de las noticias de la hemeroteca llamó mi atención. En su titular aparecía el nombre de “Kilgrave” en letras de imprenta, el apellido de aquella mujer que días antes había rechazado en la entrevista. Podría tratarse de una casualidad, pero mi olfato, por desgracia, me lanzó tras su pista.

El artículo tenía veinte años de antigüedad, se trataba de la primera plana de un periódico local de Pembroke, en el condado de Plymouth. En él se comentaba el caso de una huérfana de doce años desaparecida, a la que habían encontrado una semana después de no dar señales de su paradero. La joven, para sorpresa de la policía, había llegado por su propio pie a una gasolinera a las afueras del pueblo. Desorientada y sin marcas de violencia.

Seguí indagando sobre la niña e hice algunas llamadas. En la comisaría de Pembroke añadieron más datos: el supuesto caso de secuestro quedó sin resolver, pues la pequeña, entrevistada por los psicólogos y forenses, no recordaba nada de lo ocurrido en su ausencia.

El diagnóstico de los expertos fue amnesia postraumática. Amnesia, una de las secuelas más inusuales producidas por la mente, un agujero en el reloj de arena. A partir de ahí, Kilgrave entró y salió de varios reformatorios sin ninguna mejora. Incluso su estado fue degenerando hasta quedar vacía de recuerdos, o eso me dijo su antiguo psicólogo por teléfono.

—Después de ingresarla en un sanatorio —añadió el especialista por teléfono—, un incendio en 1998 redujo a cenizas todo su historial. Lamento no poder darle más información.

Al final pude corroborar mi hipótesis. En los archivos del periódico de Pembroke encontraron una foto no publicada de la noticia y me enviaron una copia por correo electrónico. Laura Kilgrave, veinte años después, seguía teniendo la misma mirada vacía de aquella niña.

Esa misma noche mandé el informe de Kilgrave al despacho del director Hobson, y al poco tiempo él mismo me devolvió la llamada.

―Doctor Findsbury —dijo Hobson—, tenemos a nuestra ganadora.

***       

La Fundación Kavli nos había donado el uso de su laboratorio en una de las alas exteriores de la Universidad de Biología. Allí había pasado el último mes, metido entre archivos y expedientes psiquiátricos; suficiente tiempo como para comprender la letra garabateada de los médicos antes de dar paso a los procesadores de texto.

Laura Kilgrave fue alojada en una pequeña habitación al fondo de las escaleras, bajo el laboratorio. Las sesiones de psicoanálisis posteriores no dieron ningún resultado en su tratamiento, tampoco lo esperábamos. La paciente se limitaba a permanecer sentada delante de mí, impertérrita. Nada alteraba su rostro.

Memoritsine rompería esa barrera creada en su subconsciente. Enlazaría mis pensamientos con los de Laura, creando vínculos de memoria selectiva. Yo, como neurocientífico y licenciado en Psicología, recorrería sus traumas guiado por Hobson y nuestro equipo. Abriría las puertas cerradas del intrincado laberinto en el que se hallaba su mente. Hasta ahora Memoritsine se había probado en sujetos equilibrados, mentes jóvenes capacitadas para el desarrollo natural. Laura era todo un desafío.

Tras obtener los permisos necesarios, la Universidad nos dio vía libre al grupo de científicos para experimentar con la droga en un hábitat desconocido. Una mente enferma y deshilachada pondría nuestro proyecto en manos de las farmacéuticas.

Llegados a este punto de mi historia, desearía explicar el proceso de selección cronológica de la memoria. Lo haré sin entrar mucho en la materia. La monitorización se realiza suministrando un colorante cálcico en el sistema nervioso. Bajo los estímulos eléctricos de las neuronas, el pigmento cambia de color con mayor o menor intensidad. De esta manera, un definido mapa se dibuja en la pantalla de los ordenadores trazando diferentes degradados según la antigüedad de los impulsos. Usamos para ello un programa informático. Calculamos la distorsión del eco proyectado entre las neuronas cerebrales, y el espectro es clasificado con fechas concretas gracias a la edad del paciente. Parece bastante complicado, pero, según Hobson, el proceso es tan sencillo como contar los anillos en el tronco de un árbol. Cada vivencia deja una huella en el cerebro —decía Hobson—, solo hay que introducir los parámetros oportunos para pintar el camino de baldosas amarillas.

Con Laura fue diferente. Desde un primer momento pensamos en un fallo del sistema. La línea multicolor recibida por la sonda se dividía desde un punto de su infancia, formando dos rastros paralelos de memoria.

Decidimos comenzar desde cero. Nuevas sondas, un nuevo microprocesador e incluso aumentamos la dosis de calcio para recibir la señal sin interferencias. Pero obtuvimos la misma respuesta: una bifurcación en el pasado.

Hobson decidió quitarle importancia a lo sucedido para no demorar más el último paso del experimento. Tanto la Fundación Kavli como la Universidad nos presionaban a diario pidiéndonos resultados. La subvención se había agotado por completo y Hobson, irritado hasta el punto de volver a fumar después de dos años sin probar la nicotina, alegó que si no presentábamos algo en la última semana nos quedaríamos sin trabajo. Nadie se opuso a continuar con el programa a pesar del extraño acontecimiento.

Las pruebas con Memoritsine siguieron su curso. Sin embargo, una extraña sensación se apoderó de mí la noche antes del ensayo final. Como si un sentido dormido me previniera de no entrar en la mente de aquella mujer. No era el miedo a lo desconocido, la incertidumbre. No, era un estado de alerta influido por instinto primordial; el mismo impulso que obliga a las ratas a abandonar el barco antes de una catástrofe.

***

La mañana de la prueba, Hobson me pidió consejo para concretar la fecha de exploración. Le señalé el comienzo de amnesia de Kilgrave, veinte años atrás. Al introducir los datos en la computadora nos llevamos una grata sorpresa. El día seleccionado concordaba con la bifurcación de memoria. Ahora no teníamos dudas, teníamos que averiguar qué había pasado ese día en concreto.

Me recosté en la camilla al lado de mi paciente. La enfermera nos inyectó el vial de Memoritsine. Las sombras se extendieron, todo se tornó borroso. Sentí el peso de mis párpados, la vertiginosa caída al otro lado. Un zumbido, ecos, olores, frío. La mente de Kilgrave se plegó sobre la mía. La droga mnemónica recorría nuestros sistemas y los conectaba formado una simbiosis perfecta.

El trasvase duró menos de lo habitual, un par de minutos tal vez. La mente de Laura parecía impaciente por recibirme.

Es difícil describir lo que vi bajo los efectos de la droga. Aún me recorre un escalofrío al recordarlo. Dentro de la mente de Laura no había nada, era como sumergirse en el interior de una bombilla fundida.

Como podéis suponer, la mente humana no puede ser descrita con palabras. La mente de Laura la podría comparar con una visión cósmica. No es que yo sea un entendido en temas de Astronomía, pero leí un artículo sobre ello publicado en “Nature”, una revista de Ciencia y Medicina a la que soy asiduo. Me sorprendió la semejanza que tenían esas palabras con lo que estaba viendo en esos momentos. El autor del artículo al que hago referencia, para que lo entendáis, habla sobre el origen de los agujeros negros: la colisión entre dos galaxias. Dos universos enfrentados y una grieta entre sus dos realidades.

Es aterrador ser testigo de aquello y no poder explicar su monstruosidad, solo aceptarla como una realidad bajo la piel. Era una nebulosa abierta en carne viva. El universo de Laura, usando la referencia de los agujeros negros, era un caliginoso desierto y su opuesto, el que se abría más allá de la grieta, era una galaxia viva donde formas grotescas y retorcidas se movían unas sobre otras. No supe cómo reaccionar. Me sentía pequeño, impotente. Tras unos segundos, acompañado por el miedo en ebullición, un pensamiento traspasó mi consciencia como una descarga eléctrica.

—Doctor Fizgerald —escuché—, esperábamos su visita.

—¿Laura, eres tú? —Intenté dominarme.

—No, Doc. Laura ya no está entre nosotros.

—¿Quién eres? ¿Qué le ha ocurrido a Laura? —Mis preguntas sonaban infantiles, microscópicas.

—Somos Lo que acecha el umbral. El inicio y el fin. Laura era una de tantos. La devoramos al igual que a todos los demás. Su energía nos alimenta, Doc. También llegará su turno. Pronto caerá como la pequeña Laura, porque a ese lado sois débiles… y sabrososss.

—No eres real, eres parte de un recuerdo. Un sueño. —Mi voz parecía un lloriqueo débil y molesto.

—Ssí, Doc. Aún somos parte de vuestras pesadillas, el principio de la locura, pero pronto seremos reales en vuestro mundo.

Recordé la bifurcación y el extraño estado de alerta que había tenido la noche anterior. Mi cordura se tambaleó sacudida por la duda.

—No, no… Esto no es real —tartamudeé—, no puede ser. Algo va mal…

Antes de pronunciar mis últimas palabras, todo el dolor sufrido en mi vida hasta ese momento, desde el más ínfimo arañazo hasta el más terrible dolor de muelas, traspasó cada molécula de mi cuerpo en un segundo; y fui consciente de ello. Sentí convulsionar mi cuerpo al otro lado de la habitación, perder el contacto con mi parte física mientras escuchaba:

—Somos parte de vosotrosss. Siempre lo hemos sido, Doc.

—¿Qué queréis de mí? —pregunté, más por miedo a la certeza que por encontrarle un sentido.

—La puerta —respondieron un millar de pensamientos—. Trassspase la puerta, Doc. La puerta… La puerta…

Bajo el eco de los susurros, salí despedido como una mota de polvo arrastrada por el viento. Volví a entrar en mi cuerpo, tembloroso, sobre la caliente humedad de mis propios orines.

No sabía dónde estaba. Grité.

—Doctor Fizgerald, tranquilícese. Todo ha pasado —dijo Hobson, y luego se dirigió a uno de sus asistentes—. Suminístrele un tranquilizante. Ha entrado en shock.

Las lágrimas dieron paso al llanto, como lo hiciera un niño tras enfrentarse a la muerte por primera vez.

Habían transcurrido cinco horas desde el inicio de la prueba. El tiempo no acontece de igual manera en la fase REM del sueño, para mí tan solo habían pasado cinco minutos. La secuela de Memoritsine me dejó los pensamientos desordenados y, sin recuperarme del todo, el calmante me sumió en un aséptico sueño antes de poder explicar lo ocurrido.

***

A Laura y a mí nos llevaron una de las habitaciones vacías. Aún teníamos conectados el electrocardiograma y un suave bep… bep nos mecía entre sueños. Olía a jabón y a ropa limpia cuando desperté.

Recordaba el viaje. Dentro de mí había algo diferente. Un nuevo mecanismo que siempre ha estado allí pero del cual desconocía su funcionamiento hasta ahora.

La puerta, la puerta —susurré con la lengua abotargada.

El eco distorsionado de mis palabras sonó a mi lado.

Me levanté de la cama alterado por el ruido y permanecí callado observando el rostro de Laura. Allí no había nadie más. Ella estaba dormida sobre otra cama, a mi derecha. Sus constantes palpitaban aceleradas. Bepbepbep…

Casi grité al ver un movimiento en sus labios.

—La puerta —dijo—. Abra la puerta, Doc.

La impresión me hizo retroceder un paso. Nunca antes la había escuchado hablar y el contenido de sus palabras golpeó mi razón con la fuerza de un martillo.

El electrocardiograma iluminaba la sala con una fosforescencia intermitente. Las pulsaciones de Laura ascendían en picos rápidos sobre la pantalla, las mías le cogerían el ritmo en unos segundos. Su cuerpo se agitó entre convulsiones, la sábana que la cubría cayó al suelo.

—Abra la puerta, doctor. Esstamosss hambrientosss… —Laura se había incorporado y me miraba a través de la profundidad de sus ojos. Su voz brotaba sin ser pronunciada, como el susurro de una tetera en ebullición.

—La puerrrtaaa… —Y ahora las palabras salían de mí como los insectos de la boca de un muerto.

Corrí al pasillo, aterrado, desconectando de un tirón los cables sujetos a mi pecho. Tropecé y me golpeé contra la pared. A mi espalda, el agudo pitido de la parada cardíaca me pisaba los talones seguido por un leve crujido en la parte trasera de mi subconsciente.

Abra la puerta, Doc. Estamos hambrientosss…

***

Hobson y los demás estaban en el almacén de la planta de arriba, descansando. Cuando me vieron aparecer una taza de café se estrelló contra el suelo.

—¿Fizgerald, qué le ocurre? —dijo Hobson―. ¿Se ha vuelto usted loco?

Sí, estaba perdiendo la cabeza. Delante de mis compañeros balbuceé algunas palabras en estado de pánico:

—¡La puerta, la puerta! —grité sin poder decir otra cosa.

Sabía que era imposible explicar todo aquello. Sentía como el muro se agrietaba dentro de mí y un vacío, como esa mancha de café que se deslizaba por el suelo delante de mis pies, se extendía devorando mi infancia, mis primeros recuerdos. Me di cuenta de que no había dejado de gritar en ningún momento.

Dos de los científicos intentaron sostenerme. Salté entre ellos, esquivé a Hobson con un bramido salvaje y dejé que el miedo se apoderara de mí.

En frente estaba la vitrina de los fármacos con unas doce cajas de Memoritsine, toda la remesa. Golpeé el cristal sin pensar en ello, inducido por una fuerza ajena a mi voluntad, y esparcí el contenido del mueble por todo el laboratorio.

No tardaron en inmovilizarme antes de lograr abrir uno de los viales con la droga. Me subieron a la mesa, donde momentos antes habían estado sentados tranquilamente tomando café. Me agarraron las manos a la espalda, y el dolor de su presa me ayudó a tomar de nuevo el control de mis pensamientos.

—¿Qué le ocurre Fizgerald, acaso ha ocurrido algo en el experimento? ―preguntó Hobson―. No permitiré que eche nuestro proyecto por la borda. Atenlo a la silla, caballeros, y denle algo para tranquilizarlo.

Nadie me creería. Ni siquiera mis propios colegas. Si no era yo, otro tomaría mi lugar. Cualquiera de mis compañeros usaría Memoritsine en otro paciente poseído y, quizás, conectaría ambos mundos de una manera física. Abriría la puerta. La llave era Memoritsine. La droga era un camino en ambos sentidos, una puerta giratoria, y Ellos lo sabían. No, no podía permitirlo.

―¡Abre la puerta, Doc! ―gritaban a través del muro. Un torrente de dolor me hizo crujir los dientes― ¡Ábrelaaa!

El laboratorio, ahora desordenado por mi ira, olía a los diferentes productos desparramados por el suelo del almacén: líquidos y compuestos químicos. Olía a éter, a alcohol, a soluciones vaporosas desparramadas por el suelo como el perfume de una gasolinera. Mis compañeros me sentaron a la silla. Mientras uno me sostenía por los hombros, el otro se agachaba a mi espalda para atarme las manos. Sobre la mesa había más tazas de café y el paquete de tabaco de Hobson, y a su lado el encendedor. No, no podía permitirlo. Estaban tomando mi control, como lo hicieron con Laura. Usé todas mis fuerzas para resistirme y me zafé de mis compañeros con violencia. Todo sucedió de forma rápida, como en un tiovivo alimentado por un rayo.

Cuando las llamas prendieron el suelo, una gran explosión nos hizo caer de espaldas. La alarma contraincendios pulverizó una lluvia sobre la habitación sin poder evitar que el fuego se extendiera. Un infierno devoró el almacén. Al otro lado del umbral oí los gritos mientras mi carne se quemaba.

Aquí concluye mi historia. No sé qué habrá sido de Hobson, ni de los demás. Sobrevivieron, o eso creo. Toda la zona del edificio quedó reducida a cenizas antes de que vinieran los bomberos.

Tras pasar unas semanas en estado crítico, por las quemaduras, me acosaron a preguntas sobre lo ocurrido. Nadie me creyó, por supuesto. Y ahora paso mis últimos días en el mismo psiquiátrico donde encontramos a Laura Kilgrave. Soy un caso más de amnesia disociativa, en fase de progresión; o eso dicen. Yo tengo otro diagnóstico al respecto.

Una vez escuché que si la mente fuera fácil de comprender, seríamos tan estúpidos que no lo percibiríamos. Mejor así, vivir en la ignorancia, no ahondar más allá de la razón, al otro lado del umbral de la locura. Ellos están allí, acechando en cada uno de nosotros. Los escucho masticar y sorberme el tuétano de la memoria, como una plaga de termitas.

 

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Relato admitido a concurso.

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En cuanto a lo formal, y si al autor le parecen cosas interesantes para su revisión de un texto bastante limpio, tal vez habría que prestar atención a asuntos como "terapeuta" en lugar de "terapeútica" (porque se habla de la función y no de la persona); la repetición cercana de "teléfono"; posible cacofonía por la proximidad de "expediente" y "siguiente"; posible sensación de redundancia en "delante de mí, impertérrita. Nada alteraba su rostro"; lo obvio sin necesidad, porque al lector le gusta sentirse listo por más que sea el autor quién se lo permita, de insistir en el apellido de la paciente con "el apellido de aquella mujer que días antes había rechazado en la entrevista"; la "Universidad" que creo debería ir en minúscula cuando va aislada por mucho que se refiera a una concreta (por ejemplo, "Me gustaría ir a la Universidad de Miskatonic. Cuando sea mayor iré a esa universidad"); una "Universidad de Biología" me hace pensar más en una "Facultad de Biología"; algún problema con el tiempo ya que, si se narra en pasado, la frase "Es aterrador ser testigo de aquello y no poder explicar su monstruosidad, solo aceptarla como una realidad bajo la piel" sugiere un presente que no encaja bien, al menos a mí (ver el siguiente párrafo sobre estilo para más explicaciones); problemillas con el uso de los signos de puntuación, en especial los incisos explicativos con comas (por ejemplo, "El artículo tenía veinte años de antigüedad, se trataba de la primera plana de un periódico local de Pembroke, en el condado de Plymouth", donde sin querer y a ambos lados de la coma se genera una frase como "El artículo tenía veinte años de antigüedad en el condado de Plymouth" o, por citar una cosa más, el nombre de la revista científica que estimo debería ir en cursiva y no entre comillas. De igual manera, y si al autor le parece relevante, revisar el uso de gerundios aquí y allá, igual que adverbios terminados en "-mente" por pocos que sean, porque prescindir de ellos quizá podría obligar al autor a narrar con más arte y precisión.

En cuanto al estilo, me choca la ruptura de la pared entre autor y lector con el uso del "me veo en la obligación de advertiros" o "como podéis suponer" porque me generó una obvia sensación de diálogo con quien lee el relato, pero que no funciona porque nada en la trama explica cómo se produce dicho contacto. Si descubriésemos que el protagonista había estado hablando con nosotros, los médicos responsables de su evaluación psiquiátrica, tal vez tuviese sentido pero no veo algo así. También me resulta difícil de aceptar con naturalidad, todo junto y a la vez, la formación científica del protagonista, su forma de expresarse y su reacción ante lo que no es científico. El "seseo" de la entidad me produce sensaciones pulp, pero tal vez fuese eso lo que buscaba el autor por más que tampoco cuadre, para este lector, con el resto de la ambientación del relato y me parezca que, desde lo técnico, está manejado con arbitrariedad al respecto de qué  "s" resulta arrastrada y cuál no. La pluma logra unas atmósferas compactas pero no densas de misterio, peligro, riesgo y amenaza, de estilo "lovecraftiano" actualizado y por ello se podría disculpar la potencial sensación de mínima sobrecarga estilística. También consigue un ritmo suficiente pero lo rompe en varias ocasiones, haciéndolo caer, al manejar ciertas explicaciones con poca destreza.

Respecto al fondo, hay posesión. La trama, entretenida y que atrae al lector para ver dónde le quiere llevar el escritor, hace pensar en conceptos de The cell pero más sobrenaturales. El protagonista resulta suficiente en su planteamiento aunque genera la sensación de ser arrastrado por los acontecimientos en lugar de formar parte de ellos y manejarlos en la medida que pueda.

Mi calificación es 3,25 estrellas.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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Olethros dijo:

En cuanto a lo formal, y si al autor le parecen cosas interesantes para su revisión de un texto bastante limpio, tal vez habría que prestar atención a asuntos como "terapeuta" en lugar de "terapeútica" (porque se habla de la función y no de la persona); la repetición cercana de "teléfono"; posible cacofonía por la proximidad de "expediente" y "siguiente"; posible sensación de redundancia en "delante de mí, impertérrita. Nada alteraba su rostro"; lo obvio sin necesidad, porque al lector le gusta sentirse listo por más que sea el autor quién se lo permita, de insistir en el apellido de la paciente con "el apellido de aquella mujer que días antes había rechazado en la entrevista"; la "Universidad" que creo debería ir en minúscula cuando va aislada por mucho que se refiera a una concreta (por ejemplo, "Me gustaría ir a la Universidad de Miskatonic. Cuando sea mayor iré a esa universidad"); una "Universidad de Biología" me hace pensar más en una "Facultad de Biología"; algún problema con el tiempo ya que, si se narra en pasado, la frase "Es aterrador ser testigo de aquello y no poder explicar su monstruosidad, solo aceptarla como una realidad bajo la piel" sugiere un presente que no encaja bien, al menos a mí (ver el siguiente párrafo sobre estilo para más explicaciones); problemillas con el uso de los signos de puntuación, en especial los incisos explicativos con comas (por ejemplo, "El artículo tenía veinte años de antigüedad, se trataba de la primera plana de un periódico local de Pembroke, en el condado de Plymouth", donde sin querer y a ambos lados de la coma se genera una frase como "El artículo tenía veinte años de antigüedad en el condado de Plymouth" o, por citar una cosa más, el nombre de la revista científica que estimo debería ir en cursiva y no entre comillas. De igual manera, y si al autor le parece relevante, revisar el uso de gerundios aquí y allá, igual que adverbios terminados en "-mente" por pocos que sean, porque prescindir de ellos quizá podría obligar al autor a narrar con más arte y precisión.

En cuanto al estilo, me choca la ruptura de la pared entre autor y lector con el uso del "me veo en la obligación de advertiros" o "como podéis suponer" porque me generó una obvia sensación de diálogo con quien lee el relato, pero que no funciona porque nada en la trama explica cómo se produce dicho contacto. Si descubriésemos que el protagonista había estado hablando con nosotros, los médicos responsables de su evaluación psiquiátrica, tal vez tuviese sentido pero no veo algo así. También me resulta difícil de aceptar con naturalidad, todo junto y a la vez, la formación científica del protagonista, su forma de expresarse y su reacción ante lo que no es científico. El "seseo" de la entidad me produce sensaciones pulp, pero tal vez fuese eso lo que buscaba el autor por más que tampoco cuadre, para este lector, con el resto de la ambientación del relato y me parezca que, desde lo técnico, está manejado con arbitrariedad al respecto de qué  "s" resulta arrastrada y cuál no. La pluma logra unas atmósferas compactas pero no densas de misterio, peligro, riesgo y amenaza, de estilo "lovecraftiano" actualizado y por ello se podría disculpar la potencial sensación de mínima sobrecarga estilística. También consigue un ritmo suficiente pero lo rompe en varias ocasiones, haciéndolo caer, al manejar ciertas explicaciones con poca destreza.

Respecto al fondo, hay posesión. La trama, entretenida y que atrae al lector para ver dónde le quiere llevar el escritor, hace pensar en conceptos de The cell pero más sobrenaturales. El protagonista resulta suficiente en su planteamiento aunque genera la sensación de ser arrastrado por los acontecimientos en lugar de formar parte de ellos y manejarlos en la medida que pueda.

Mi calificación es 3,25 estrellas.

Gracia por leerme y feliz navidad. Es un placer contar con tu opinión.

He corregido la palabra "trepeuta" y los incisos de las comas. Lo considero falta de revisión y gracias a tí ya está resuelto.

Lo de "Universidad", yo tampoco lo veía claro, me refería a una universidad en concreto, pero cierto es que no la menciono. Seguramente tengas razón. Lo revisaré más tarde cuando lo averigue.

El tema de Facultad de Biología o Universidad, me pones en un aprieto, pues no veo que pueda estar mejor una u otra, sin embargo me gusta más Facultad, después de pensarlo, gracias de nuevo.

En lo concreto de los tiempos verbales es cuestión de esa cuarta pared que nombras, pues a pesar de contar una historia en pasado, el narrador habla mientras escribe y esas frases en presente son con la intención de romper esa pared. Es algo que me preocupa, pues debido a la acotación del número de palabras no pude resolver lo que en un principio era mi intención. Si no favorece al texto, cosa que no veo claro aún (esperaré a los demás compañeros para averiguarlo), lo modificaré. Es un riesgo que tenía ganas de correr, y puede que no sea acertado. Gracias de nuevo.

Respecto a lo de "no científico", no comparto tu opinión, ya que el resultado se supone que es parte de un proceso científico, aunque sea parte de la ficción. Se supone que es real, por lo menos para el protagonista. Cierto es lo que señalas, que tal vez no está narrado con lenguaje totalmente académico, pero pienso que de esta manera es más fácil conectar con el lector, pues no da impresión de alguien falto de estudios. O eso creo. Me lo anotaré por si lo veo relevante.

Lo del seseo que comentas, la elección del arrastre de la "s" lo hice según su sonoridad. Me gusta donde alarga cada seseo, no lo veo un problema. Pero, como ya he dicho, todo esto me lo anoto para pensarlo más detenidamente; aunque no le veo notoriedad al asunto.

Sí es un relato lovecraftiano, adaptado a mi escritura, no a la del maestro. Realmente no me gusta como escribe Lovecraft, pero sí su mitología.

Lo de la ruptura de ritmo, sé a cuales te refieres, están hechas de forma premeditada. De nuevo por esa apuesta en el relato de romper la cuarta pared y dar la impresión de que el narrador habla frente al lector. Lo meditaré a fondo, pues me preocupa mucho.

Mi intención era que el protagonista, como en cualqier relato lovecraftiano, se vea arrastrado irremediablemente y que comparta esa impotencia con el lector. Veo que funciona, gracias por señalarlo.

Comentarte que Cell, no lo he leído (o visto, me suena a una película o una novela de S. King), pero está claro que la idea no es original, aunque sí el planteamiento de ciencia ficción y de la locura.

Me alegro de que te haya parecido entretenido, eso es un logro muy preciado. Este relato me lo tomé más como un ejercicio forzado a contar una historia que me gustaría como lector, y puede no entrar en el gusto de otros.

Mi más sincero agradecimiento. Un placer.

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LCS
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​Como sueles decir siempre tú, gracias Salino por compartir tu texto con nosotros. Por lo acertado de tus comentarios, tenía muchas ganas de leer algo tuyo. No sé quién es la identidad que se esconde detrás de tu nick y tenía mucha curiosidad por saber cómo escribías. 

Sí, sé de sobra, que un solo relato no sirver para conocer a un autor, pero después de leer tu texto me he dado cuenta que sabes escribir. Tienes un estilo claro, sencillo, limpio, nada pretencioso que consigue que te centres en la historia. Eso ya es un acierto.  Otro es el tema. Yo no he leído The Cell, por lo que me parece original. 

Pero bueno, estamos aquí para dar palos. Bueno, mejor dicho, para señalar lo que nos chirría. Así que al lío.

Creo que no has acertado con el punto de vista. Has acertado con la primera persona, pero no creo que el narrador deba ser también el protagonista. Me inclinaría más por un narrador/testigo, para que nos entendamos: un doctor Watson. Te explico por qué. En el fondo, este relato va sobre la pérdida de memoria, ¿no? Pues sí es así, no me resulta creíble que alguien que siente como le están sorbiendo el túetano de la memoria, sea capaz de recordar con tanto detalle lo que le ha ocurrido. No me cuadra el final con frases del principio como : "La primera vez que Laura Kilgrave visitó mi consulta me recordó a una mariposa muerta atrapada tras un cristal. " 

Aparte de la descripción del propio narrador de lo que le está ocurriendo, el texto exigiría que se mostrara de otro modo el deterioro. Por ejemplo, en el estilo, en la forma de hablar. Una de los síntomas del alzheimer es la pérdida de la capacidad de hablar. Y eso, claro, es muy, muy, muy dificíl de plasmar, salvo que se trate de un diario. El narrador/protagonista está al principio totalmente capacitado para expresar lo que ocurre, pero al final ya no debería estarlo. Si no quebraría la coherencia contenido/forma.  

Yo me inclinaría más por un texto como El extraño caso del señor Valdemar. Supongo que lo conoces. Poe nos cuenta la historia de una persona a la que hipnotizan (mesmerizan, en realidad) en el momento de su muerte. Yo haría lo mismo. Contaría la historia de la interrelación del doctor Fitzgerald y la paciente Laura Kilgrave, pero desde el punto de vista de un tercero, que anotaría lo que el doctor le está contando.

Sé porqué has elegido la primera persona: para poder trasmitirnos toda la información sin interferencias. Sin embargo, yo creo que a veces es necesario sacrificar algunos datos para que la historia tenga más coherencia interna. El lector de hoy en día es muy inteligente y seguro que, con unas cuantas sugerencias, es capaz de montar su propia historia.

Otro detalle. Tengo la sensación de que el relato tarda mucho en arrancar. Luego, es verdad que te engancha, pero creo que la presentación es demasiado larga. Podrías empezar in media res y luego, gracias a unos flashback, ir contándonos cómo comenzó todo. 

Mi puntuación: tres estrellas.

 

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Olethros
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Aclaro que mi referencia The Cell se refiere a la película del año 2000 sobre la psicóloga entrenada para introducirse en la mente de personas para ayudarles con sus traumas. Creo que no le he explicado bien y puede generar confusiones.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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salino
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LCS dijo:

​Como sueles decir siempre tú, gracias Salino por compartir tu texto con nosotros. Por lo acertado de tus comentarios, tenía muchas ganas de leer algo tuyo. No sé quién es la identidad que se esconde detrás de tu nick y tenía mucha curiosidad por saber cómo escribías. 

Sí, sé de sobra, que un solo relato no sirver para conocer a un autor, pero después de leer tu texto me he dado cuenta que sabes escribir. Tienes un estilo claro, sencillo, limpio, nada pretencioso que consigue que te centres en la historia. Eso ya es un acierto.  Otro es el tema. Yo no he leído The Cell, por lo que me parece original. 

Pero bueno, estamos aquí para dar palos. Bueno, mejor dicho, para señalar lo que nos chirría. Así que al lío.

Creo que no has acertado con el punto de vista. Has acertado con la primera persona, pero no creo que el narrador deba ser también el protagonista. Me inclinaría más por un narrador/testigo, para que nos entendamos: un doctor Watson. Te explico por qué. En el fondo, este relato va sobre la pérdida de memoria, ¿no? Pues sí es así, no me resulta creíble que alguien que siente como le están sorbiendo el túetano de la memoria, sea capaz de recordar con tanto detalle lo que le ha ocurrido. No me cuadra el final con frases del principio como : "La primera vez que Laura Kilgrave visitó mi consulta me recordó a una mariposa muerta atrapada tras un cristal. " 

Aparte de la descripción del propio narrador de lo que le está ocurriendo, el texto exigiría que se mostrara de otro modo el deterioro. Por ejemplo, en el estilo, en la forma de hablar. Una de los síntomas del alzheimer es la pérdida de la capacidad de hablar. Y eso, claro, es muy, muy, muy dificíl de plasmar, salvo que se trate de un diario. El narrador/protagonista está al principio totalmente capacitado para expresar lo que ocurre, pero al final ya no debería estarlo. Si no quebraría la coherencia contenido/forma.  

Yo me inclinaría más por un texto como El extraño caso del señor Valdemar. Supongo que lo conoces. Poe nos cuenta la historia de una persona a la que hipnotizan (mesmerizan, en realidad) en el momento de su muerte. Yo haría lo mismo. Contaría la historia de la interrelación del doctor Fitzgerald y la paciente Laura Kilgrave, pero desde el punto de vista de un tercero, que anotaría lo que el doctor le está contando.

Sé porqué has elegido la primera persona: para poder trasmitirnos toda la información sin interferencias. Sin embargo, yo creo que a veces es necesario sacrificar algunos datos para que la historia tenga más coherencia interna. El lector de hoy en día es muy inteligente y seguro que, con unas cuantas sugerencias, es capaz de montar su propia historia.

Otro detalle. Tengo la sensación de que el relato tarda mucho en arrancar. Luego, es verdad que te engancha, pero creo que la presentación es demasiado larga. Podrías empezar in media res y luego, gracias a unos flashback, ir contándonos cómo comenzó todo. 

Mi puntuación: tres estrellas.

 

Gracias, LCS por tu tiempo y tus comentarios. ;)

Creo que lo que comentas sobre la falta de memoria del protagonista quedaba claro en el relato: aún está en proceso de perder la memoria y al comienzo da la idea de que no le queda tiempo para extenderse en palabras... Osea, que no ha perdido la memoria, al menos toda la memoria. Solo dice que se la están borrando. Pero es tu interpretación ante los hechos y esto me sirve para anotar algunos puntos poco claros de información.

El tema del narrador en primera persona, en este relato, funciona mejor que un personaje en segunda persona por temas obvios como el viaje a la mente de Kilgrave. Podría ser un narrador ajeno a la historia, pero como todo ocurre alrededor de un personaje no hay mucho más que decidir. Para mí está bien elegido, ya lo pensé en su momento.

Respecto a la presentación, que comentas que tarda en arrancar, tengo medido el espacio de cada parte y te aseguro que está tal y como yo quería, puede que tenga algunos fallos de tensión, pero los acontecimientos los tengo cronometrados para que la historia sea compacta en ese sentido. Es algo de lo que puedo estar muy seguro.

Respecto a los flashbacks no soy muy dado a su uso en historias tan breves, pues no funcionan. Aun así te agradezco tus ideas y me encanta de que te haya enganchado. Al fin y al cabo esa era la intención.

Respecto a la idea de los recuerdos compartidos está influenciada por un juego de rol interpretativo llamado "Un céntimo por mis pensamientos", por si os interesa.

Estoy acostumbrado a elaborar tramas más complejas, pero en tres mil palabras ando un poco forzado y gracias a vuestros comentarios espero mejorar.

Un abrazo.

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Molu
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Comienzo al estilo Lovecraft. Me parece que se podría aclarar porqué trabajar con la memoria puede estabilizar las mentes desequilibradas. Parece una cuestión obvia para cualquiera que sepa algo del tema, pero no para el resto. Hay un montón de investigaciones serias al respecto. Tal vez no sobraría un oración que aclare. Incluso mantendría esa tensión de cuento "científico" con el que comienza.
"en todos los psiquiátricos de Boston el ochenta por ciento de los reclusos estaban tan cuerdos como cualquier convicto penitenciario", me parece que una afirmación así no podría nunca venir de un ambiente científico. Porque no podría ser un dato "oficial". Ningún centro psiquiátrico, o penitenciario, admitiría una estadística como esta (aunque se admitiera por lo bajo como algo evidente) Desentona con el estilo correcto con que viene llevando el relato. Menos aún decir "tan cuerdos". Parece más un mensaje sensacionalista, no académico. Si dijera (me parece a mí y es una simple sugerencia con la esperanza de aportar algo): "tenían padecimientos similares a los de cualquier convicto penitenciario", tal vez parecería más coherente. En el sentido de que "tan cuerdos" no puede venir desde las instituciones. Porque habla mal de ellas, las deja ver como poco serias. ¿Quién determina cuán cuerda está la población penitenciaria? Porque ya en un psiquiátrico es difícil que los médicos se pongan de acuerdo. Las estadísticas al respecto cambian en forma drástica cada cinco años. Esto es porque cada cinco años cambia el director (que es un cargo político), y con él médicos y personal no médico. Los diagnósticos, por supuesto que también cambian. Las estadísticas al respecto son muy complejas y para nada de manejo público. Espero se entienda. Claro... El autor podrá argumentar que el personaje aclara antes "Según mi experiencia", de modo que no tiene por qué ser exacto. Pero eso es lo que creo que ocurre: el personaje, que viene perfilado como un científico serio, dice esta frase que lo hace ver más como un periodista.
"Amnesia, una de las secuelas más inusuales producidas por la mente". Creo que esta frase se puede debatir. Y digo debatir porque está presentada desde una posición de saber: se entiende que el personaje tiene conocimientos acerca de ello (más adelante él mismo lo acredita). ¿La amnesia es "producida" por la mente? ¿Es en realidad una de las secuelas más inusuales? ¿Secuela en el sentido de síntoma? (Perdón que me ponga espeso). El personaje maneja estadísticas, números. Y los números son fríos, exactos. Es peligroso (me parece) jugar con estadísticas que con dificultad se puedan comprobar desde un punto de vista objetivo. También me resulta poco serio que el otro psicólogo le dé el informe por teléfono.
Me parece que ocurre algo similar en: "Abriría las puertas cerradas del intrincado laberinto en el que se hallaba su mente". Entiendo que es una metáfora, pero no creo que un neurocientífico (menos uno dedicado a la investigación de campo) utilice "intrincado laberinto" para describir la mente de una persona con esos síntomas. Esto es porque cualquier mente (hasta la cuerda) es un intrincado laberinto desde la perspectiva de las neurociencias.
Creo que a lo largo del relato se manejan algunos conceptos psicológicos un poco difusos, sólo un poco. Pero como se desarrolla en un tono de corrección científica, estos detalles a veces rechinan."La mente de Laura parecía impaciente por recibirme", es otra frase que no parece venir de una persona con las credenciales del protagonista. Es una forma muy simple de explicar lo que debería ser un proceso complejo. "Dentro de la mente de Laura no había nada" ¿Qué esperaba encontrar? Imágenes holográficas. ¿Imágenes visuales que representaran los complejos procesos inconscientes (recuerdo tres características de estos procesos: irracionales, atemporales, e incoherentes-en el sentido de que se mezclan sin respetar las categorías del pensamiento consciente)? Creo que si pudiéramos ver dentro del inconsciente de una persona enloqueceríamos. Nada más alejado de la racionalidad indispensable que implica por ejemplo una imagen. Lo que veríamos, como algunos sueños pesados, no tendría ningún sentido (o en realidad tendría tantos, entrelazados, que no resaltaría ninguno).
No me cierra mucho la comparación con el agujero negro. La "mente" de Laura está dividida. Una mitad (vacía) está en este plano con nosotros. La segunda mitad (llena) está en otro plano. ¿Es eso?
Abarcar la gama entera de dolores sufridos por un ser humano entre "el más ínfimo arañazo hasta el más terrible dolor de muelas", parece poco. Podría ser tan sólo "hasta el más terrible de los dolores". Porque de la forma en la que está expresado no abarca los "dolores" no-físicos, que muchos de ellos pueden causar mucho más "dolor" que algo que te pase en las muelas.
"Cualquiera de mis compañeros usaría Memoritsine en otro paciente poseído". ¿Al final admite que la paciente estaba poseída? Porque eso desbarata toda su educación académica (digamos que diez años de su vida). Admitir algo así debería generar un conflicto interior más evidente.
Excelente al final la frase: "Yo tengo otro diagnóstico al respecto." 
El cuento está escrito en forma impecable. Un estilo claro y conciso. Creo que tiene algunos errores pero
son apenas detalles (sobre todos los relacionados con el supuesto saber del protagonista).
En cuanto a la temática de la posesión no me queda del todo clara. Creo que el momento clave de la "explicación", con la comparación entre la mente de ella y un agujero negro, me hicieron pensar en algo más "espacial". ¿Se entiende? Me imaginaba a un montón de gremlins/criters dientudos esperando a pasar el umbral. De cualquier forma y más allá de una posible duda, Laura sí está poseída (sea la posesión de la naturaleza que sea).
Le doy 3,5 estrellas.
Saludos. Espero sirva de algo.

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salino
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Molu, gracias por comentar y tomarte tu tiempo. Guardaré tus observaciones y divagaciones por si algún compañero lo menciona de nuevo. Yo no le veo el mayor problema a las frases que indicas, pero puede ser que está equivocado. Sinceramente, muchas gracias por disfrutarlo a tu manera y dedicarle tiempo. 

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jane eyre
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Creo que hay ciertas inexactitudes en el texto que merecen mención:

"La primera vez que Laura Kilgrave visitó mi consulta" en el contexto de la frase creo que encajaría mejor un "fue llevada a" en vez de visitó, por aquello de que la palabra otorga una voluntad que ella no tiene en ningún momento.

"entrevistada por los psicólogos y forenses" queda raro que le adjudiques a los forenses la función de entrevistar, creo que recaería en policías y psicólogos.

"una de las secuelas más inusuales" ¿Inusuales? la post traumática no es nada rara. Tal vez debería especificarse que era una amnesia total, porque contado así parece que lo que haya olvidado sea solo el espacio de tiempo de los hechos y eso no es para nada inusual.

este hasta ahora "Un nuevo mecanismo que siempre ha estado allí pero del cual desconocía su funcionamiento hasta ahora." creo que debería ser "hasta entonces" porque vienes hablando en pasado.

 

El peligro de usar la primera persona en una narración es caer en el error de contar cosas que el personaje no debe saber, como en "A Laura y a mí nos llevaron una de las habitaciones vacías. Aún teníamos conectados el electrocardiograma y un suave  bep… bep  nos mecía entre sueños. Olía a jabón y a ropa limpia cuando desperté." En las dos primeras frases, el personaje está dormido, el despertar debería escribirse ante de ellas para que tuvieran sentido.

 

La repetición de las eses cuando hablan “los entes” comprendo su intencionalidad, pero creo que hasta este tipo de recursos deben ser homogéneos y no desordenados. Creo que necesita igualarse: si lo que arrastran son las eses finales que lo hagan en todas las finales y si son todas las eses que lo hagan siempre.

En cuanto a la historia en general creo que es de las que a esta lectora le parecen tramposas. Comienzas agarrando al lector con un misterio que no queda resuelto. ¿Qué fue lo que le pasó a la niña? No puedo con los cabos sueltos y este es muy gordo jajjajajaaj No sé, si la única explicación que estabas dispuesto a dar es que la habían poseído y ya, creo que no tendrías que haber hecho tanto hincapié en su historia porque creas unas expectativas que al final no se cumplen. Después de todo, una paciente amnésica de un manicomio, sin más detalles sobre su vida, te hubiera servido de la misma manera.

 

Mi puntuación: 2`5 estrellas

 

 

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Gracias por tus comentarios y tu tiempo, Jane.

Sobre si visitó o llevaron a Laura a la consulta, tienes razón. De hecho lo tenía escrito así desde un principio, pero decidí cambiarlo para desvelar poco a poco su estado mental. Me pareció más oportuno, ya que no está mal dicho que ella lo visitara. Pensaré sobre ello.

Respecto a si los forenses entrevistan a la niña, creo que es acertado, pues son los que se encargan de ver posibles violaciones, y omitiendo el tema físico dejo claro que estaba bien de salud. Es parte del protocolo, me documenté sobre ello, aunque podía enumerar todos los que la entrevistaron, creí que no debía extenderme en ese tema.

Respecto a la amnesia irreversible y progresiva (la que padece Laura), sí es inusual. No veo acertado este comentario. En un primer momento no recuerda lo ocurrido en ese lapsus, pero como se ve más adelante la cosa se agrava hasta dejarla vacía por completo de recuerdos. Gracias por anotar esta inquietud.

“Un nuevo mecanismo que siempre ha estado allí pero del cual desconocía su funcionamiento hasta entonces” lo veo más apropiado, lo corrijo en el acto.

Referente a lo de narrar en primera persona, como indicas, doy por bueno comentar lo que luego sabe, pues es una historia ocurrida en el pasado y él protagonista sabe dónde se encontraba cuando cuenta la historia, a pesar de estar dormido en el momento narrado. No veo acertado el comentario. Gracias por anotar cualquier duda.

Lo del tema de las “S” ya me lo comentaron y repito que es cuestión de sonoridad y no quería caer en la redundancia de repetir mucho ese truco, solo una o dos veces por párrafo. Debido a que es la segunda vez que lo mencionáis los lectores, ganáis por mayoría. Las edito y solucionado. Gracias por los detalles.

Respecto a hacer trampas, creo que sí sería hacer trampas desvelar lo que le ocurrió a Laura de pequeña, pues solo ella lo sabe y perdió la memoria. Si resolviera este misterio ocurrirían dos cosas:

Primero rompería el misterio del personaje. El cual sostiene su pérdida de memoria y no interfiere a la trama; todo lo contrario, aporta el resultado de una vida sin pasado, un reflejo de lo que le ocurrirá al protagonista (justo lo que quiero mostrar) debido a esos seres que habitan el otro lado de la mente. Pero eso ya lo sabes.

Segundo, sería hacer trampas, pues si se llegara a descubrir después de 20 años y por teléfono (o en una biblioteca) el misterio sería bastante inverosímil. Tal vez deberías tenerlo en cuenta.

El protagonista (y la historia) necesita a un personaje (“misterioso”) sin memoria y Laura tiene esos ingredientes. Un simple demente sin misterio me viene liviano para arrastrar la intriga. Me permito divagar en el asunto, pues mi opinión es que el relato breve no debe ahondar en todas sus vertientes, hay que quitar la paja y centrarse en el objetivo, y sobre todo ser realistas con la historia.

 La historia se centra en un misterio: la causa de la amnesia desde el punto de vista psicológico y el desenlace es usar la nueva droga para resolverlo. El resultado está ahí, es de vertiente sobrenatural y ajeno a lo físico. Creo que queda resuelto, lamento que tus expectativas fueran más allá, pero el narrador deja claro que las suyas son encontrar a un paciente apto para el uso del Memoritsine y probar sus resultados. Soy consciente de que el suceso pica la curiosidad, pero las subtramas deben evitarse si no ayudan al objetivo de la historia, o esa es mi opinión.  

Estoy convencido de que acusar de trampa, aunque sea desde el punto de vista de lector, es un disparo fácil pero errado si el cabo suelto que señala es ajeno a la línea de la trama. Si la misión de mi personaje, la línea de la trama, fuera (guiño, guiño con una sonrisa) encontrar al demoniaco Asmodeo y al final del relato no lo encuentra, eso sí sería un cabo suelto pero no es hacer trampas.

Muchas gracias por señalar tus opiniones y dedicarle tiempo al trabajo. Un saludo.

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jane eyre
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salino dijo:

Respecto a hacer trampas, creo que sí sería hacer trampas desvelar lo que le ocurrió a Laura de pequeña, pues solo ella lo sabe y perdió la memoria. Si resolviera este misterio ocurrirían dos cosas:

Primero rompería el misterio del personaje. El cual sostiene su pérdida de memoria y no interfiere a la trama; todo lo contrario, aporta el resultado de una vida sin pasado, un reflejo de lo que le ocurrirá al protagonista (justo lo que quiero mostrar) debido a esos seres que habitan el otro lado de la mente. Pero eso ya lo sabes.

Segundo, sería hacer trampas, pues si se llegara a descubrir después de 20 años y por teléfono (o en una biblioteca) el misterio sería bastante inverosímil. Tal vez deberías tenerlo en cuenta.

Lo he tenido en cuenta, de hecho en mi comentario digo que te serviría igual una paciente sin tanto dato añadido. No lo dije pensando en que me gustaría que lo hubieras desvelado, sino más bien, en que el misterio no estuviese tan expuesto.

salino dijo:

 Me permito divagar en el asunto, pues mi opinión es que el relato breve no debe ahondar en todas sus vertientes, hay que quitar la paja y centrarse en el objetivo, y sobre todo ser realistas con la historia.

 [...]

Soy consciente de que el suceso pica la curiosidad, pero las subtramas deben evitarse si no ayudan al objetivo de la historia, o esa es mi opinión.  

Ese es el problema y tú lo has explicado mejor que yo: para mí esos datos que no usas son paja, una subtrama que abres pero no cierras

salino dijo:

Estoy convencido de que acusar de trampa, aunque sea desde el punto de vista de lector, es un disparo fácil pero errado si el cabo suelto que señala es ajeno a la línea de la trama. 

Un cabo suelto es como una acción sin finalizar, da igual en qué parte del texto se incluya, será algo incompleto aunque no esté en el hilo principal. Está y es lo que cuenta.

Pero tranquilo, las trampas literarias no son delito, así que acusar de ellas tampoco. Estamos los dos a salvo jjajjajajaja

De todas formas, no es la trampa que peor llevo jajajjaja la palma se la llevan esas historias de misterio en las que te tienen todo el tiempo juntando pistas y al final el asesino resulta que no había aparecido en todo el libro XDD Habrá más palabras para definir la sensación que no sea trampa, pero la otra que se me ocurre en esos casos o en los que se tira de un Deux machina (o como se diga) es: amosnomejodas 

 

 

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salino
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Bueno, en mi opinión toda la información del caso de Laura da pie al misterio y da profundidad al pasado de Laura. O sea, credibilidad. Datos que construyen un personaje. Yo los veo importantes. Es cuestión de cada uno y comprendo que te pueda parecer inconcluso, esa era la intención.

Que quede claro que no acuso a nadie de trampos@, me parece muy feo hacer trampas. Usé tu relato para reflejar la cuestión que planteas, con todo el respeto. Me puede gustar o no, pero no diría que es un artificio para engañar al lector.

La falta de pistas en una novela negra o el deux ex machina en una obra de género se usan y se seguirán usando porque son herramientas literarias. Lo malo es que un relato solo sea eso. Sería como un huevo kínder sin regalo.

Un abrazo.

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jane eyre
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Respecto a las alusiones de mi relato no he dicho ni una palabra, considero que el sitio para hablar de él es en tus valoraciones, no en las mias blush

 

 

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Sanbes
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Puntos: 1273

Excelente relato, muy bien escrito y trabajado.
De todos los leídos, este es el único que ha conseguido que maldiga haberlo leído de noche. Me parece una historia de terror de las que contar junto a la chimenea o una fogata.

Como única pega, quizá el principio se me ha hecho algo pesado con tanto detalle. Aunque no lo considero malo en absoluto, solo que me preguntaba por qué no se empezaba la historia hablando de Laura como si ya fuera una paciente más, y no contándonos cómo llega hastá allí, inclusibe un poco de su pasado.
Supongo que es para meternos en materia y hacernos partícipes del mundo científico del protagonista. Quizá si no se diera tanto detalle no llegaríamos a creernos lo que sucede.
El resto lo he disfrutado muchísimo, digno del mejor Lovecraft o Poe.
Me encanta que los demonios le pidan que abra la puerta, pues deja claro que hay puertas, como ciertos experimentos, que es mejor no abrir jamàs.

5 estrellas.

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salino
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Puntos: 347

Sanbes dijo:
Quizá si no se diera tanto detalle no llegaríamos a creernos lo que sucede.

En primer lugar, muchas gracias por leer y comentar, Sanbes.

Es una alegría recibir esa puntuación de ti y haber logrado asustarte con mis letras.

Respecto a lo que comentas, sobre la extensa puesta en escena, supongo que es cuestión de mi gusto por la trama de investigación. Creo que en esos detalles está el secreto de hacer creíble un texto. No digo que yo lo logre, pero esa fue mi intención primera.

Extendiéndome un poco te comparto mi inquietud sobre el tema. Todo depende de muchas cosas, en general depende mucho de la extensión del relato. En este caso medi la cantidad de palabras que podría soportar yo como lector, y es una vara de medir que solo asegura mi visión; no sé si funciona o no para el resto.

Si hubiera optado por entrar de lleno en el nudo de la historia perdería el trasfondo de los personajes principales, el toque noir de los relatos lovecraftianos que tanto me gusta. Sé que no a todo el mundo puede agradar y que a otros le parecerá relleno, pero a mí me encanta ese comienzo ajeno al meollo y que de alguna manera ayuda a construir el imaginario de la historia. Resumiendo, es intencionado. Ojalá hubiera contado con un límite más extenso, aunque de ser así aún estaría puliendo mi relato.

Sé que puede mejorarse mucho. Y ahora, cono los comentarios recibidos, lo veo aún más claro.

Gracias por tu observación y por los halagos. Me has alegrado el día y la noche. Un abrazo.

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Bestia insana
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Puntos: 1928

Me parece un trabajo compacto, hecho con esmero y buena escritura e imágenes destacables (la nebulosa abierta en carne viva, el tiovivo alimentado por el rayo). La trama y la parte científica son sólidas, al menos para mí que de ciencia no tengo idea.

Decir que yo también encontré contradictorio leer que Laura visitó la consulta, me chocaron las bruscas interpelaciones al lector y casi me impacientaron los cortes de ritmo en el tramo final, con frases como:

El laboratorio, ahora desordenado por mi ira, olía a los diferentes productos desparramados por el suelo del almacén: líquidos y compuestos químicos. Olía a éter, a alcohol, a soluciones vaporosas desparramadas por el suelo como el perfume de una gasolinera.

Comprendo que la información es necesaria pero igual se podría haber dado antes o mezclada con la acción. Añadir que lo que es a mí siempre me desalientan frases del estilo de:

Como podéis suponer, la mente humana no puede ser descrita con palabras.

Aun con todo esto, un relato notable

**** estrellas

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salino
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Poblador desde: 22/05/2012
Puntos: 347

Muchas gracias, Bestia. Pensaré en tus comentarios. Me parece interesante lo que comentas de ese cambio de ritmo en la acción y sobre la frase "peliculera". Me alegro que disfrutaras de su lectura.

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Este relato, desde el punto de vista de la lengua, está eficientemente compuesto, salvo minucias leves que ni siquiera llegan a afearlo un poco. El  hilo narrativo es bueno y va ganando ritmo hacia el final. Desde el punto de vista del argumento, de la trama y de su resolución, es este un nuevo relato  que resulta deudor de los ambientes de cierta Sci-Fi de primeras épocas, aunque, esta vez, con bastantes tintes cthulhunianos. Quizá sea eso lo que, para mi gusto personal, no compagina tanto. No termina de convencerme ese acechante que es capaz de autodenominarse a sí mismo como "Lo que...", pero que parece ser un proceso cerebral parasitario y no tener corporeidad, y que, sin embargo, devora sabrosos humanos, que siguen viviendo disociados. Y ya sé que es una convención del género, pero siempre me provocan un poco de estupor estos seres  superiores que, sin embargo, se empeñan en autoexplicarse a sus víctimas. Tampoco estoy muy seguro de la resolución. Es lo esperable y muy bien conducida, pero no me queda claro si el protagonista está afectado o no. Desde luego, tan catatónico como Laura, no; es más, resulta muy capaz de contarnos ordenandamente lo sucedido, por lo que tampoco entiendo el diagnóstico de amnesia disociativa... 
No obstante lo dicho, lo cierto es que la atmósfera, dentro de las referencias elegidas por el autor, está muy bien desarrollada y posesión hay sin duda, la tiene Laura, seguro, y, si quiera sea "in pectore",  todos los demás tras el umbral.

Reviso lo escrito y parece como si no me hubiera gustado. Pues no, precismanente por que me ha gustado, me he entretenido más en los reparos que mis propias elucubraciones me han provocado. Y todo eso sin mencionar lo de la extraña formación de los agujeros negros... :)

En fín, que, por mi parte, tiene, por el conjunto y el resultado final, tres estrellas y tres cuartos de otra.

.     

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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salino
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Puntos: 347

Gracias por tus reflexiones. Menudo lote de lecturas que llevas... Un saludo

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Unos treinta y cinco han caído ya, pero comentar cuesta un poco más...  Saludos, salino. :)

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Relato correcto, cuando se desvela el origen de la amnesia y se encuentra con Ellos, me hizo gracia ese giro hacia lo lovecraftiano. Tres estrellas:

***

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Lis
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Poblador desde: 07/12/2015
Puntos: 209

Si tuviera que elegir trece relatos entre los presentados al certamen para publicar una antología sobre posesiones, éste entraría en mi lista de quince preseleccionados tras la lectura de todos ellos.

Encaja en el tema de la convocatoria, ofrece un argumento conocido en su generalidad pero que rueda bien en lo particular, está escrito de forma competente aunque necesite corregir algunos detalles y tiene valor comercial, especialmente por lo bien que maneja detalles topográficos de varios géneros y que sirven para que el lector cree puentes con el relato fácilmente.

★★★☆☆

Sin embargo competiría con otros catorce relatos por conseguir una de las cinco plazas vacantes en la antología, porque desde mi punto de vista hay ocho fijos entre los presentados al certamen. Me sentaría con el editor para analizar si este relato funciona mejor que otros en la selección final, buscando evitar en lo posible la repetición de temáticas, puntos de vista, esquemas, estilos o ideas en el conjunto de la antología.

¿En qué puedo ayudarte?

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Easton
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Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

Debo reconocer que este relato me hace pensar si hay posesión o no. La verdad es que la posesión es de una parte que ya habita en las personas (¡y qué parte!), por lo que no sería algo externo que posee a alguien. Pero igualmente, aunque sea una parte del todo, esa parte toma un control que no tenía así que, después de este trabalenguas, lo compro y acepto esta posesión.

El relato me ha parecido bastante bueno, esa parte de entrar en la mente de otro me ha recordado un poco a "La celda" (creo que este era el título de la película), pero el uso de la droga y la forma en que sucede son distintos y me resultan atractivos. Es un relato con buena carga de terror. Quizás alguna cosa sin explicar (¿por qué ambos deben tomar la droga? ¿por qué si ambos hacen lo mismo con la droga, uno es quién entra en la mente del otro y no al revés?), pero queda un conjunto bastante bueno.
3,5 estrellas

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Patapalo
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Puntos: 208859

Una aproximación francamente original y poco evidente que me ha traído gratos ecos del caso del doctor Valdemar. El hocus pocus científico me ha convencido lo suficiente gracias a las frases de apoyo. A destacar la metáfora del agujero negro (impresionante) y las frases al cierre del relato. Muy conseguido el equilibrio entre investigación, acción y suspense, aunque quizás la segunda no requiriese tanta extensión. El único momento que me ha chirriado ha sido cuando el jefe de proyecto lo interroga en plena crisis de nervios, pero hay que reconocer que hay gente así no

Lo he disfrutado mucho: buen trabajo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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salino
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Puntos: 347

Ligeia dijo:

Relato correcto, cuando se desvela el origen de la amnesia y se encuentra con Ellos, me hizo gracia ese giro hacia lo lovecraftiano. Tres estrellas:

***

Bueno, la intención no era producir gracia ninguna... (jejeje), pero al lector que le guste Lovecraft puede que se le dibujara una sonrisa al llegar a ese punto. Gracias por leerme y por comentar, aunque sea con brevedad, lo que te sugirió. Un abrazo.

Lis dijo:

Si tuviera que elegir trece relatos entre los presentados al certamen para publicar una antología sobre posesiones, éste entraría en mi lista de quince preseleccionados tras la lectura de todos ellos.

Encaja en el tema de la convocatoria, ofrece un argumento conocido en su generalidad pero que rueda bien en lo particular, está escrito de forma competente aunque necesite corregir algunos detalles y tiene valor comercial, especialmente por lo bien que maneja detalles topográficos de varios géneros y que sirven para que el lector cree puentes con el relato fácilmente.

★★★☆☆

Sin embargo competiría con otros catorce relatos por conseguir una de las cinco plazas vacantes en la antología, porque desde mi punto de vista hay ocho fijos entre los presentados al certamen. Me sentaría con el editor para analizar si este relato funciona mejor que otros en la selección final, buscando evitar en lo posible la repetición de temáticas, puntos de vista, esquemas, estilos o ideas en el conjunto de la antología.

Gracias, Lis. Me gustó tu comentario, pero me di cuenta de que es un copia pega de otros comentarios excepto por algunas líneas y me ha desilusionado un poco por lo impersonal que hace esto entre compañeros de letras. Gracias por dedicar tu tiempo y por esas anotaciones ajenas al molde. Un abrazo.

Easton dijo:

Debo reconocer que este relato me hace pensar si hay posesión o no. La verdad es que la posesión es de una parte que ya habita en las personas (¡y qué parte!), por lo que no sería algo externo que posee a alguien. Pero igualmente, aunque sea una parte del todo, esa parte toma un control que no tenía así que, después de este trabalenguas, lo compro y acepto esta posesión.

El relato me ha parecido bastante bueno, esa parte de entrar en la mente de otro me ha recordado un poco a "La celda" (creo que este era el título de la película), pero el uso de la droga y la forma en que sucede son distintos y me resultan atractivos. Es un relato con buena carga de terror. Quizás alguna cosa sin explicar (¿por qué ambos deben tomar la droga? ¿por qué si ambos hacen lo mismo con la droga, uno es quién entra en la mente del otro y no al revés?), pero queda un conjunto bastante bueno.
3,5 estrellas

Gracias, Easton. Me alegra mucho que mi relato te haya hecho pensar. Tu comentario también me hace pensar a mí. Si has llegado a darte cuenta de que tanto uno como otro es capaz de saltar de mente en mente es fácil dar con los objetivos que tienen estos seres que habitan un plano solo accesible por el subconsciente. Tal vez, si lo hubiera desarrollado mejor, ganaría en su conjunto mejores sensaciones. Un placer haber leído tus comentarios y gracias por dedicarle tiempo a mi trabajo. Un abrazo

Patapalo dijo:

Una aproximación francamente original y poco evidente que me ha traído gratos ecos del caso del doctor Valdemar. El hocus pocus científico me ha convencido lo suficiente gracias a las frases de apoyo. A destacar la metáfora del agujero negro (impresionante) y las frases al cierre del relato. Muy conseguido el equilibrio entre investigación, acción y suspense, aunque quizás la segunda no requiriese tanta extensión. El único momento que me ha chirriado ha sido cuando el jefe de proyecto lo interroga en plena crisis de nervios, pero hay que reconocer que hay gente así no

Lo he disfrutado mucho: buen trabajo.

Gracias, Patapalo. Me agrada saber que has disfrutado del relato y que no le encuentras muchos desaires. Yo sería más crítico. Respecto a lo que comentas, ese chirriar, yo lo tuve al escribirlo y lo maquillé bastante; incluso mi instinto me dijo que era un calzador algo forzado. Tome la decisión y saltó la costura. Eso pasa al moverse con un corsé tan ajustado.

En serio, tus palabras aportan mucho a este autor y al certamen. Un abrazo.

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Hedrigall
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Un relato que usa bien el concepto de horror cósmico a través de las vivencias en primera persona de la víctima, cuyo destino es inevitablemente trágico. Muy bien escrito en ese estilo en general, en especial en los aspectos de descripción, profundización y acción narrada. Los diálogos, por otro lado, me han sugerido otro estilo más “pulp”, desde las interjecciones que redundan en sentimientos ya expresados o sugeridos (“-No, no…Esto no es real”) hasta la marca o coletilla atribuida a esas voces (el omnipresente “Abre/Traspasa la puerta” y, en especial, el acento sibilante). Para mí, y es una opinión muy personal, es chocante pasar de una narración tan pulcra, incluso elegante, a estos diálogos más “pulp”, más directos, y volver de nuevo a lo primero. 

También tengo la sensación de una introducción un pelín demasiado alargada, que si bien cumple con creces su papel, creo que peca de falta de tensión debido a su carácter de resumen/descripción, con poca acción narrada. Creo que la premonición descrita justo en su final (“Sin embargo, una extraña sensación se apoderó de mí la noche antes del ensayo final…”) es un intento de otorgar esa tensión faltante a ese puesta al día de antecendentes que, si bien necesaria, se alarga un poco, en mi opinión.

El cierre está bien ejecutado en esa línea “lovecraftiana”, de caída inevitable en la locura o desespero de quién ha avistado los horrores de otro mundo. Pero me resulta incómodo, no sé como expresarlo, que el narrador y protagonista conserve la memoria de los acontecimientos y una forma tan pulcra de expresarlos, y a la vez sufra de “amnesia disociativa”, que es el final adecuado tal y como se ha narrado el caso de la Srta. Kilgrave. Hay que asumir que los Otros están masticando y sorbiendo el tuétano de la memoria (genial metáfora), pero que todavía recuerda todo lo que nos acaba de contar. Quizá, al narrar en primera persona y dirigirse al lector en más de una ocasión, habría que hacer una concesión en la escritura a ese efecto de pérdida de memoria. Quizá no sea comparable (lo más seguro que no lo sea), pero me viene a la cabeza “Flores para Algernon” en ese aspecto.

 

3 estrellas

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L. G. Morgan
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Relato muy ameno que parte de premisas muy interesantes (el medicamento, estudio experimental, mapa de recuerdos como los anillos de un árbol, la posesión tan original de ese algo que nos acecha a todos…). Peeerooo… Parece necesitar un reposo para ajustarle todas las partes y encajar cada cosa en su lugar, dándole el peso que requiere. Así, tal como está, presenta un montón de agujeros que anulan su potencial.

Nos está hablando de la investigación y de pronto dice: no tengo tiempo para explicarme. Y suena a excusa escritoril para no desarrollar el tema, cuando la esencia de esa investigación va a ser el motor de todo el relato. ¿Por qué ningún paciente cumplía requisitos como sujeto experimental? No se nos dice. ¿Por qué el hecho de que Laura no tuviera historial la invalidaba? Tampoco. Supongo que no tener historial impediría contrastar los posibles efectos del medicamento. Pero no se nos dice. La investigación queda así sin entidad real, pierde significado y definición, siendo como he dicho el motor del relato. Luego vemos que Laura tiene amnesia (por cierto, no me convence el término secuela de la mente aplicado a la amnesia, la secuela es un efecto secundario de algo. En este caso sería un trastorno de la mente, un problema, una patología…) pero, tras la investigación en prensa y mediante interrogatorios queda algo fundamental sin saberse: ¿y los familiares de la chica? Un incendio destruye su historial pero, ¿y su familia y gente que la conociera? Habría que buscar una explicación para el hecho de que no haya nadie capaz de reconstruir su infancia entera. Y la digresión de la astronomía sobra porque distrae. La imagen del cosmos y los agujeros negros es muy potente, no necesita más datos.

A partir de aquí el relato adquiere un ritmo creciente y se convierte en una historia de verdadero terror. Muy bien llevado el proceso y las explicaciones. Pero de nuevo falta algo de definición sobre la explicación última. ¿El Memoritsine ha abierto ya la puerta por la que penetran las entidades que están «al otro lado»? ¿Cómo? ¿Por qué precisamente la memoria es el conducto para que entren? ¿De qué se nutren, de recuerdos? ¿No son necesarias más dosis? ¿Cómo penetraron en Laura, ya que no había medicamento? ¿Se han quedado encapsuladas dentro del prota? Si el relato no contesta estas cuestiones se queda en una mera excusa para las escenas de terror, cuando yo creo que lo especial del relato es el fondo de esas teorías tan interesantes y valientes que apunta.

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Dr. Ziyo
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Lo primero de todo, y es algo que no suelo hacer porque no le doy demasiada importancia, es señalar esa palabra casi al principio del relato: “Bostón”, con tilde en la segunda o. Casi me ha dado por pensar que te estabas acordando de Bilbo Bolsón cuando lo has escrito. no

A mí me ha gustado mucho esta historia, una historia de terror que va creciendo en intensidad conforme va llegando a su final. También me ha gustado ese terror lovecraftiano que has empleado y toda esa parafernalia científica utilizada, que tiene mucho mérito en mi opinión.

Le doy al relato cuatro estrellas y cuarto.

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