La hora de la merienda
Tengo hambre. Mamá tarda en despertarse. Lleva dormida en la bañera mucho rato y el agua ya está fría. Los Lacasitos del bote que se le ha caído al suelo no saben a chocolate. Ahora me duele más el estómago. También me ha entrado sueño.
SELENE Y ENDIMIÓN
—Es Endimión —dije con voz suplicante — y duerme su sueño eterno por amor.
—Pues me da igual quien sea, Aldrin —dijo Neal ante el sarcófago de cristal— tenemos órdenes.
Salimos brincando de las antiquísimas ruinas y detonamos los explosivos desde el módulo.
Houston satisfecho nos dejó descansar.
Allá voy. ¡Qué responsabilidad!
Prometo ser injusta, pero lo menos posible.
Escribiré poco para equivocarme menos.
La hora de la merienda
SÍES
-El título del relato es acertado.
-Lenguaje sencillo, pero apropiado a la edad del personaje.
-Clara concordancia entre el título del libro elegido y el tema del relato.
NOES
-Final demasiado previsible.
Selene y Endimión
SÍES
-Curiosa idea la de combinar la mitología griega con las expediciones a la Luna.
- Correcta redacción, dando las pistas suficientes para llegar a entenderlo.
-El tema elegido perfectamente encajado en el texto.
NOES
-Tan buen relato merecía mejor título.
-No es acto para todos los públicos: yo tuve que recurrir a la Wikipedia. (Ese Neal en vez de Neil me hizo sufrir).
Mi voto va para Selene y Endimión, con muchas dudas. Al final me he decidido por este porque me parece de más difícil ejecución; el otro lo podría haber escrito yo.
La hora de la merienda me parece un micro clásico y bien ejecutado. Me gustan las frases cortas y rápidas y el punto de vista infantil de algo que el narrador no comprende. No sorprende, pero atrae.
De Selene y Endimión lo que más me gusta es el planteamiento y su originalidad, la técnica y la mitología dándose la mano. Pero le encuentro varias pegas. La primera es temática: No acabo de ver los posibles motivos de la NASA para acabar con ese trascendente descubrimiento en vez de cubrirse de gloria con el resultado del viaje espacial. Quizás me he perdido alguna pista. Las otras son formales. Neal por Neil (¿errata de tecleo? no parece). La última frase, para mí pide a gritos que "satisfecho" vaya entre comas. Asimismo, creo que la acotación de Armstrong necesitaría un punto antes de seguir con "Tenemos órdenes."
Mi voto va para La hora de la merienda.
Este clásico de Raymond Chandler ha llevado a los autores por caminos muy diferentes.
Allein nos presenta una narración in media res. Algo ha sucedido antes que desconocemos y que, en este caso, nunca llegaremos a saber, pero que ha servido como detonante de la historia que se nos muestra. Seis frases directas que nos sirven de nudo y desenlace. Desde el punto de vista de la ejecución me parece impecable. Después podemos considerar lo manido del tema, lo previsible de su final o lo plano que puede resultar el título. Llama la atención, que este narrado en primera persona por un niño que en principio puede parecer bastante pequeño. Creo que “Lacasitos” puede afear en cierto modo el conjunto, aunque reconozco que es eficaz para presentar el símil con las pastillas y entender que al niño le puedan resultar apetecibles. El relato se ajusta al tema igual que un guante.
Para valorar Selene y Endimión he tenido, reconozco mi ignorancia, echar mano de la Wikipedia. En este micro se mezcla la mitología con la tecnología, algo bastante recurrente. Atreverse con la dificultad que entrañan los diálogos siempre es un plus. A mí me gusta, nos presenta a dos personajes antagonistas representados en los propios astronautas, el romántico, siempre en la luna, y el realista, con los pies en el suelo. Choca un poco que en un cuento que parece bastante cuidado, se haya cometido el error en el nombre de Neil Armstrong. También el salir brincando, aunque a lo mejor es la manera correcta de moverse en la luna. Y la falta de móvil para destruir tan bella historia de amor, pero cuándo han necesitado de eso los EEUU para salirse con la suya.
Es un duelo difícil de decidir, ambos relatos están escritos con oficio, pero me voy a quedar con la apuesta algo más valiente de Jean y Selene y Endimión.
La hora de la merienda me ha gustado mucho en su sencillez. Relato sencillo para una mente sencilla como la mía. Es clásico y entra bien. En Selene y Endimión me faltan referencias por todas partes 
Agradezco los comentarios y valoraciones.
Lo de Neal - Neil fue un error mío.
Me gusta que hayan consultado internet para aclarar, la idea es que haga pensar y cuando menos investigar lo aparecido en el relato.
Tome varias ideas para el texto:
La leyenda de Selene y Endimión (quien sin envejecer duerme para soñar con su amada Luna-Selene mientras la misma diosa cuida para que nada ocurra).
Los viajes a la luna de parte de USA.
Los rumores de antiquísimas ruinas lunares encontradas por los astronautas.
Las explosiones llevadas a cabo por la NASA en la luna el 2009 con la excusa de buscar agua.
Aldrin, el astronauta más polémico por sus dichos sobre vida extraterrestres quien en el relato es el poeta.
Y Armstrong quien se encarga de cumplir las órdenes de Houston que representa a los Estados Unidos como opresor-villano y enemigo de la verdad (y de que esta no salga la luz).
En fin, quizás suene a muchas cosas para meter en menos de cincuenta palabras, y me gustaría próximamente ampliarla en un relato más largo.
Saludos.
¡Enhorabuena, Jean!
Allein: gracias a tu micro (que me ha gustado mucho) y a los comentarios, hoy he aprendido que se trata de un clásico. ¡No lo sabía! 
No sabría por qué micro decidirme. Selene y Endimión tiene más peso que La hora de la merienda. Sin embargo, tiene un defecto en el que he incurrido yo un montón de veces: presupone unos conocimientos en el lector que no tiene por qué tener y sin los cuales no se puede disfrutar del micro.
Quizá me hubiera quedado con la hora de la merienda, que entra más fluido, pero sin desmerecer el enfoque original de Jean. Enhorabuena a ambos.
Pues con estos dos micros tan diferentes no sabría por dónde de tirar a la hora de escoger uno. Hora de la merienda está bien contado, aunque es muy predecible; y Selene y Endimión, aunque está más trabajado, tiene demasiadas referencias que requiere de ayuda externa para su comprensión. En una ronda sin premisas esto siempre es arriesgado.
Muy buenos relatos los dos. Difícil decisión la de los jueces que se refleja en la paridad hasta el final.
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