¿Cuánta química existe entre vosotros?
En esta primera ronda eliminatoria, ponemos a vuestra disposición ocho elementos químicos. De momento, vuestra única misión es seleccionar el que os guste más. Cuando dos justeros se hayan posicionado en un elemento, el duelo quedará cerrado, y no se admitirán más guerreros.
Tenéis hasta el día 04/10 a las 19:00h para seleccionar el FLÚOR como elemento.
Uff… la que hemos montado aquí…
Nos hemos metido en el laboratorio los tres jueces a trastear con vuestro elemento químico, y la hemos liado. Letripedia decía que no lo mezcláramos con sulfato de sodio; Mediterráneo, que le faltaba un poco de sal; y yo, que la piña en las pizzas solo les gusta a los que están mal de la cabeza. Total, que nos hemos despistado, y lo hemos desintegrado. De él han salido 2 elementos nuevos. Y es que no estamos hechos para la ciencia. Suerte que vosotros sí… ¿no?
Normas de la Ronda:
- Un micro de 50 palabras, título incluido.
- En vuestros relatos deben aparecer las palabras: ratón y muela. (o sus variantes de género y número). ¡Ojo! Deben aparecer ambas palabras, que, además, deben tener un peso significativo en la trama.
- Vuestros relatos, además, deben tener un tema científico de fondo que debe servir de base, de ambientación, de inspiración. En vuestro duelo, este tema es ALQUIMIA
Tenéis tiempo para colgar vuestros relatos hasta el lunes 10/10 a las 23:59
¡Suerte!
La pedrada filosofal
—¡Frascuelo, hazme una pedrá!
El tugurio atenebrado, el harapo académico y el ingenio de ratón colorado. Empastaba potingues en su almirez y taponaba muelas podridas. Cobraba tres pesetas. Cuatro si mediaba chirigota.
—Frascuelo, ¿habrá Dios?
—¿Dios? ¡Milagros más recios obra la ciencia! ¡Abre la boca!
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Genial apuesta suizo, voy a ver si mi perro me cuenta algo original, porque de mi mujer espero lo mismo de siempre.
Viejas rencillas
Con la última gota de oro que escupió la retorta, tuvo para tapizar la última muela de su dentadura. Complacido, pero con el morro arrugado como una pasa, escondió la dorada prótesis bajo la almohada, convencido de que hoy sí, aparecería el avariento ratón.
La pedrada filosofal es un relato escrito con una destreza exquisita. El vocabulario usado, la maestría con la que se dibuja la escena, la transmisión de sensaciones… todo el micro en sí es una demostración de habilidad. Me gusta mucho cómo se enlaza la alquimia con la piedra filosofal y la “filosofía” de este peculiar dentista. El autor muestra un estilo que da envidia. Como pega, importante a mi entender, el relato se queda en esa escena tan bien creada, no hay una historia visible, un desarrollo-nudo-desenlace. En cuanto a las premisas, importancia clave de la muela, no así del ratón, más anecdótico.
Viejas rencillas es una gran réplica. El alquimista fabrica una dentadura en oro, y, con un goteo de pistas (el morro arrugado, el ratón, el excelente título que cierra el círculo…) se nos explica el motivo. Una historia bien desarrollada, con algunos detalles formales que no me convencen: la repetición de “última”, la cacofonía en “…retorta, tuvo para tapizar…” (tres tristes tigres…), o la coma que echo en falta tras “que” en “convencido de que hoy sí”. En cuanto a las palabras, difícilmente se me ocurre cómo encajar mejor la muela, el ratón y la alquimia.
Es una decisión difícil. Ante el excelente traje de La pedrada… se presenta un micro algo más descuidado en la ejecución, pero con un desarrollo que me convence más. Diría que con pros y contras, tendríamos un empate, así que utilizaré el uso de las palabras como desempate, y en ese aspecto, destaca Viejas rencillas.
La pedrada filosofal nos presenta una escena muy bien pintada. Vemos, escuchamos, y hasta podemos oler el tugurio en que este particular dentista atiende a sus pacientes. Un personaje bien plasmado, y un lenguaje exquisitamente escogido. Sin embargo no vamos más allá de tener una escena.
Viejas rencillas nos presenta una historia de largo aliento en que el protagonista intenta ya, con sus últimos recursos, atraer a Pérez. El título nos sugiere que tiene sus motivos más que valederos como para hacerlo comparecer. No me gusta la repetición de “última”. En un micro tan corto hace daño.
La historia de Viejas rencillas me parece más completa, por eso va mi voto para él.
Debo reconocer que envidio el dominio del lenguaje que se despliega ante el lector de La pedrada filosofal. El riesgo es que obliga a releerlo para asegurarse de que uno lo ha entendido todo y eso siempre va en detrimento del micro. Cuantas menos lecturas, mejor. Eso sí, veo completamente justificado el uso de tan florido vocabulario, y aunque al final se me quede un poco corto de contenido, lo he disfrutado un montón.
Creo que me falta una pieza por encajar en Viejas rencillas. No cuadro quién es el prota y por qué ese odio a Pérez. Con eso, se ma va un tercio del micro. Otro tercio se me va en la ejecución; un poco descuidada. La primera coma está en un lugar del todo inapropiado, ya no solo por incorrecto, sino porque mata por completo el ritmo del micro.También podrían haberse pulido algunas rimas que afean un poco la lectura. La historia me gusta, que conste, pero no me emociona lo suficiente como para hacerme olvidar la ejecución.
Mi voto es para La pedrada filosofal.
Gracias a los jueces por sus valoraciones.
Y mis felicitaciones a teniente Colombo, justo vencedor, ha escrito un micro brillante y redondo. Suerte en las siguientes rondas.
Muchas gracias Suizo. Tu micro, desde el principio me pareció una piedra insalvable. Disfruté tanto al leerlo que se me quedó corto. Me encantó este sacamuelas, castizo y nigromante que merece otros lances en un relato quizá de mayor recorrido, para que podamos disfrutarlo de pleno.
Muchas gracias a los jueces por sus acertadas recomendaciones, también yo las sopesé a la hora de escribir el micro, y a fe que siempre elegí mal. Tomo nota para, en lo posible, seguir aprendiendo.
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El azufre huele tan bien, pero he llegado tarde, así que me quedo aquí, que dice mi mujer que el flúor es lo mejor para los dientes y tengo una muela, miré, miré, que se me está empezando a picar...
Solo una cosa más...